Por Luis Américo Illuminati.-

«Nada es más urgente que lo que exige mucho tiempo para su realización» (Santiago Kovadloff en «Los apremios del día»).

«La población en general no sabe lo que está sucediendo, y ni siquiera sabe que no sabe», alerta Noam Chomsky, quien ha producido un documental titulado: «Requiem for the American Dream» que traducido al español significa «Réquiem por el sueño americano».

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Chomsky plantea que de un tiempo a esta parte en EEUU peligra la democracia, expresando que el actual sistema lo plasmaron los padres fundadores como una forma de preservar a la élite dirigente o minoría selectiva por sobre la mayoría -especialmente en base a los argumentos de James Madison, padre de la Constitución Americana. Una precaución que en esa época resultaba razonable, pero que degeneró con el paso del tiempo dando nacimiento a un capitalismo salvaje.

Aristóteles señala en la «Política» el mismo dilema, y para lograr el justo equilibrio de la balanza propone una solución diferente. En lugar de «reducir la democracia», sugiere reducir las desigualdades para que ningún ciudadano viva en la pobreza y la miseria, sino un sistema que distribuya la riqueza en justa proporción para que a nadie le falte nada. Eso se llama solidaridad, no es comunismo -como nos quieren hacer creer- ya que constituye una falacia, una ideología intrínsecamente perversa. Henry George propuso una justa solución en su libro «Progreso y Miseria», un nuevo paradigma sobre la renta de la tierra con el que refuta la tesis de Karl Marx desarrollada en su ópera magna «El Capital». Este problema de la riqueza en pocas manos en los EEUU de comienzos del siglo 20 ha perdurado a través del tiempo, repercute negativamente y trasciende más allá de sus fronteras.

El primer informe importante de la «Trilateral Commission», advierte sobre el peligro del «exceso de democracia». En este informe, sus miembros estaban preocupados por el cuestionamiento a su poder global. Según Chomsky, son diez los puntos del programa que dicha élite -los amos del mundo como los llamó Adam Smith en «La riqueza de las naciones»- han diseñado para mantener y consolidar su dominio sobre las mayorías. 1) Reducir la democracia, 2) Dar forma a la Ideología, 3) Rediseñar la economía, 4) Cambiar la carga, 5) Ataque contra la solidaridad, 6) Controlar los reguladores, 7) La Ingeniería Electoral, 8) Mantener la chusma a raya, 9) Fabricación de consentimiento, 10) Marginar la población.

Respecto al punto 2, el suscripto le da una dirección más actualizada al tema de la «ideología» -lo contrario a las ideas bien concebidas- que es la propaganda de la Agenda 2030 y 2050 de la ONU, que desde mi punto de vista constituye una expresión de deseos, un placebo retórico, un engañabobos. Son meras declaraciones que equivalen a lo mismo que estar de acuerdo con lo obvio o perogrullesco, pero de tan obvio es una eterna procrastinación y una entelequia. «Ten paciencia Humanidad o Rebaño. Mañana controlaremos la lluvia y los vientos, mañana venceremos a la muerte; finalmente, ponte feliz, mañana descubriremos la fuente de juvencia y todos seremos inmortales». Por eso, felicito a Milei por haberla rechazado en la reunión del G-20.

La estrategia para ideología de la forma fue un período durante los 60 para neutralizar la lucha de los afroamericanos por los derechos civiles que les eran negados, con Martin Luther King a la cabeza, simultáneamente con las masivas protestas contra la Guerra de Vietnam, a raíz de lo cual surge el Memorándum Powell que advirtió que las poderosas corporaciones financieras estaban perdiendo terreno en el control de la sociedad.

El manifiesto de Chomsky es una legítima denuncia contra las corporaciones que financian la política, constituye una parresia (decir la verdad, con franqueza y sin miedo a los poderosos). El hombre posmoderno baila al borde de un precipicio. Es un gran desequilibrio que la riqueza del mundo esté en manos de un reducido número de personas (el 1% de la población mundial que ronda casi 9 mil millones de seres humanos), por cuyo motivo el hombre común está en graves problemas, ya que ignora que está en juego su continuidad como habitante del planeta, pronóstico que lo emparenta con la teoría malthusiana, en el sentido que si la población mundial continúa aumentando su número vertiginosamente, agotará la producción de alimentos disponibles A lo que hay que añadir la peligrosísima contaminación ambiental, espada de Damocles que pende sobre la cabeza de la humanidad, sin mencionar una posible conflagración mundial entre Occidente y Oriente.

Desde nuestro punto de vista, esta situación es la que Donald Trump intentará revertir. Una posible solución, aunque parecería descabellado o de ciencia ficción, sería la posibilidad de conquistar uno que otro planeta cercano y trasladar a los nacidos en el siglo XXI. Pues más descabellado resulta sobrevivir en este pandemónium -superhormiguero humano saturado de urbes monstruosas- en que se ha convertido el planeta Tierra, lleno de furia, ruido donde pululan y deambulan zombis, criminales, bestias desorientadas y gente hacinada y sin trabajo, sumergida en la pobreza y la miseria.

Cada día hay menos puestos de trabajo en los países emergentes y ni hablar del terrible fenómeno de los emigrantes que huyen y buscan refugio en Europa. A toda esta locura y a este oscurecimiento u obnubilación y consunción de los valores éticos y religiosos se le suman la robótica y la I.A., que parecen el ápice del progreso humano, entonces el mundo además de ser una caja de Pandora corre peligro de convertirse en un fatal video-juego. Se diría que la locura y no la sensatez rige al mundo, que en lugar de Dios un duende travieso o un demonio influyera en los acontecimientos de los últimos tiempos.

Conclusión

Tal vez sea una objeción certera decir que a Chomsky se le quedaron en el tintero otros temas no menos importantes que no ha tratado, pero se le debe reconocer que ha dado las primeras señales de alerta del derrumbe del «sueño americano» y ha dejado abierta la posibilidad de que vengan en su lugar situaciones impensables si no se pone freno a la codicia desenfrenada de las empresas y corporaciones que ha hecho que el Estado sea instrumento de sus planes y propósitos siniestros. Chomsky se ha atrevido a gritar a los cuatro vientos: ¡el emperador está desnudo! En cambio, otros filósofos y escritores contemporáneos han preferido las luces crepusculares o convierten el pensamiento en un juego de palabras. «El principal obstáculo para la búsqueda de la luz consiste probablemente en la voluntad de dominio, en el deseo de exhibir sus virtuosidades o de procurarse un abrigo contra objeciones demasiado evidentes. Pues la verdad es un límite, una norma superior a los individuos; y son muchos los que alimentan una animosidad secreta o un odio abierto contra su poder. Encontramos aquí uno de los hechos más primitivos, en el orden intelectual y moral: la lucha de lo «otro» contra lo «mismo», el falso ideal de dominación, individual y colectiva, contra la comunidad espiritual y la paz. Esta perversa antifilosofía combativa y biomórfica desató en el Siglo XX dos Guerras Mundiales que devastaron a Europa en nombre del pretenso derecho de cada país soberano de ocupar el espacio vital que considera suyo, esto, por un lado, y por el otro, la excusa de protegerse y defenderse de las agresiones del enemigo [hoy más vigente que nunca]. Una delirante geopolítica siempre pronta para minar sutilmente al poder de la razón, es decir, el libre acuerdo para la vida, y el libre acuerdo en el pensamiento» (cfr. André Lalande, Vocabulario Técnico y Crítico de la Filosofía, 5ta. Edición). Por todo ello, tengo para mí que Chomsky es un filósofo sincero, no un francotirador que se oculta, sino que ha dirigido su dedo acusador como un Tribuno o Defensor del pueblo contra el establishment, la Nomenklatura, la sinarquía, la masonería, la logia illuminati, o como se le quiera llamar a las élites dirigentes que manejan los hilos invisibles del poder de dominio mundial. ¿Estará la humanidad en el último Capítulo de la Historia Universal escrita por César Cantú o estará en la misma situación de Ulises en La Odisea que tiene que elegir pasar con su barco entre Escila o Caribdis?

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