Por Malú Kikuchi.-

En toda novela policial, buena o mala, la pregunta ante el delito, sea este cual fuere, es: ¿a quién beneficia? En el caso de la “desaparición” de Santiago Maldonado, la pregunta es la misma. La respuesta resulta simple y evidente.

Si Santiago Maldonado fue “desaparecido” por la gendarmería o fue escondido, o hasta muerto, en el intento de los miembros de *RAM de cortar la ruta 40 que impidió esa fuerza de seguridad, el hecho no beneficia al gobierno de Macri.

Basta ver quiénes son los que tratan el tema Maldonado políticamente, como un caso especial, en un país donde los desaparecidos, asesinados o carne para la trata, superaron las 5.000 personas en tiempos K, sin responsables, ni presos.

El tema Maldonado tiene varias aristas y dependen de qué lado del mostrador se ubica el que opina. Santiago Maldonado, 28 años, nacido en 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires. Según su hermano Germán, desde chico fue un defensor de causas que cree justas, vegetariano y aventurero. Estudió Bellas Artes en La Plata. Artesano, tatuador, hacía pocos meses vivía en Chubut.

Sus amigos opinan que es anti violencia, muy buen tipo. Apoya a los mapuches en sus “reivindicaciones”. RAM sostiene que, “el 1º de agosto los acompañó, gendarmería reprimió, ellos cruzaron el río a nado, Santiago le tenía miedo al agua, gendarmería lo golpeó y lo metió en una de sus camionetas.”

Desde entonces no se sabe nada de Maldonado. Ese es un lado de la historia. ¿Cómo saber si Maldonado acompañaba al RAM el 1º/8 si todos estaban encapuchados y eran irreconocibles? ¿Estuvo? ¿Los mapuches mienten?

Días antes, el 21/7, un grupo de RAM, encapuchados, irrumpió en un puesto de una estancia de Benetton en Epuyén. Evaristo Jones, el puestero se defendió con un puñal y sabe que hirió a alguien de quien no vio la cara. Tiene sangre de la víctima en su camisa. El gobierno y Jones esperan el ADN para confirmar o no, de quién es.

La policía federal asegura que en las comisarías y hospitales de la zona no se encuentra ni estuvo Maldonado. Encontraron en su casa 3 celulares. Uno de ellos se activó en Chile, lo que indica que por lo menos el celular viajó. Maldonado iba y venía con mucha frecuencia entre Argentina y Chile.

El juez de Esquel ordenó buscar el ADN de Maldonado en las 4 camionetas y el camión que usó gendarmería el 1º/8. No se encontraron rastros de Santiago. El ministerio de Seguridad Nacional está usando todos sus medios para ubicarlo.

El gobierno de Macri le ha pedido colaboración al Alto Comisionado de la ONU en la búsqueda de Santiago Maldonado. Y también se lo busca en Chile. Donde curiosamente no se lo puede buscar es en tierras mapuches, ya que ellos alegan que son sagradas.

Sagradas para los perros policía que querían cruzar el rio siguiendo pistas y no los dejaron, sagradas para la gendarmería, la policía y la justicia argentinas, cuyo territorio están ocupando sin haber sido jamás un pueblo originario.

La palabra araucana “mapuche”, hombre de la tierra, no aparece hasta el siglo XX en ningún escrito de historiador, aventurero, militar, caudillo o quien fuere que hubiera tenido contacto con nuestros pueblos originarios: tehuelches, puelches, pampas. Desaparecidos a manos de los invasores mapuches.

Si alguien tiene interés en la aparición con vida del artesano, es el gobierno de Cambiemos. Si a alguien le conviene la “desaparición” de Maldonado es a los que enfrentan al gobierno. Estamos en un año electoral, hasta ahora a la oposición no le ha ido demasiado bien. Maldonado es un regalo que les hizo el azar o que se hicieron ellos mismos.

No hay que ser un genio para darse cuenta. Esperemos por Maldonado que aparezca sano y salvo. Esperemos por el bien del gobierno que así sea.

* RAM: Resistencia ancestral mapuche.

Share