Por Malú Kikuchi.-

Las inundaciones son una desgracia, una de las plagas que Dios mandó a Egipto para liberar al pueblo hebreo de la esclavitud. Ser esclavos de una plaga evitable, es un delito de lesa humanidad. Las inundaciones que están sufriendo miles de compatriotas en este momento, no son un desastre natural, son responsabilidad humana. Eran, son y serían evitables, si los respectivos gobiernos, nacional, provincial y municipal, se tomaran en serio el problema.

En 1884, el gran Florentino Ameghino presentó un plan para la cuenca del Salado. Había llegado a la conclusión, exacta, que las sequías y las inundaciones eran periódicas y complementarias. Proponía nivelar la tierra, excavar canales de desagüe hacia el mar, forestar las márgenes del río y construir reservorios de agua de lluvia (“para no desperdiciar material valioso”), y bombear el agua de lluvia acumulada en los tiempos de sequía hacia las tierras necesitadas.

Pasaron 131 años, el plan maestro para la cuenca del Salado no está terminado. País poco serio. Pero esta vez no es el Salado el que se desbordó con las inusuales lluvias (las hay peores), son zonas que hasta hace unos años no se inundaban. Y que por supuesto, no deberían inundarse. Algunos datos para tener en cuenta y sacar conclusiones. La provincia de Buenos Aires tiene tierras por debajo del nivel del mar. Al no tener pendiente suficiente, el problema es conocido.

La Nación tiene una Subsecretaría de Recursos Hídricos a cargo del Ingeniero Edgardo Bertolozzi, que depende del Ministerio de Planeamiento (Julio De Vido). Está el Instituto Nacional del Agua, INA, en Ezeiza, con 1.000m2, donde se pueden hacer modelos a gran escala para programar las obras a realizar, teniendo en cuenta las cuencas y los cursos de ríos y arroyos en su totalidad. Los trabajos parciales no sirven. El plan tiene que ser total, aunque se haga en etapas.

El INA está programado para dar alertas hídricas ¿? Existe el Plan Nacional Federal de los Recursos Hídricos, aprobado por la Subsecretaría de Recursos Hídricos (noviembre 2006). Se sabía que este año vendría el fenómeno del Niño (erráticamente cíclico, climático por el cambio de patrones de las corrientes marinas en la zona intertropical), que en 2015 iba a ser complicado desde julio hasta noviembre. Se sabía. No se tomaron las precauciones indispensables.

En la provincia de Buenos Aires, en el ministerio de Infraestructura, de quien depende la Dirección Hidráulica Provincial, el ministro a cargo es Alejandro Arlía. Antes fue el ministro de economía de la provincia que aumentó exponencialmente los impuestos que cobra ARBA, el que decidió que un terreno sin construir, aunque fuera un jardín, era “baldío” y destinado a una “especulación inmobiliaria”, por lo tanto pagaba el doble que un terreno en las mismas condiciones. Se construyó en esos “baldíos”. El cemento no permite que escurra el agua.

En tiempos de De la Rúa se creó el Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica, impuesto específico no coparticipable, por cada litro o m3 de combustible, se retenían, 0,5$. Hoy es el 9% del valor del GNC y el 5% del combustible en el surtidor. Ese Fondo el gobierno lo gasta discrecionalmente. Dice Diego Cabot (La Nación) que el Fondo tiene plata equivalente a la destinada en este año para el Ministerio de Justicia, y que la plata de ese Fondo fue a Tecnópolis. Dice que Aerolíneas Argentinas cuenta para este año con 4544 millones $ y para este año se destinan 476 millones $ a temas hídricos.

El mucho dinero recaudado por diferentes medios para solucionar los problemas hídricos se fue casi todo a las represas Néstor Carlos Kirchner y Jorge Cepernic, ambas en Santa Cruz. Dice el Párroco de Salto, “la corrupción mata y también inunda. ¡Y pueden gastar 8.000 millones $ en fútbol para todos!”. ¿Y los inundados? Muy bien gracias. Echarle la culpa a la siembra directa, lo desmiente el INTA. Echarle la culpa a los barrios cerrados y a los countries, es echarle la culpa a la desidia y/o corrupción de los municipios y de la provincia, de los que necesitan aprobación.

Sobran organismos para ocuparse del tema. Demasiados. Todos inoperantes. El problema debe estudiarse en conjunto, tomar las medidas al mismo tiempo. Saber que las rutas construidas sobre terraplenes necesitan desagotar a través de caños, túneles y alcantarillas. Que los espacios verdes son indispensables para que el agua tenga lugar para escurrir. Que el curso de las cuencas se debe respetar y hacer las obras teniéndolas en cuento. Con la naturaleza se debe armonizar, no contradecirla.

Expertos sobran, hay que convocar a las universidades para tener un panorama general sobre lo que se debe hacer. Usar el dinero para obras hídricas, en obras hídricas. Esta inundación y las anteriores, debieron evitarse por respeto a la gente. No se puede jugar así con la vida y los bienes de las personas. La presidente, como cada vez que ocurre un desastre, desaparece. El gobernador candidato a presidente, se manda mudar. Nuestra embajadora en la OEA tuitea ¡felicitaciones a Cristina por visitar las inundaciones y confortar inundados! ¿? Nilda Garré, ¿qué canal está viendo o qué está tomando?

¿Y la gente que perdió sus pocos o muchos bienes, que se quedó sin electricidad, ni teléfonos para comunicarse con sus familiares? ¿Los padres separados de los hijos; el chiquito que fue a jugar a casa del amiguito y se quedó alejado de su familia? ¿Y los enfermos, los discapacitados, los solitarios, el agua subiendo, los muebles flotando, los animales de granja sin posibilidades de sobrevivir, el frío, la angustia, la desesperación, la reiteración del problema que parece no tener solución? Y la tiene. Tiene solución.

Cuando bajen las aguas, habrá que ver que queda. Tierras erosionadas, cultivos perdidos, trabajo desperdiciado y problemas sanitarios muy serios. Víboras, en Mercedes ya hubo 40 personas mordidas, ratas y todo bicho que arrastran las aguas, más la contaminación. Ya alertan contra la esterichia coli, que es grave en un adulto y mortal en un chiquito menor de 5 años. El agua para beber, para lavar los platos, para bañarse, ¿estará en condiciones?

Debe haber muchos más organismos dedicados al tema del agua y sus consecuencias. Y debe haber muchísimas soluciones efectivas para evitar estas inundaciones, que realmente son un delito de lesa humanidad. Lo que no hay es un gobierno honesto, preocupado por la gente. Y si la política no está para mejorar la calidad de vida de las personas, y se pone al servicio del enriquecimiento de los funcionarios, entonces la política no sirve. Gente inundada por culpa de la corrupción y políticos enriquecidos por esa misma corrupción, merecen un castigo a través del voto. Después vendrá la Justicia.

Algo para recordar el 25 de octubre. Basta de corrupción, basta de discrecionalidad con los dineros públicos: las personas están primero, antes que cualquier otro objetivo. La solución no son los botes, la solución pasa por la decencia del gobierno que sepamos conseguir.

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