Por Jorge D. Boimvaser.-

(Rosario).- Lo que primero circuló por unos pocos medios bien informados de Rosario ya se dice en todas partes. Agustín “el chivo” Rossi delegó la seguridad de su familia -que vive en uno de los countries más selectos de la ciudad- en un grupo de los llamados “soldaditos” de uno de los cárteles más prominentes de la ciudad.

Los Monos, grupo liderado por la familia Cantero, cuyo jefe Máximo Ariel fue detenido disfrazado de cartonero en mayo de este año, es una de las organizaciones narcos mejor estructuradas de la Argentina, cuyas ramificaciones ya llegan al norte de la Provincia de Buenos Aires.

Rosario es hoy más que nunca la “Chicago” argentina, y Los Monos, junto con algunos grupos corruptos de la policía y otros políticos a los que todos abiertamente nombran como “los narcosocialistas”, se han apoderado de la otrora apacible y bella ciudad a la orilla del río Paraná.

La familia Rossi alcanzó un nivel de vida y prosperidad que difícilmente pueda explicarse con el nivel de remuneraciones que tuvo en las últimas décadas el ex menemista y ahora ferviente kirchnerista. Si bien ganan buenos sueldos, el standard de vida que alcanzaron los Rossi es muy alto y su nivel de lujo establecido en sus viviendas dignas de magnates.

El asunto es que la familia de Rossi tiene una discreta vigilancia en cuanto a la seguridad en su vivienda constituida por un grupo de hombres pertenecientes a las bandas de “Los Monos”.

¿A qué se debe que el Ministro de Defensa prefiera tener una seguridad privada dependiendo de bandas organizadas al margen de la ley?

La explicación que se escucha en las inmediaciones de “los Rossi” parece traída de los pelos, pero allí se dice que ninguna fuerza de seguridad garantiza una ciento por ciento de fidelidad a sus jefes, como quizás quedó revelado en la trama siniestra de la muerte del fiscal Alberto Nisman.

Y en cambio, al parecer, los grupos marginales garantizarían algo así como cero nivel de traición.

Nos dicen que los soldaditos que cuidan la seguridad de la familia Rossi lo hacen con discreción, no portan armas pero sí medios de comunicación celular como para advertir a otros si hace falta operatividad para entrar en acción.

Los Rossi hacen silencio frente a los programas periodísticos que han echado a correr esta versión que suena alocada pero también por lo bajo la acepta como cierta la misma policía rosarina.

Es que en Rosario los Rossi siempre están listos para dar una sorpresa más.

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