Por Antonio Rossi.-

En medio de los últimos reveses judiciales y políticos que sufrió en las últimas semanas, el ex ministro de Planificación, Julio De Vido se encontró con una buena noticia proveniente de los Tribunales.

En prisión en la cárcel de Marcos Paz, el ex hombre fuerte de las obras públicas de era K. sobre el cual pesan ahora varias causas por corrupción pudo mostrar que, al menos, uno de los tantos y supuestos delitos que le atribuyen nunca tuvo lugar y fue un invento de determinados comunicadores y medios de prensa.

Se trata del sonado caso del “barco fantasma de GNL” -que según la denuncia que disparó la investigación judicial- nunca arribó al país pese a que había sido abonado íntegramente y por anticipado por los funcionarios de Enarsa que dependían de De Vido.

El juez federal, Sergio Torres resolvió archivar la causa del “barco fantasma” por “inexistencia de delito de conformidad con lo normado por el artículo 195 del Código Penal Procesal de la Nación”.

La causa se había iniciado por una denuncia formulada en diciembre de 2015 por el abogado Ricardo Monner Sans, a raíz de una nota publicada en el diario Perfil con el título: “De Vido contrató un barco fantasma de gas licuado por US$ 57 millones”.

Tras una investigación de casi 20 meses que incluyó exhortos internacionales, declaraciones testimoniales, pedidos de información a organismos públicos, bancos, la Aduana, SIGEN y la empresa estatal Enarsa; el fiscal Carlos Rívolo concluyó que las pruebas obtenidas resultan más que suficientes para determinar que el delito denunciado no ha ocurrido y que corresponde el archivo de la causa.

En la investigación quedó probado que -de acuerdo con la documentación y los comprobantes oficiales aportados por el Banco Central (BCRA), el banco Macro y Enarsa- el cargamento de origen ruso que había sido contratado a la firma Contrater Consulting nunca llegó al país y tampoco fue pagado por los funcionarios argentinos que tenían a su cargo las importaciones de GNL.

Esa entrega de GNL -sobre la cual se montó el “relato” del “barco fantasma”- fue pospuesta y cubierta por Gas Natural Fenosa (GNF) con la descarga que realizó en Bahía Blanca buque “Castillo de Villalba” el día 16 de mayo de 2009.

En su parte resolutiva, el juez Torres hizo suyos los argumentos expuestos por el fiscal Rívolo en el sentido de que “no se ha logrado comprobar la comisión de ningún hecho delictivo que amerite proseguir con esta investigación, sumado a que tampoco se advierte que resten llevar a cabo diligencias de interés lo cual conlleva a la necesidad de cerrar este proceso”.

Según el fallo de Torres -que tiene fecha de agosto y se conoció recién en los últimos días- “la empresa Contrater Consulting cedió el contrato celebrado con Enarsa a las empresas Diligentia y Dysan y ésta cesión le fue notificada a Enarsa el 29 de setiembre de 2008, haciéndose expresa mención de la asunción por parte de ambas empresas cesionarias de la totalidad de los derechos y obligaciones sobre el prepago de US$ 2.500.000 efectuado por Enarsa a Contrater a cuenta de precio y como principio de ejecución contractual”.

Enarsa y Diligentia/Dysan -cuyos titulares son el ex ministro de la administración menemista, Roberto Dromi y su hijo Nicolás Dromi- celebraron el 12 de diciembre de 2008 “una adenda al contrato de compraventa de GNL del 5 de agosto de 2008, haciéndose expresa mención que las partes (esto es Enarsa y Diligentia/Dysan) declaraban, en su carácter de principio de ejecución irreversible e irrevocable del contrato, el pago a cuenta efectuado por Enarsa para la “Primera Provisión de GNL”.

“Así las cosas -precisó el fallo de Torres- la Primera Provisión de GNL acordada oportunamente con Contrater Consulting en el contrato de fecha 5 de agosto de 2008 fue posteriormente provista por las concesionarias Diligentia/Dysan por medio de un embarque entregado por Gas Natural Aprovisionamientos SDG el 16 de mayo de 2009”.

En cuanto a los precios en juego, el barco ruso de Contrater que no llegó había sido contratado a un precio 14,50 dólares por MBTU, mientras que el correspondiente a GNF que vino en su reemplazo costó 11,03 dólares por MBTU. Es decir que por el cambio de proveedor de esa carga, Enarsa terminó abonando unos 10,5 millones de dólares menos que la fallida contratación original.

En la investigación judicial también se analizaron los precios que se habían pagado por todas las cargas de GNL importadas en el año 2009. De esa comparativa surgió que los precios pagados por Enarsa por los barcos de GNF y Morgan Stanley resultaron casi un 15% más baratos que los buques de GNL que suministró durante ese año la petrolera española Repsol.

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