Por Oscar Dufour.-

Para que los malos triunfen, es necesario que los buenos no hagan nada. Recordando el #8N de 2012.

Hay acciones que siempre tienen vigencia y recuerdos que son para toda la vida, por esa razón quise hacer alusión una vez más al #8N de 2012, donde en defensa de nuestras libertades y principios Republicanos, una inmensa mayoría de ciudadanos de todo el País y compatriotas que se encontraban en distintos lugares del mundo, decidimos salir a la calle, para testimoniar nuestro reclamo al Gobierno Nacional. Seguramente muchos de nuestros lectores, han sido los protagonistas de esta movilización masiva que ya se encuentra en nuestra historia.

Algunos párrafos de este escrito tienen más de dos años y sin lugar a dudas poseen más vigencia que nunca, el Gobierno de Cristina Fernández no solo jamás reconoció nuestros reclamos, sino como es su estilo, redobló la apuesta. Pensaba, el Gobierno dice una cosa y los hechos son casi siempre al revés, mal que les pese, nos pintan que somos Suiza y la realidad nos lleva a Venezuela.

Para el “kirchnerismo puro”, el que piensa diferente es un enemigo. ¿O nos olvidamos cuando utilizaron a “la prensa” para “escrachar” a la gente? Lo hicieron y siguen haciéndolo con ciudadanos comunes, con políticos, con periodistas, algunos de los cuales han sufrido “dudosos hechos delictivos” como el de Marcelo Longobardi, o el “allanamiento” a la «Brújula24» de Bahía Blanca en flagrante ataque a la libertad de Prensa, por citar algunos de los tantos.

Tampoco me olvido del “hay que temerle a Dios, y a mí un poquito”, ¿se acuerdan, no? También una forma de intentar amedrentar. Me decía, a quien se le teme es a un dictador, a un tirano, a un déspota, no a un demócrata. “Cuando la gente le teme al Gobierno, hay tiranía; cuando el Gobierno le teme a la gente, hay libertad”. Llamemos a las cosas por su nombre, en este “juego” siempre es la libertad ciudadana la que se cercena.

En el año 2012 el #13S y #8N, en el 2013 el #18A, por nombrar las “marchas” más numerosas y que más impacto causaron, demostraron que nuestras capacidades de movilización ciudadana están intactas, que desde hace un tiempo bastante extenso, el descontento del pueblo argentino controla la calle, poniendo en un rincón al cada vez más devaluado Gobierno de CFK.

También reveló, que hoy más que nunca los ciudadanos que nos movilizamos con sudor y lágrimas, debemos estar muy atentos, debemos ser responsables de todos y cada uno de nuestros actos públicos, porque el oportunismo y cinismo político no es solo un bien del oficialismo, da para todos. La mayoría de los ciudadanos autoconvocados que se movilizan desde hace ya tiempo, cada vez mejor organizados y quienes adhieren, los consideran responsables y corresponsables de esta Argentina en caída libre, donde la inseguridad y la incertidumbre nos siguen azotando sin piedad, día a día.

Les reitero un relato ya mencionado en alguna de mis notas de años anteriores, pero que pocas personas conocen, y que viene en relación a nuestras movilizaciones, me refiero a Islandia y cómo defendieron los habitantes sus derechos mediante una revolución pacífica que grandes intereses se ocuparon de ocultar.

El ejemplo de Islandia

Sin derramar una gota de sangre, los islandeses derrocaron un Gobierno, encarcelaron a los corruptos, reformaron la Constitución y eligieron a los más capaces y honestos. Islandia ha recuperado en parte, la posición que tenía antes de su crisis de 2008. Mientras en el resto de las naciones europeas -salvo excepciones-, se agrava la situación diariamente, es un pequeño País casi desconocido, está ubicado en islas en el Océano Atlántico, entre el noroeste de Europa y Groenlandia.

El actual Presidente de Islandia, recibe y dialoga con muchos habitantes en su propia granja, todo se hizo en forma pacífica, democrática, con participación de la gente. Sólo a golpe de cacerolas, gritos, certeros lanzamiento de huevos y bolas de nieve a los políticos sospechados de corrupción, enriquecidos, o con beneficios de los banqueros.

Un brillante modelo para el mundo, aunque silenciado y oculto, por si el buen ejemplo cunde por otros lados.

En conclusión: Mirando en retrospectiva esta década, de algo estoy seguro, el Gobierno quiso controlar todo, de esta manera faltó a la verdad, intentó evitar controles, y no pararon hasta conseguirlo, la prueba más contundente fue con la reciente designación sin quórum de Julián Álvarez y Juan Forlón como integrantes de la Auditoría General de la Nación. Recordemos antes la “Ley de Medios”, la “Reforma al Código Civil”, al “CPP”, la “Ley de Abastecimiento”, la nueva “Ley de Hidrocarburos”, la “Ley de Telecomunicaciones”, por mencionar algunas de las más importantes, y que nos demuestran en las primeras una verdadera autoamnistía encubierta y en otras, una manipulación que no es más que el mecanismo de dominio de la “fuerza hegemónica” de un Gobierno, que por sus acciones, algunos consideramos que tiende a tornarse con matices totalitarios.

¿Recuerdan cuando decían “VAMOS POR TODO”?, la realidad nos indica que no mentían. Será entonces cuestión de barajar y dar de nuevo, y recorrer juntos gobernantes y gobernados, el camino que nos lleve a refundar y convertir nuestra Argentina en una República.

Recordemos siempre, que para que los malos triunfen, es necesario que los buenos no hagan nada.

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