Por Enrique Arenz.-

¿Está prohibido decir que fueron los terroristas comandados desde Cuba los que iniciaron la guerra civil de los setenta? No, se puede y se debe decir. Y esto no implica ser indulgentes con los militares que vinieron luego a combatirlos con métodos criminales. Se puede y se debe decir que hubo una sociedad indefensa sometida al terror de dos violencias armadas: la de la subversión, que hacía explotar una bomba cada tres horas, y la de los militares que tomaron el poder con la idea preconcebida de matar a siete u ocho mil argentinos, de los cuales yo conocí por lo menos a uno que era inocente. La Argentina y el mundo merecen la verdad completa, Y HAY QUE EXIGIRLA, sin tenerle miedo a la reacción intolerante de los de un lado y los del otro. Estoy harto de los que defiendan a los militares como a héroes, y de los que consideran a los subversivos jóvenes idealistas. Ninguno, ni militares ni terroristas, tendrá una página de honor en nuestra Historia cuando se la escriba completa. Bienvenida la desclasificación de archivos secretos extranjeros si vamos a poder ver con mayor claridad lo que pasó en aquellos años terribles, empezando por la responsabilidad de Fidel Castro, que planeó la insurgencia en toda América del Sur y comandó los delitos de lesa humanidad que perpetraron aquí los criminales Mario Firmenich y Mario Roberto Santucho.

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