Por Guillermo Cherashny.-

Varios periodistas y analistas se sorprendieron con la rápida decisión de la jueza Palmaghini, que denunció a la fiscal Fein por omitir declaraciones de Stiuso como antes lo hizo con Soledad Castro, la secretaria letrada de Nisman, y con la camarera Natalia del resto Johnny B Good. Lo mismo se sorprenden de que la jueza se declare incompetente cuando durante un año rechazó varios pedidos de la querella. Pero hay un hecho nuevo: el Dr. Ricardo Lorenzetti, en un reportaje al diario uruguayo El País, dijo que había impunidad en la causa Nisman y que publicaría las causas de corrupción no resueltas. Y ésa fue la orden de largada para que la justicia federal se sacuda la modorra y empiece a actuar.

Una semana después, el fiscal Ricardo Sáenz fundamentó la tesis del homicidio y la Sala VI de la Cámara del Crimen, que leyó a Lorenzetti, ya habría decidido que fuera al fuero federal, y Palmaghini aprovechó las declaraciones de Stiuso para hacer y, de paso, la fundió a Fein y a Berni para salvarse ella del papelón de la investigación.

Cuando Stiuso acusó a Fein de no consignar en su declaración anterior de febrero del 2015, donde dijo que a Nisman lo asesinaron, la Dra. Fein, lejos de acusarlo de mentiroso al agente de inteligencia, barruntó la siguiente frase: «eran otros tiempos políticos». Ahí la jueza Palmaghini la fulminó con la mirada.

Enseguida aparecieron periodistas independientes que no fueron kirchneristas que, con todo derecho, decían que Nisman se había suicidado y escribieron libros y pontificaron sobre las reacciones de la mente humana antes del suicidio. Pero las verosímiles declaraciones de Stiuso terminaron con las pavadas orales y escritas que dijeron y salieron a la caza de Stiuso. Y, como no podía faltar, apareció Oscar Parrilli, quien lo calificó de psicópata. Pero está claro que Lorenzetti, Sáenz y Stiuso pusieron las cosas en su lugar.

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