Por Claudio Izaguirre.-

Para el año 1992, George Soros, iniciaba su política de drogas en toda Latinoamérica y Europa. Su idea era en aquellos días iniciar una escalada tendiente a liberalizar todas las drogas en el mundo, para ello debía crear grupos de políticos, jueces, periodistas, profesionales de la salud y pensadores afines a su idea.

El último de los rechazos recibidos por el magnate húngaro fue de Benjamín Netanyahu, quien prohibió cualquier injerencia en la vida política de Israel por parte de éste.

Más atrás en el tiempo, Noruega había hecho lo mismo y Vladimir Putin impidió “los donativos de George Soros a ONGs rusas.

Soros apuntó a los países latinoamericanos imprimiendo más de 20 millones de dólares anuales para estos grupos y fue ganando terreno con la idea que el consumo de drogas debería tomarse como un derecho humano y no como un problema a resolver por el sistema de salud.

Su primer paso fue conquistar el discurso liberalizador y llevar al sistema judicial a todos aquellos líderes sociales que estuvieran en contra de la despenalización de las drogas.

El control de la población

Como líder del mundo, George Soros, entiende que el planeta tiene demasiados habitantes y la comida no alcanza para todos, por ende se debe bajar la cantidad de pobladores de 7500 millones a 500 millones, por lo cual el tema drogas no alcanza para lograr el objetivo rápidamente.

Con esta impronta crea el “club de los 500” o Nuevo Orden Mundial y desde allí se impulsan distintos movimientos tendientes al control de la natalidad y la eliminación de seres humanos sobrantes en el planeta.

Así, crea y financia los grupos LGTB, del aborto legal, del feminismo, de la droga libre, de la eutanasia y la restricción de medicamentos para la tercera edad, además de financiar las migraciones en Europa creando caos financiero que luego le permite aparecer como la solución. Agrega además, la distribución de agroquímicos nocivos para la salud humana.

La primer intervención que se le conoce en el mundo financiero, fue el quiebre de la banca inglesa que le trajo como consecuencia la expulsión de Gran Bretaña de por vida y la última fue en Uruguay que a través de su Fundación Open Society financió la campaña de marihuana libre y le ofreció a José Alberto Mujica bajar el riesgo país a los niveles de 1998 a cambio de la liberalización del cannabis.

Su intervención en Argentina

A nadie se le escapa que Soros es el dueño del 60% de la soja que produce Argentina y de la falta de inversión internacional en la República.

Esta falta de inversiones que ahoga a la Nación, creada por el magnate húngaro, obligó a la Argentina a intercambiar su política de drogas por la tranquilidad económica.

Así Jujuy inició con la producción de 100 mil hectáreas de marihuana que regentean por un lado Jakob Ripshtein presidente de Laboratorios Aphria de Canadá que es una de las más de 100 empresas de Soros y Cannabis Avatora Sociedad del Estado, que preside Gastón Morales quien tiene como todo currículum ser hijo del gobernador de esa provincia. Esto sucede en consonancia con idéntica tarea realizada por éste personaje y éste laboratorio en Colombia, Jamaica y por estos días también en Paraguay

La ley de Salud Mental ha sido un arma imprescindible para llegar a estos días, donde la droga libre y la destrucción de los espacios de asistencia de adictos son el inicio de la escalada final hacia una Argentina drogada.

Quienes han colaborado con Soros durante estos años para llegar a éste día son: Eugenio Zaffaroni, Carmen Argibay, Diana Conti, Victoria Donda, Claudio Lozano, Ricardo Gil Lavedra, Aníbal Fernández, Mónica Cuñarro a los que se suman hoy Adolfo Rubinstein que suplantó a Jorge Lemus y Luciano Grasso que ocupa la cartera de Salud Mental y Adiciones.

Tanto Jorge Lemus como André Blaque a cargo de Salud Mental y Adicciones fueron eyectados del entonces Ministerio de Salud debido a que estaban en contra de la desaparición de los centros de rehabilitación y neuropsiquiátricos y suplantados por dos afines al proyecto Soros, Rubinstein y Grasso.

Las instituciones que desde 2001 vienen apoyando y llevando adelante son: Asociación de Reducción de Daño de Argentina de Silvia Inchaurraga con sede en Rosario, Santa Fe; Intercambios de Graciela Tousé con sede en CABA; FAT (Fondo de Ayuda Toxicológica) con sede en CABA de Alberto Calabrese.

Todos los caminos iniciados por Georege Soros se encaminan hacia la destrucción del ser humano y la creación de caos que llegan incluso al soporte económico de grupos narcoterroristas como FARC en Colombia a través de Rodrigo Uprimny. Una campaña en la página de peticiones de la Casa Blanca pide que sea declarado «terrorista» y que se confisquen todos sus bienes por sus intentos de «desestabilizar» Estados Unidos.

Para quienes están apegados a La Biblia lo miran como el ANTICRISTO y de hecho cumple con todos los parámetros para serlo. Para quienes trabajamos en adicciones entendemos a las drogas no como un elemento del maligno, sino como el maligno mismo.

La idea de Soros de liberalizar las drogas en el planeta tiene una clara explicación. Su objetivo es vender estas sustancias desde sus empresas acaparando como clientes cautivos a 250 millones de consumidores solamente en América y utilizando su Fundación Open Society (Sociedad Abierta) para soportar económicamente a todos los grupos que se dedican a crear caos.

Argentina bajo el influjo económico de George Soros se encamina progresivamente hacia el caos producido por acciones aberrantes que congelan la sangre y entumecen el pensamiento.

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