Por Antonio Rossi.-

Los grandes logros que la administración macrista se atribuye en el desarrollo de las energías renovables y que llevaron al Poder Ejecutivo a encabezar todos los documentos y notas oficiales con la leyenda “2017 – Año de las Energías Renovables” no se condicen con los datos reales que marcan la situación actual y la evolución que ha registrado el sector energético en los últimos doce meses.

Lejos de ir ganando posiciones en la matriz energética, la generación con fuentes renovables no logra despegar y para no tener que dar por caídos varios proyectos que llevan entre cinco y siete años de tramitación, el ministerio de Energía de Juan José Aranguren se ha visto obligado a estirar otra vez los plazos en juego para que los generadores puedan adecuarse a las nuevas reglas contractuales.

Según un informe elaborado por el CESPUP (Centro de Estudios de Servicios Públicos y Privados), en el último año móvil abril 2016/marzo 2017, la producción de energía eléctrica registró un aumento global del 1% al pasar de 135.912 a 136.729 GWh anuales.

A contramano de lo que se esperaba, la generación de energía renovable no pudo acoplarse a esa leve suba y en los últimos doce meses experimentó las siguientes caídas: -1% en el sector solar; -9% en el segmento eólico; -18% en biomasa y -40% en biogás.

En la misma senda descendente se ubicaron las usinas hidroeléctricas (-10%) y las centrales con turbinas a gas (-5%).

En cambio, las que mostraron variaciones positivas fueron la generación nuclear con una suba anual del 13%, los ciclos combinados con un alza del 8% y las máquinas turbovapor con un aumento del 6%.

El informe del CESPUP -que agrupa a especialistas y técnicos de orientación justicialista- destacó que “el aumento registrado en la generación con ciclos combinados derivó en un mayor consumo de gas natural (7%) como así también de gasoil (11%)”. Como contrapartida, el consumo de fueloil nacional disminuyó un -11% comparando el mismo período.

“El incremento del gasoil -que se consume en invierno para reemplazar el gas natural, en los en ciclos combinados y en las usinas de generación distribuida que se encuentra a lo largo del país- resulta doblemente preocupante no solo porque es el combustible más caro, sino además porque tiene que importarse en su mayor parte debido a que no resulta suficiente la producción local”, puntualizó el trabajo del CESPUP.

En medio de este escenario, la cartera energética de Aranguren salió a postergar por tercera vez el plazo para la firma de los nuevos contratos de generación de energía renovable con las empresas que tienen en veremos los proyectos que habían sido adjudicados durante la anterior gestión kirchnerista.

Por medio de la resolución 149, el ministerio extendió hasta el 31 de mayo el plazo para que los titulares de proyectos de inversión en generación de fuentes renovables que habían sido definidos por las normas vigentes en 2009 y 2011 se incorporen al actual “Régimen de Fomento de las Energías Renovables” y suscriban un nuevo “Contrato de Abastecimiento”.

Según la explicación oficial, la nueva prórroga se debe a que “no obstante el alto grado de avance de los procedimientos correspondientes, aún no se ha finalizado con la presentación y el proceso de análisis de la documentación requerida para la totalidad de las empresas presentadas”.

Más allá de que algunas empresas aún no han podido concluir con la entrega de toda la documentación solicitada, lo cierto es que los funcionarios también están haciendo tiempo para no tener que afrontar el costo político de rescindir esos contratos justo en el inicio de la campaña electoral y ante la demora que ya comienzan a registrar algunas de las nuevas inversiones en energía renovable de las rondas 1 y 1.5 que fueron adjudicadas en el segundo semestre de 2016.

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