Sobre el tema del Proyecto de Censura en Internet-Argentina (enmascarado o injertado tras la fachada de disposiciones para combatir la discriminación) que se trata en comisión en la Legislatura Argentina, dado su carácter violatorio de derechos y garantías que asegura la Constitución Nacional Argentina, tratados internacionales y resoluciones de las Naciones Unidas, nos vemos obligados a hacer conocer nuestra humilde opinión como ciudadanos, aun a nuestro pesar, pues el intento de injertar artículos represivos de derechos consagrados en una ley que hace a los más caros sentimientos fraternos humanistas, a nuestra historia patria más lo escuchado el 21 de julio en medios argentinos, decires que no pueden dejar de denunciarse, por su carácter manipulante de conciencias y ocultar las verdaderas finalidades y alcances represivos de este proyecto de ley.

Durante todo el día en radios AM los periodistas se refugiaron, para justificar el proyecto, en los “insultos en páginas web” -diarios digitales por parte de algunos lectores. Analizado el tema se cae en cuenta en que una parte de la verdad que contienen esos intentos de justificación- una media verdad no es una verdad–es utilizada en la manipulación para fines retrógrados que deben ocultar a la sociedad pues se trata de acciones que la misma rechazaría en abrumadora mayoría, pues la cruda realidad que se desprende del análisis indica que en realidad se pretende censurar sitios, páginas webs, blogs, etc. Coartar la libre expresión de ideas.

Como vemos, esas manifestaciones con énfasis en insultos y groserías se trata de pura hipocresía y falsedad. Veamos. Ejemplifiquemos. Sencillito y de alpargatas.

Por la noche, en el canal de TV América Dos, en el programa de comunicador Del Moro, éste recibió con bombos y platillos al ex-ministro de Gabinete del Gobierno del PJ Alberto Fernández. Este último, hábil e inteligente, gambeteando -maestro en estas lides- ir al fondo de la cuestión, se refirió a los insultos en medios(diarios digitales) y sobre todo al anonimato. Quienes venían siguiendo el tema ante el televisor, pues eran asistentes visuales a distancia, reaccionaron expresando: “nos están manipulando”. Una verdad. Esos dichos y otros vertidos en el programa eran sencillamente una torpe y burda comedia manipulante. Tan grosera que motivaba a la denuncia.

Ese término(manipular) volcado a la web sería considerada un insulto según este proyecto de ley, sería considerada por el demandante una descalificación, es decir, discriminación. Lo mismo podría suceder con ciertas críticas. Por esta ley se deberá -si es aprobada- elegir otros términos para definir la abnegada y sacrificada labor del grueso de los comunicadores sociales Argentinos.

El tema, por sus alcances y consecuencias, nos obliga a reflexiones varias.

El cuestionado, el eje de toda esta discusión, es el Art. 21 de la nueva ley proyectada que por su ambigüedad y vacíos legales, reemplaza instancias obligadas judiciales, para en cambio depositar en manos de propietarios de medios de comunicación, internet, servidores, censurar a pedido de usuarios, funcionarios de gobierno, apoderados de plataformas, opiniones, comentarios, caricaturas, imágenes, algo que terminará incluso en no aceptar webs ni blogs sobre temas que no sean del agrado del poder, caso por ejemplo de la temática ambiental, dado que las plataformas evitarán aceptar web con contenidos que puedan ser cuestionados por su temática. El tema da para varias consideraciones.

En un somero análisis se pueden señalar elementos tecnológicos a los que recurrir para evitar estas expresiones insultantes que se vienen utilizando desde los orígenes de Internet. Una solución simple y nada onerosa. A su vez, desde la óptica cultural se puede indicar que en la utilización de diversas herramientas culturales del pasado, caso del cine, muchos filmes incurrían en lo que el proyecto actual tipifica y sanciona como estereotipos y discriminación.

FAZ CULTURAL

Ejemplificamos en la faz cultural con un ítem entre un montón más. El cine, importante en un país de cinéfilos. Argentina lo es. Por tanto plataforma de entrada cultural ideal junto a la música de dominio colonial.

Justamente el cine Norteamericano, como lo señalaran en el pasado grandes plumas críticas, en casi la más de las veces en las décadas desde los inicios hasta promediar la penúltima década del siglo XX, al escenificar situaciones en Latinoamérica u otros lugares del mundo recurría a estereotipos discriminantes de sus pobladores. Estereotipos culturales varios. Se pueden aún ver filmes en Internet donde se ridiculizaba a hermanos mexicanos, centroamericanos, pueblos aborígenes, etc. Posteriormente apelaron a lenguajes y formas discriminatorias más sutiles pero no menos perversas. Recordemos. En ciertos filmes aparecían nativos de estas tierras descriptos como “cuasi” animales. Seres inferiores. Primarios. Al igual que a poblaciones isleñas de mares filipinos y diversos países isleños. En este aquelarre acultural se presentaba a sectores juveniles asiáticos -todo en un mismo molde racial- con identidad-conciencia de karatecas, como raíz única étnico-cultural y una caracterización sui generis de barrios denominados “chinos”.En boca de algunos intérpretes sonaban de suyo palabras hacia esa colectividad como estigmatizantes discriminatorias. En la descripción fílmica de ciertas películas, los barrios latinos del paraíso norteño abundaban los latinos proxenetas, narcotraficantes y mujeres de vida licenciosa que contrastaba con la vestimenta y el lenguaje pulcros de las nativas norteñas y su prototipo de hombre Wayne. Incluso en algunos filmes, se subestimaba y se marcaba a fondo el rol dependiente y subalterno de la mujer. Ni hablemos de las estigmatizaciones a razas de color, de los pueblos árabes, de los judíos, religiones, etc. (Algunos filmes -apoyados en críticos locales venales- escondían lo que en verdad eran: verdaderos programas aculturales fascistas de penetración y sometimiento coloniales).En algunos filmes se glorificaba el exterminio de aborígenes.

En cuanto a las clases sociales, en alguna filmografía se enfatizaba en la supuesta inferioridad física y cultural de poblaciones de muchas regiones del globo. A los trabajadores, sirvientes, etc., se los subalternizaba. Se “pintaba” su “atraso” físico, educacional y neuronal. La homosexualidad, la bisexualidad, el lesbianismo, lo trans era absolutamente ocultado.

TABU. Los directores y artistas gays ocultaban ese carácter de su sexualidad. A lo sumo, ciertos filmes se contentaban con ridiculizarlos es decir se sembraba la semilla del estigma y la discriminación. La cinematografía argentina de años atrás procedía de igual manera. Aquí se “admiraba” el cine del Norte. Estigmatizaba la homosexualidad a través del ridículo. Un cine pleno de machismo como tapa de una sociedad reprimida e imposibilitada de expresar su sexualidad. Bergman, cineasta de enorme talento, un moralista, prohibido. En el presente, Argentina ha superado en la jurisprudencia escrita esto pero ha sido por las luchas populares, los cambios que trajo la etapa cibernética y la necesidad que tenía un poder de reestructurarse, retomar la iniciativa y manejo societario. Es decir “recomponer el poder” cuestionado por el “que se vayan todos”. Hoy utiliza a organismos en pase de factura y para potabilizar lo que de otra manera sería resistido. Pero a veces lo escrito no basta. Se podrá tener estas leyes pero no alcanza. La sociedad sigue aún siendo profundamente machista. Lo es el poder. Lo indica el “ni una más”. En nuestra web próximamente publicaremos listado de esta filmografía.

Toda esa filmografía señalada y otras actuales, más sutiles, algunos “tanques” promocionados por seudo críticos de cine, más hábilmente presentadas, están siendo distribuidos en la actualidad en Internet y Televisión por las empresas de entretenimiento “streaming” multimedia, filmes, series, música por Internet y televisión. Una de ellas es la empresa “NETFLIX” (un símbolo-cabecera de playa de la penetración cultural neo-colonial) y otras, etc. Entonces cabe interrogarse y si este proyecto de ley, de aprobarse, alcanzaría para penar por estigmatización, discriminación, estereotipos, etc., algunos de estos filmes y a las plataformas. A estas plataformas de penetración cultural neo-colonial. Y consecuentemente a obligarlas al retiro de esa filmografía, como señala el proyecto de ley a quienes incurran en eso que presume de delito. Al igual que algunos cables de TV, que se meten en hogares y están al alcance de los niños que emiten materiales que afectan e injurian a personas y presuntas minorías y a veces hiere alienante a la niñez. Es el caso de ese antiguo personaje Chucky, donde nadie abrió la boca ni antes ni ahora para señalar su perversidad y daño a la niñez. Y justamente este personaje creado por esa filmografía del Norte era malsano para la niñez (recordemos que Chucky electrocutaba a uno de sus progenitores en la bañera). Un “ejemplo” para la niñez. Un ejemplo que se emitía por televisión de aire al alcance de la niñez. Estos temas y la gravedad de los mismos no parecería preocuparles ni a los dirigentes de antaño ni a los actuales pues mientras desde el balcón de los poderosos se proclama la lucha contra la discriminación, por “la patria”, el “humanismo” muchos de ellos alaban a estas empresas de “streaming” y nada dicen de su papel de plataforma de penetración colonial ni de los materiales que infligirían esta ley, de ser aprobado su texto como está redactado, y que están a disposición de los usuarios, sea cual fuere su edad. No. Es evidente que al “legislador” le preocupa “otra cosa” y legisla sutil pero “aculturalmente”. Cuando esto sucede es que hay “intereses” non sanctos detrás y que no se pueden confesar.

TECNOLÓGICAMENTE

En lo tecnológico baste recordar, sencillito y de alpargatas, que a poco de iniciado Internet aparecieron “filtros de contenido” y diversos y sencillos “paquetes de software” que prohibían el uso de palabras consideradas “indecentes”, lo que puede incluir cualquier cosa(según el “ojo” del censor), desde famosos poemas, obras maestras literarias, manifiestos culturales, obras de arte exhibidas en Museos, guías sobre sexualidad, relaciones hetero y homo sexuales, denuncias varias, palabras soeces e incluso ciertos softwares. Casi todo. Para el censor la lista no tiene fin. Incluso hay robots más sofisticados y programados para detectar palabras como “bomba”, etc., etc. Es decir que si alguien escribe que ese postre era “una bomba” corre el riesgo que el software pase la información a la base de control y el usuario deba dar explicaciones. Suena absurdo pero es real. Personalmente recordamos un caso hace cerca de ocho o nueve años atrás donde escribiendo en un medio de España un ligero comentario sobre computación utilizando la palabra “computadora”. No pudimos, a pesar de intentarlo varias veces, que se aceptara nuestra humilde y respetuosa opinión. Entonces enviamos un e-mail al Director y este nos aclaró que el software no había aceptado el breve comentario dado que el mismo contenía el término “computadora”. Es decir que el sistema no podía discernir al ser palabra compleja y tomaba el semi-término “puta” como palabra soez, insulto, es decir “prohibida”. Suena increíble ¿no es cierto? Pero sucedió. Probamos en otra página, entre varias, y en una nos respondió “cuidar el lenguaje” o algo parecido. En ese entonces no dejaba de ser risueña la cuestión, casi anecdótica. No reparamos en lo que se vendría poco después. En el presente el censor no se contenta con “censurar” pavadas sino que se mete en la intimidad del hogar, en la vida de las personas, en grupos de noticias, en redes sociales, etc. Lo frenás o no podrás dar un paso sin control en el futuro. Como país tenemos una vasta foja de luchas contra la censura. No olvidemos. No aceptemos.

En la actualidad existen robots que hacen este trabajo más eficazmente. Es decir entonces que los directores de los diarios digitales cuentan con herramientas para impedir la publicación de textos con palabras consideradas “indecentes” o que hieren la “sensibilidad de las personas”.

En cuanto al “ANONIMATO” -que tanto preocupa al ex ministro de gabinete- cabe expresar que el 95% de los diarios digitales, blogs y sitios webs obligan a sus lectores que quieren publicar, a hacerlo por correos electrónicos, como ser Gmail, Hotmail, Yahoo o Facebook, Twitter, etc. Es decir que ahí se termina el anonimato. Esos correos tienen hasta los números de celulares de sus suscriptores.

Se termina así tanto el anonimato (en realidad para tener anonimato en la web debes utilizar otras herramientas) que muchos lectores prefieren no acceder a escribir, dado que al abrir -en ciertos sitios- sus correos corren el riesgo de ser copiados sus contactos, entre otras cosas. Como vemos, entre la gente “bien” mediática hay también bandidos. Por tanto es obligado hacerse, como se pueda, “baqueano”. Y hacerse baqueano es conocer y recurrir a programas para sortear bloqueos y censuras; descubrir y difundir la hipocresía de políticos y periodistas. Desenmascarar los verdaderos fines que se intentan aplicar, so pretexto de acciones o leyes que hacen a valores humanos y a la dignidad del hombre. Cuando en realidad se intenta acallar la libertad de expresión como en este caso. En nombre de la libertad se han realizado innumerables actos barbáricos en la Historia de la Civilización Humana. En el presente estos periodistas y políticos ocultan que existen listas negras, prohibiciones, maccartismos varios, censura solapada, discriminaciones, violencia hacia la mujer y minorías, grupos raciales, etc., etc.

Por eso, en nombre y protección de la impunidad con que cuentan, algunos intentan ejercer camuflados la censura. Tienen sus razones.

El tema que les preocupa no son esos lectores insolentes y groseros (que en muchos casos son operadores que actúan para el poder) sino las redes sociales. Les preocupan los ciudadanos que actúan y disfrutan en las redes sociales dado los “deberes” que deberán realizar el año próximo los sufridos y abnegados pobladores de la República de Pingüinia (Argentina) con la ascensión del nuevo gobierno. No es el improperio y menos los estereotipos lo que les preocupa sino la interacción entre los usuarios, la capacidad de movilización producto obligado de la resistencia que encontrará en el pueblo el ajuste que se avecina y el intercambio de ideas, opiniones, información. Les preocupa la democracia y el ansia de libertad de los pueblos. Les preocupa que sus medios televisivos, radiales, impresos, sus operadores mediáticos, sus jerarquías, son cada vez más rechazados por los pueblos.

NO ESTAMOS EN CONTRA DE LA ACTUALIZACIÓNDE LA LEY. EL TEMA ES OTRO.

Lo escandaloso del tema de la ley en cuestión es que la “muchachada” lo trae (Art. 21) “escondido”, “camuflado” dentro de una ley contra la “DISCRIMINACIÓN”. Algo que motiva a muchos argentinos, incluso a nosotros (léase en nuestra web numerosas notas sobre la temática). Dicen que se trata de solidificar los “DERECHOS HUMANOS”. Justamente, esta ley, en ese articulado introducido subrepticiamente viola en su ambigüedad permisiva y contradictoria el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Y por supuesto otros pactos firmados por el Gobierno Argentino y la propia Constitución Nacional Argentina. En una palabra, la eliminación de contenidos puede ser total, pues un tema tabú como ser el ambiental puede ser eliminado automáticamente hasta sin queja mediante. Preventivamente. Está en juego la libertad de expresión. El “Hermano grande”, pretoriano por excelencia, pretende vigilar y “orientar” nuestras vidas. Vidas esclavas. Una pinturita el tema y define a los “protagonistas”.

Deberemos movilizarnos para impedir este artículo como está redactado. NO LA LEY. Nos quieren convertir en esclavos y como no pueden ir por la puerta pretenden entrar por la ventana. Por tanto se agradecerá la difusión de este texto por las redes. Puede ser “imitado” en otras partes. El tejido de la esclavitud se teje puntada a puntada, decía un pensador latino. Evitemos esta.

Centro Cultural San Francisco Solano

www.mamut.net/culturalsol

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