Por Luis Américo Illuminati.-
¿Qué puede aprender la familia viendo Gran Hermano o el Bailando de Tinelli? Se ve allí lo peor de la televisión argenta. La degradación televisada en su máxima expresión. ¿Si esto no es la decadencia, la decadencia dónde está? El mensaje y la onda cool es envilecerse graciosamente cada vez más. No hay progreso, hay involución.
El “homo argentus” es un tipo humano que, además de ser parte de un rebaño sin pastor, “lleva por bandera una tetralogía nihilista: hedonismo-consumismo-permisividad-relatividad”, los tres elementos que degradan la condición humana. Y con gran cinismo los speakers del circo-tuerca-floja dicen con gran desparpajo: “la rompe” o “les mandamos un beso”. En un amplio sector de televidentes los antivalores catalizan los vicios que llevan a la acedia, el alcoholismo y la caída en la droga.
Y cuando alguien en nombre de la ética cuestiona a sus promotores y a los integrantes del “jurado”, éstos se defienden argumentando que “todo es un show” (Casán y Brito) que nada de lo que ocurre allí es en serio. Y toda la seguidilla de trifulcas y peleas verbales, con dichos chabacanos y detalles banales o bochornosos son reproducidos hasta el hartazgo por la web en las redes sociales de los principales medios periodísticos.
En nombre de la libertad tenemos un espectáculo mediático deformante de la cultura. Irreversiblemente la apología de la decadencia es como un tren sin freno que nadie sabe adónde se dirige ni le importa si se descarrila o se estrella. Y si alguna autoridad osa poner un límite a estos desvaríos, enseguida los promotores con sus leguleyos arguyen que eso es una medida totalitaria que lesiona la libertad de expresión. Como posible objeción a esta crítica, alguien podría decir: “Entonces cambie de canal”, pero este consejo corre el mismo peligro que si un borracho le dijera a un padre de familia, a un tutor, director de una escuela, cuidador o guardia de un boliche: “Váyase tranquilo que todo va a estar bien”.
El mal de nuestro tiempo
Más arriba mencionamos la acedia como consecuencia de la proliferación de los antivalores y principal causa de la caída de muchos jóvenes en el alcoholismo y la droga, un mal que destruye el yo de la persona, sobre todo, en los jóvenes sin horizonte ni futuro que salen a robar y matar. Una generación de zombis. Un mal que azota gravemente a la Argentina. Un panorama apocalíptico en progreso. El mal ejemplo de la sistematizada corrupción e impunidad kirchnerista durante 20 años fue su máximo disparador.
“La acedia y la depresión parecen ser las consecuencias más evidentes de una cultura y una mentalidad narcisistas, que hacen de uno mismo el centro de toda realidad. La presencia generalizada de este vicio puede leerse como una poderosa señal de alarma: es un recordatorio de que el sueño de una civilización feliz, alcanzado gracias a la tecnología y la abundancia de bienes, es falso. El crecimiento tecnológico no puede compensar la pobreza de la vida interior, la pérdida del sentido de la gratuidad de las cosas, de ese asombro que, según los antiguos, caracterizaba el origen de la sabiduría y de la experiencia espiritual” (Civiltà Cattolica, 05/01/2024, Giovanni Cucci).
“Los estudios realizados en psicología confirman que la depresión y la tristeza se presentan como fenómenos preocupantemente crecientes en las sociedades occidentales, afectando en particular al grupo etario de los adolescentes. Entre las razones de este aumento, la investigación mostró como índice la crisis de la institución familiar, la disolución del tejido social y el aumento de los comportamientos destructivos en los jóvenes. Estos elementos también van en aumento debido a las propuestas culturales cada vez más propagandizadas y extendidas en los medios de comunicación, cuyo mensaje subyacente es que todo lo que a uno le apetece hacer se convierte en lícito: tal fenómeno, muestra las contradicciones y antinomias de un mundo cada vez menos basado en fundamentos y puntos de referencia éticos. Pensemos de nuevo en el consumo cada vez más extendido y fomentado públicamente de drogas, alcohol y medicamentos para compensar la tristeza de vivir, la incapacidad de dar estabilidad a las propias elecciones, relaciones, compromisos de cualquier tipo… En la raíz de esta situación está el malestar y la impotencia de poder llenar un vacío radical, ontológico, de la constitución humana: la acedia, siendo un mal del espíritu, se muestra refractaria de intentar un cambio de actitud para una verdadera transformación espiritual que le permita al joven salir del laberinto del delito y la droga” (Civiltà Cattolica, 05/01/2024, Giovanni Cucci).
“Tal vez este vicio se ha ido extendiendo porque refleja la actual falta de esperanza en todas partes. Ante las dificultades, se plantea inevitablemente la cuestión del sentido de un compromiso que se muestra incapaz de superar las frustraciones: “En nuestro mundo, la acedia ya no adopta el rostro de la pereza, sino el de dejar hacer, el de esbozar, todo queda en la nada. Se dice: “Todos son iguales y es imposible mejorar”. Esta forma de razonar evita constantemente cuestionar la propia conducta. Vivimos en el mundo del hacer, pero la acción suele ir acompañada de desafección: el afán de distracción [y excesiva diversión] prevalece sobre la capacidad de atención [y de reflexión]. (La Civiltà Cattolica, 05/01/2024, Giovanni Cucci).
13/01/2024 a las 11:54 AM
SE VIENE UNA NUEVA ARGENTINA . . .
¿ ESTÁS PREPARADO ? . . .
NO TE DISTRAIGAS !!!! . . .
13/01/2024 a las 2:05 PM
La sociedad cuesta abajo en su rodada. EXCELENTE. Es precisamente lo que está ocurriendo en la Argentina.
13/01/2024 a las 3:55 PM
Completamente de acuerdo. Como sociedad vamos para atrás. La televisión argenta es pura basura, deformante y principal propagadora de la corrupción y relajación de las costumbres. Dice bien illumimatti, no hay progreso, hay involución, nuestra sociedad es un rebaño sin pastor.
13/01/2024 a las 5:35 PM
La sociedad de hoy somos nosotros, los “Poetas Vivos»
Aprovecha el día.
No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz,
sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el
derecho de expresarte, que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario…
No dejes de creer que las palabras y la poesía, sí pueden cambiar al
mundo; porque, pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.
Somos seres humanos llenos de pasión, la vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra
propia historia.
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa.
Y tú puedes aportar una estrofa…
No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el
hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un
silencio espantoso. No te resignes, huye…
“Yo emito mi alarido por los tejados de este mundo”, dice el poeta;
valora la belleza de las cosas simples, se puede hacer poesía sobre las
pequeñas cosas.
No traiciones tus creencias, todos merecemos ser aceptados.
No podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transforma la
vida en un infierno.
Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro, y asume la tarea con orgullo y sin
miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte. Las experiencias de quienes se
alimentaron de nuestros “Poetas Muertos”, te ayudarán a caminar por
la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros, los “Poetas Vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti, sin que tú la vivas…
Walt Whitman
13/01/2024 a las 8:10 PM
Muy lindo lo de Walt Whitman, pero lamentablemente no vivimos como el siglo XIX como el poeta en que el romanticismo estaba en pleno auge, vivimos en el siglo XXI donde el paradigma de la vida ya no tiene ideales sino designios catastroficos.
13/01/2024 a las 9:36 PM
Eso pasa porque hemos permitido que transformaran los valores primarios en un motivo de risa, casi en una dolorosa vergüenza pero no todo está perdido.
Si aceptamos con resignación que sólo nos esperan momentos catastróficos es porque dejamos de creer que el futuro lo hacemos nosotros.
Es muy cómodo decir «este es el mundo en el que me toca vivir» y quedarnos contemplando.
No es importante si vivimos en el siglo XIX o en el siglo XXI sino saber que es lo que queremos.
El poema de dice «Piensa que en ti está el futuro, y asume la tarea con orgullo y sin miedo»
Eso es un reto porque invita a asumir, no a esperar que otro asuma.
Nos quejamos, pero con ser quejosos no alcanza.
Quejarse es como decir » las cosas son así y yo no puedo hacer nada para modificarlo», que lo haga «el otro»
Dudamos de nuestra capacidad para hacer siendo esa duda nuestro enemigo interior.
La historia de la humanidad no fue escrita por lo que pensaron sino por los que hicieron algo para superar la mediocridad que los rodeaban. En el campo de la medicina y de la ciencia encontramos los mejores ejemplos.
El reto actual no es construir algo nuevo sino, como el ave Fénix, renacer de nuestra cenizas para volver a ser lo que fuimos.
No está todo perdido, existen ganadores y perdedores, de nosotros depende situarnos de un lado u otro del tablero.
13/01/2024 a las 11:56 PM
Como decía Enrique Pinti: la Argentina es un pingo de pura raza que nunca gana porque el Jockey pesa más de 100 kilos. El jinete son los políticos. Y mientras tengamos semejante peso encima, ni siquiera llegaremos últimos en la carrera, sino que continuaremos parados en las gateras por tiempo indeterminado. 🤬
14/01/2024 a las 12:16 AM
Cuando uno lee Hamlet, que se pregunta la cuestión de ser o no ser, quien haya leído esta obra de Shakespeare y sabe como termina, hay dos escenas que nos dan una esperanza y a la vez un mal presagio. Una es «No todo esta perdido en el reino de Dinamarca» y la otra: «Algo huele mal en el reino de Dinamarca». Ergo, dentro de un año volveremos sobre el tema. Aún es muy temprano para juzgar si terminará bien o mal la obra.
14/01/2024 a las 8:56 PM
Si se impone el oxidado axioma : «todo es según el cristal con que se mira»,
mi cristal me deja entrever que en el planteo de este artículo, el leitmotiv
es la involución cultural que hoy padecemos los argentinos de «esta
Argentina grande de Perón», como la llamaba aquel acomodaticio periodista
Luis Elías Sojit en los años cincuenta; un amanuense del peronismo.
Allí , por obra y gracia del detestable «Populismo» tiene fecha de inicio
nuestra desgraciada involución.
Lo proclamaba Oscar Wilde, el admirado de Borges : «El primer paso serio
en la vida de un hombre, es saber hacerse bien el nudo de la corbata».
El desvergonzado Perón impuso en el 1946 el desprecio a la corbata, con
todas sus implicancias. Sus mayores elogios eran para sus «mis queridos
descamisados». Y su mujer, tan salamera como él, festejaba a esos
«mis queridos grasitas». Obecuentes hasta la náusea, los sindicalistas
jamás volvieron a usar corbatas.
Fue impactante el apotegma que acuñó Giusepe Verdi cuando en la
música empezaron innovaciones que no le agradaban : «volvamos al
pasado y será un progreso». Ese pasado estaba representado por quien
fuera considerado el más grande músico que registró la Historia de ese
arte : Juan Sebastián Bach.
Si tal como se afirma «soñar no cuesta nada», larguémonos entonces a
soñar con un retorno a nuestras fuentes, aquellas donde abrevaban los
argentinos que nos elevaron hasta el séptimo lugar en el ránking de las
naciones del mundo, nuestros antepasados de los que Wilde diría que
«sabían hacerse bien el nudo de la corbata».
15/01/2024 a las 6:29 PM
De verdad que me alegra ver como cada uno de los artículos del Sr. Luis despiertan en los foristas comentarios y análisis, a cual más interesante. Enaltecen el foro de IP., lo que hará sentirse muy bien a sus responsables.
En cuanto al tema central, en la medida que desde la salita de 3 no se vuelve a considerar a la educación como la base de todo, estaremos siempre chapoteando en el barro de la incultura. De la degradación de valores que por el momento parece estar en un callejón sin salida. En la medida que cualquier ignorante puede votar y esa mismo nivel de cualquiera acceda a un micrófono, o a una cámara de TV, estamos perdidos.
En cuanto a lo de «No todo ……..» coincido; pero lamentablemente hay demolido tantos valores mínimos de convivencia, que se han unido la pureza de los pensamientos/ sentimientos con la grasa asquerosa de la ignorancia. Y el esfuerzo para no claudicar deberá ser titánico y no sucumbir en el intento. Cuando cualquier papanatas cree a pies juntillas lo que le dice un dirigente de cuarta; como si fuera la verdad revelada, la remoción de escombros para encontrar algo valioso en ese tipo de comportamiento, es muy difícil.