Por Jorge D. Boimvaser.-

En la primavera del 2014, Damián Stefanini tenía una suma de entre 5 y 7 millones de dólares de personas que habían confiado en él para blanquerarlo. Sumas de diverso origen, nunca se les pregunta de dónde vienen esos fondos.

¿Por qué confiaban en él para entregarle semejante suma de dinero… entre particulares y sociedades comerciales?

Stefanini mostraba un salvoconducto de supuesta garantía. Una selfie con el fiscal federal Alberto Nisman sacada en la mesa de algún restó de first class lo presentaba como la cabeza de la organización que hacía esos enjuagues. Nisman era la garantía de que Stefanini no era un Leo Fariña o Juan Suris. El rostro de Nisman no era tan popular como lo fue después de muerto, pero con sólo googlearlo ahí aparecía la imagen del supuesto Fiscal impoluto.

Había un tercer personaje que intermediaba en estas operaciones: el abogado y testaferro del Fiscal, Carlos Miodowink (el Estado debería -ahora que se conoce su nombre- ponerle protección para que no pase situaciones de riesgo).

Pero Stefanini se engolosinó con tanto dinero junto y decidió no entregárselo a sus jefes y, en cambio, lo giró al Industrial and Comercial Bank de Estados Unidos, cuenta número 121439.

El abogado Miodowink se enteró de la maniobra y le advirtió que Nisman operaba con el agente de la SIDE más emblemático en la historia del espionaje de la Argentina, Antonio “Jaime” Stiusso. Le debe haber advertido que si Stiusso recibía la orden de encontrarlo, Stefanini la iba a pasar mal.

Ahí fue cuando el financista decidió su plan de fuga: que su familia denunciara una supuesta desaparición que no fue tal.

Con el Mini Cooper que se halló hace semanas (te habíamos dicho desde esta columna que Damián dejó un auto antes de desaparecer en Resistencia… El tiempo otra vez nos dio la razón), Stefanini viajó hasta la zona de Yacyretá, donde hay pasos fronterizos al Paraguay que son incontrolados.

En el vecino país compró un pasaporte a nombre de Luis Gómez Brito y de ahí siguió a un complejo inmobiliario de Brasil llamado Torremilina.

Ya está claro: de quien huyó el financista no fue de los estafados, sino del temible Stiusso. Dejó en un lugar de la Argentina algo así como 4 millones y medio de dólares.

Las últimas referencias de Stefanini son que adelgazó casi 20 kilos, se dejó crecer la barba y su aspecto es casi el de un hombre secuestrado. Ahora que Stiusso dejó de ser su pesadilla, se cree que en cualquier momento el financista aparecerá de la nada con el argumento de haber estado secuestrado.

Sin Nisman ni Stiusso a la vista, su vida de prófugo tiene que finalizar en algún momento. Se cuenta en Corrientes que hace poco se vio a Antonella, su mujer, en una zona lejana de Paso de la Patria con un hombre que respondía a este aspecto de persona desgarbada casi como un pordiosero, desgarbado y con una barba sin recortar.

Por algo la familia de Stefanini no volvió a insistir en los medios de difusión reclamando por su aparición. Su mujer y suegro saben que está con vida, de lo contrario volverían a pedir todos los días por la averiguación de su paradero.

Y ahora el plato fuerte de esta trama. Carlos Miodowink tiene a su nombre una flota de autos de alta gama que pertenecían a Nisman. Si existían contradocumentos ya no sirven: el fiscal no puede presentarlos.

Los vehículos que eran del Fiscal y están a nombre de su testaferro, a quien la AFIP tiene en la mira para que explique el origen de semejante millonada de autos a su nombre, es el siguiente:

BMW 328 (na lancha casi casi), patente KSY 050.

Otro similar patente CBX 075

AUDI A4 patente FZR 924

BMW 320 FPQ 458

BMW 320 patente FPQ 458

BMW 320 DME (o similar, no sacamos bien las letras) 140

Y para que el amorcito del abogado (Callao 2323 Piso 8) no anduviera cargando la SUBE para el bondi, le prestó un AUDI A3 patente CMS 248.

La doctora Arroyo Salgado camina por las paredes. Todo es imposible de recuperar al menos para que sus hijas hereden ese patrimonio de Jeque árabe que coleccionaba Alberto Nisman.

La jueza de San Isidro fue quien, a instancias de Stiusso, armó una mega causa -trucha- contra varios periodistas por supuesta actividad de hackers y chantaje. Stiusso se los quiso sacar de encima y Arroyo Salgado operó procesando entre otros a Juan “Tata” Yofre, Héctor Alderete y Roberto García.

Preparate para ver aparecer antes de fin de año a Damián Stefanini diciendo que fue víctima de un secuestro. Y al doctor Carlos Miodowink teniendo que dar explicaciones a la Justicia y a la AFIP por esa flota de autos de alta gama que no tiene sustento económico para poseer.

Alguno de esos vehículos llegó a usar el Fiscal para lucirse con las damitas que frecuentaba. Pero nunca se bajaba. Si alguien lo reconocía como Fiscal de la Nación manejando semejante lanchones podía ser problemático.

¿Querés saber más? Prono, tené paciencia. Te diría… “léeme, no te voy a defraudar”, pero da un poco de asquito esa expresión.

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