Por Carlos Tórtora.-

No sólo las principales fuerzas políticas de la provincia ya se están reposicionando para las elecciones del 2017, sino que también -y con mucha mayor discreción- en el Poder Judicial se mueven las piezas del poder electoral. Por ejemplo, a través del proyecto de reforma electoral todavía en discusión, la Cámara Nacional Electoral, mediante distintos institutos. Uno es la creación de la figura de un fiscal general ante la Cámara Nacional Electoral (CNE), que estará especializado en la materia. En la actualidad funciona con el fiscal que actúa ante el Juzgado Federal N° 1. Asimismo, los camaristas pugnan por conseguir que las amplias facultades de control sobre el comicio que ejerce hoy la DINE (Dirección Nacional Electoral) pasen a la Cámara. El argumento es obvio: La DINE depende del Ministerio del Interior y Transporte y de este modo el gobierno es juez y parte en las elecciones y hasta podría darse el absurdo de que el ministro político sea candidato a algún cargo electivo y a la vez se ocupe de fiscalizar el comicio y la campaña electoral.

Pero no sólo los camaristas utilizan la nueva etapa macrista para intentar afianzar su poder.

El Juzgado Federal de La Plata, con competencia electoral sobre el principal distrito del país, es sin duda el ámbito decisivo en cualquier elección nacional, porque una diferencia en Buenos Aires desequilibra cualquier resultado global. Cuando el año pasado falleciera el histórico Manuel Blanco, junto con María Servini de Cubría el juez electoral más gravitante desde el retorno de la democracia en el ‘83, el gobierno de CFK intentó -como era de esperarse- apoderarse del control del juzgado. Y lo hizo con su habitual torpeza. Un Secretario de Juzgado, Laureano Alberto Durán, asumió como juez subrogante en lugar de Blanco y durante los pocos meses que duró en su cargo recibió duros embates desde la propia justicia federal, En la misma se desencadenaron fallos descalificatorios de la designación de Durán. Por ejemplo, prosperó un reclamo de la Unión Cívica Radical (UCR) de la provincia de Buenos Aires contra la designación de Durán como juez federal de La Plata con competencia electoral.

En rigor, Durán no fue designado por la entonces nueva ley de subrogancias, pero el juez federal platense Alberto Recondo declaró inconstitucional su nombramiento y amplió su resolución a la nueva norma. El fallo fue revocado por la Cámara Federal de La Plata y la UCR apeló a la Corte Suprema de la Nación, que ahora tomó el caso para su tratamiento.

La acción contra Durán fue presentada por los Presidentes de los Comités de La Plata y Magdalena de la Unión Cívica Radical, Marcelo Uriarte y Martín Villena, patrocinados por los abogados Gonzalo Fuentes y Marcelo Garófalo, y se cuestionó la designación como Juez subrogante penal con competencia electoral en la Provincia de Buenos Aires, a la vez que se pidió la inconstitucionalidad diversas normas vinculadas, entre otras de la ley 27145 de subrogancias judiciales.

Obviamente, la interpretación más común era que la misión Durán consistía en asegurar el triunfo de Daniel Scioli en las presidenciales. Una célebre resolución de aquél, que solo se admitirían 25 boletas por mesa por cada partido o alianza, provocó un escándalo. Sólo el Frente para la Victoria estaba en condiciones de reponer las boletas faltantes en forma permanente.

Adiós Cristina

La caída de Durán vino de la mano de la derrota de Scioli y Mauricio Macri, sabiendo que en La Plata se juega el destino electoral de su gobierno, optó por la solución más razonable: que Servini de Cubría quedara subrogando el que fuera el juzgado de Blanco. Pero durante el interinato de Durán se había formado una trama de poder que controlaba las principales decisiones del juzgado. La Secretaria Electoral María Belén Vergara se había aliado con el apoderado del PJ bonaerense Luis “Coco” Giménez, quien a su vez respondía al apoderado nacional del PJ, Jorge Landau. Durán las más de las veces solía desempeñarse como la mano ejecutora de las directivas de Landau y Vergara era la que llevaba la voz cantante puertas adentro.

Todo indica que en la nueva era de Servini este esquema no sólo ya no existe sino que el poder de Vergara quedó totalmente licuado y su subsistencia en el cargo es puramente simbólica. Esto está en consonancia con la renuncia que habría presentado el Prosecretario Electoral Darío Armellini, también funcional a Vergara. En síntesis, que sólo conservaría sus funciones plenamente la Prosecretaria Electoral Liliana Lucía Adamo.

Este episodio se inscribe en la secuencia de pérdida de espacios de poder que viene sufriendo -como es lógico- el cristinismo. En el círculo de los apoderados de los partidos políticos, el triunfo de Servini sobre los restos del kirchnerismo en este tribunal tranquiliza no sólo al PRO sino a la mayoría de la dirigencia del PJ y, por supuesto, a la UCR y el GEN.

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