Por Silvio Pedro Pizarro.-

La eterna y ancestral lucha entre el bien y el mal tiene sus orígenes antes de la Creación y ha sido el tema preeminente tratado en los catecismos de todas las religiones. El mal es identificado en los arcángeles rebelados contra Dios a los que se apodó Luzbel, Lucifer, Mefistófeles, Diablo, Demonio y encarnados en la Serpiente que incita a los seres humanos a desobedecer los preceptos fijados por el Creador y poder así llegar a ser “dioses”.

En el Antiguo Testamento Satanás estaba en el ámbito terrestre pero había perdido su condición celestial por lo que todavía podía acercarse a Dios y con Él dialogar. El libro Apocalipsis indica que a causa “del sacrificio de Cristo y la fidelidad de sus seguidores”, se logró que el diablo y los demás ángeles rebeldes fueran confinados a Tierra definitivamente, esta vez sin posibilidad de retorno.

Contemplamos en la Historia Universal la continua presencia de los ángeles exterminadores, plasmados en los brutales dictadores que azotaron la humanidad desde tiempos remotos hasta nuestros actuales momentos.

Vayamos al rinconcito de la tierra que es el propósito de este modesto y limitado estudio, a nuestro país,para comprobar que esta lucha existe desde sus orígenes y se ve representada por el mal en los Rozas, Perón, Kirchner que felizmente tuvieron una relativamente corta duración de unos 15 años, más o menos, derrotados por el bien, representado por la democracia, la cultura, la educación y la moral.

En nuestro caso en particular tomemos nota de que el mal nunca abandona su lucha y se presenta en las fases más diversas; lucha armada, teorías izquierdistas, falsa concepción de los derechos humanos, sin ánimo de rendirse. Es así como luego de la gran derrota del peronismo en 1955, su gestor continuó alentando sus huestes sin descanso, desde su exilio, para volver a presidir la nación en 1973 hasta su muerte el año siguiente.

En realidad nunca existió la doctrina peronista y el partido que lleva su nombre es un movimiento político cuya única ambición es la conquista del poder.

Las consecuencias de su nefasto retorno fueron los actos terroristas de los 70 y 80 que dejaron al país destrozado. Otra vez el mal se cierne sobre la Argentina y debe ser enfrentado por el gobierno constitucional en una guerra que los derrotó en los campos de batalla. Pero no hay rendición, pues se apoderan nuevamente del poder por medio de las elecciones y esta vez cumplen con el objetivo de venganza, destruyendo todas las instituciones del país, al propio tiempo que organizaron con la familia Kirchner una sistemática y gigantesca corrupción nunca vista en nuestra historia.

El bien triunfa nuevamente en el acto eleccionario, pero sufre arteros ataques de desestabilización, revueltas organizadas por piquetes de extrema izquierda y una quinta columna enquistada en el gobierno. El mal contraataca, no abandona.

Y resurge el peronismo con los mismos militantes que gobernaron el país al lado del kirchnerismo. Se acomodan sinuosamente en los campos más favorables y conforman una nueva rama que, como es su tradición y características, se desprende de sus aliados y les niega participación a su propia ex jefa. La reformación de los cuadros acude a los sacerdotes del tercer mundo simpatizantes del Papa y a destacados miembros de la curia de notoria simpatía con el izquierdismo.

Los amigos del Papa se hacen llamar los Laudianos ya que toman la encíclica papal Laudato- y presentaron un documento en el que piden ponerse «la Patria al hombro» y «constituirse en una comunidad basada en el Modelo de Juan Perón».

Miembro de la “Red Laudatista”, el cineasta y senador Pino Solanas, anunció en ese contexto que será recibido por el Papa el 17 de Octubre para llevarle el documento.

Es indudable que Francisco está más cómodo en lo aluvional, propio del peronismo que conoce y forma parte de su manera de revivir la argentinidad lejana. Es un tipo de emocionalidad que los peronistas conocen muy bien: vital, desprolija, irracional, difícil de catalogar.

Lo primero que debería hacer un hombre auténticamente humilde es impedir que el mundo entero cantara loas a su humildad. O por lo menos, protestar que tales encomios violentan su carácter.

No está bien suprimir el ceremonial tradicional y digno, con sus signos, sus gestos, sus pasos demarcados y significativos, porque dicha supresión no comporta incremento de la humildad sino abolición de los ritos y de los símbolos.  Esto escribió Antonio Capponetto.

Haga lo que hiciere a partir de este momento el Papa Francisco, es imposible omitir o ignorar que el hombre que acaba de llegar a la silla petrina arrastra concretos, abultados y probadísimos antecedentes que lo sindican como un enemigo de la Tradición Católica, un propulsor obsesivo de la herejía judeocristiana, un perseguidor de la ortodoxia y un adherente activo a todas las formas de sincretismo, irenismo y pseudoecumenismo crecidas al calor de la llamada mentalidad posconciliar.

La legendaria iglesia católica, apostólica y romana es y ha sido conservadora por naturaleza durante siglos y ya ha advertido el peligro de un conflicto interno con el avance del populismo, al comienzo tentativo y solapado midiendo sus pasos, actualmente desenmascarado, al punto de relacionar la única Encíclica escrita enteramente por Francisco, “laudato si´,con el Modelo de Juan Peròn.Se producen similares signos de proselitismo en la designación de nuevos Cardenales por Francisco. Son 17, de los cuales solo cuatro son europeos y el resto de regiones remotas, muchas de las cuales obtienen su primer Cardenal.

Hoy 17 de octubre, el día de la Lealtad Peronista, resurge de sus cenizas el Peronismo, cuya cabeza actual no deja dudas. Es nada menos que Su Santidad el Papa Francisco.

Share