Por Guillermo Tiscornia.-

Paradojalmente, en el mismo día en que se conmemora la actividad periodística en la República Argentina, fallecía -un sábado 7 de junio de 2008- Bernardo Neustadt a la sazón una personalidad que -a lo largo de su extensa trayectoria- trascendió el marco de la mera actividad periodística para inscribir su permanente creatividad e ingenio en la esfera del pensamiento universalizado. Ese mismo día, además, el Racing Club de Avellaneda, indisimulable pasión futbolera de Bernardo Neustadt, esquivaba el riesgo de perder la categoría.

Ciertamente, la figura de Bernardo Neustadt cobra mayor dimensión ante la perspectiva de su ya desaparición física; y en este punto es dable evocar al escritor, al analista político, al comunicador social y al eximio e innovador pensador.

El legado que deja Bernardo Neustadt, al margen de una exquisita prosa narrativa y de la prístina claridad en la elaboración de los conceptos, es -para decirlo en buen romance- el desarrollo y ejercitación incesante del pensamiento; por cierto Neustadt se erigió en un verdadero artesano en el arte de pensar; de ordenar el intelecto hacia el ejercicio del sabio raciocino si lo prefiere el lector de la prudente razón.

Por ello no caeríamos en una exageración si dijéramos que la figura de Bernardo Neustadt encarna una suerte de síntesis (rayana en la perfección) del pensamiento universalizado; en este punto bien cabe el distingo; esto es, aquellos opinólogos que no trascienden en sus comentarios del ejercicio rutinario de un pensamiento de carácter fragmentado; por el contrario Bernardo Neustadt integra, a no dudarlo, la galería de elite de los grandes pensadores contemporáneos con decidida proyección universal.

En este punto, destacadísimas personalidades relacionadas con la esfera académica, científica, periodística y cultural, como ser, por ejemplo, y entre otos, el doblemente electo ex Presidente de la República Oriental del Uruguay doctor Julio M. Sanguinetti, los ensayistas y escritores Abel Posse, Santiago Kovadlof y Marcos Aguinis, dentro de una enunciación meramente ejemplificativa (no taxativa), se han encargado -en más de una ocasión- de destacar el talento inigualable y la capacidad innovadora inagotable de quien dejara este mundo hace ya ocho años justamente el día en se evocaba al periodista en la República Argentina.

Sometido recurrentemente a la descalificación orquestada desde usinas interesadas y retroalimentadas -en muchos casos- a partir de razones de estricto carácter ideológico, ninguno de los distintos factores de la vida nacional logró acallar las sensatas opiniones de Bernardo Neustadt, un verdadero precursor del pensamiento universalizado, dando un cabal ejemplo de excelencia profesional e inquebrantable independencia de criterio en su laboriosa actividad en la comunicación social, el análisis político, y su clara visión de las cuestiones institucionales de la tan castigada República Argentina.

Valga, entonces, este humilde reconocimiento a quien encarna la síntesis más aproximada a la perfección del pensamiento universalizado.

Share