Por Silvio Pedro Pizarro.-

Se está entrando en una cultura política que se había abandonado en los últimos quince años. El debate ciudadano acerca de los temas que abordará el Presidente en su próximo discurso del primero de marzo, es un ejemplo elocuente de esta feliz recuperación ciudadana. Jamás en los años anteriores se produjo este interés del ciudadano por las alternativas que se pueden predecir acerca del pasado, presente y futuro del país. Todo estuvo sellado, oleado y sacramentado por la voluntad ultrapoderosa de una mandataria que disponía a su antojo como una reina, el Estado soy yo ¿Quién se podía interesar en los ejes de un discurso repetido sobre la base del cristinista relato, la Biblia de sus obsecuentes seguidores?

El cambio es fundamental porque no ha sido ordenado ni sugerido desde comités ni unidades básicas, nació de la individualidad de cada ser humano dueño ahora de su opinión, de su discernimiento, de su libre albedrío y opción natural. Esto nos hace meditar si se hace necesaria una presencia colectiva y multitudinaria en las plazas adyacentes al Congreso y a la Casa Rosada. Los que continúan enviciados con la presencia de las masas, quieren evaluar la diferencia que existirá frente a los discursos de la reina Cristina y el ciudadano Macri. No señores, terminen con esos mitos populistas que son los que han llevado al país a extremos deplorables.

La individualidad libre y serena de 100 humildes pensadores tiene la fuerza de un huracán mucho más poderosa que la de 100.000 militantes rejuntados que saltan, gritan, bailan e insultan, sin tener un conocimiento cabal del motivo de sus reacciones murgueras.

Es también un desafío a los medios que con toda seguridad seguirán arraigados a la enfermiza costumbre de evaluar las cantidades masivas calculadas por metro cuadrado como si fuera una noticia de gran relevancia política y de opinión. Vuelvan a las fuentes del sano periodismo señores dueños de la verdad y relean los viejos diarios de la que denominan “década infame, La Prensa, La Nación, La Razón, Noticias Gráficas, La Época, La Vanguardia, Caras y Caretas, que muchos de ustedes no alcanzaron a conocer, ni siquiera por emocionadas evocaciones.

Estamos en presencia de diversos criterios con respecto al contenido del próximo discurso presidencial. No es necesario expresarlos porque son por todos conocidos. Si expone duramente la fatídica herencia recibida, si solamente hace una corta mención, si pone el acento en la futura política y planes para encauzar la economía, combatir la pobreza y el narcotráfico, la pacificación y unión de los argentinos; todo gira alrededor de estos temas. Aparentemente, la idea que se terminó imponiendo en el elenco gubernamental es que Macri hablará de cómo encontró los distintos organismos y ministerios en una primera parte, para después pasar a los ejes de su gobierno.

Y es aquí donde nos referiremos al comentario deslizado anteayer, bajo el título “Presos políticos Macri y ANSES«, porque se vuelve a la incógnita pendiente: ¿Se referirá a ANSES cuando informe cómo encontró los distintos organismos públicos? Bastante ya se informó y ha trascendido sobre el particular, con la cuestionada excepción de ANSES, en silencio total. ¿Cumplirá con la promesa electoral de terminar con el «curro» de los Derechos Humanos y arreglar el ejercicio de una justicia ajustada a derecho como lo dispone la Constitución Nacional? Este quemante tema involucra a los presos políticos que van muriendo en prisión sin prisa y sin pausa con intervalos regulados con cuentagotas.

Pasado mañana tendremos el momento tan ansiado de escuchar, después de largos años, el primer discurso republicano de un Presidente en la apertura del Congreso Nacional. Sean cuales fueran las distintas opiniones y comentarios, todos respetables, se abrió el cerrojo que nos conduce nuevamente a una república federal y democrática de la que nunca debimos desertar.

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