Por Rodolfo Patricio Florido.-

Es absolutamente falso que quienes hoy proponen la despenalización del aborto, la obligatoriedad de que los médicos practiquen abortos y no puedan fundamentar razones de conciencia para no practicarlos, etc., etc., etc., sea una discusión sobre la soberanía del cuerpo femenino para decidir qué hacer con él. Esto es FALSO. Podrá haber algunos/as que creen que esta es la discusión, pero no es así. Es simplemente una pulseada de poder político ideológico buscando generar una suerte de interbloque global entre pseudos cools autodenominados progresistas y otros a los denominan ultra conservadores, fascistas, gorilas, misóginos, machistas, homofóbicos y clericalistas.

En otras palabras, ayudados por un universo periodístico mayoritariamente abortista, pretenden que la sociedad se exprese a favor del aborto libre, gratuito y financiado por el Estado, so pena de querer ser caracterizado como… ultra conservador, fascista, gorila, misógino, machista, homofóbico y clericalista.

¿En qué radica la trampa?

Muy simple, invitar a pseudo debates promovidos en un pseudo (disculpen la redundancia) equilibrio, en donde de una lado está el atractivo y cool personaje pro aborto y del otro, algún energúmeno/a con un fisique du rol que transpire fundamentalismo sin argumentación o con poca capacidad dialéctica de respuesta, para que la simple comparación entre el agraciado/a y el neandertal conservador/a, genere el rechazo visceral del público.

O sea, una misa en escena para que sus propias miserias dejen de serlas por la aquiescencia de sus colegas y seguidores. En otras y más simples palabras… si una persona mira por una mirilla una escena privada es un voyeur, pero sí millones lo hacen en el formato de un reality se siente así justificado en su pequeña perversión miserable. O sea, hagamos de lo extraordinario algo común y así lo común dejará de ser común para ser una rareza extraordinaria.

Obviamente el tema central de la discusión no quiere ser tratado. Y este es, si hay o no hay un ser humano en el feto o embrión. ¿Por qué? La realidad es muy simple. Si la hay, estaríamos hablando de la muerte provocada por un ser humano a otro ser humano. O sea, una Pena de muerte disfrazada de un pseudo principio libertario sobre el propio cuerpo. Por el contrario, si no hay un ser humano en un embrión, estaríamos hablando de la interrupción de un embarazo sobre un cuerpo indefinido y sin vida. El tema es que la Ciencia ya decidió sobre esto y lo decidió con métodos científicos, no especulativos ni filosóficos, ni siquiera religiosos.

Como bien dice el Doctor Ernesto Beruti, jefe de Obstetricia del Hospital Universitario Austral y del Hospital Público Materno Infantil “Ramón Sardá”, Médico egresado con Diploma de Honor de la UBA, Obstetra, Toco ginecólogo, médico legista, docente en la Facultad de Medicina de la UBA, docente en la cátedra de Obstetricia de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y Conferencista a nivel mundial… “No se trata de una ideología, una creencia o una postura política sino de una evidencia experimental. La ciencia ha probado con certeza que la vida humana comienza en el instante mismo de la fecundación del óvulo por el espermatozoide. Si interrumpimos este proceso vital en cualquier momento de su desarrollo, la ciencia ha demostrado que se elimina un nuevo ser humano.

En otras palabras, podrá discutirse y de hecho ya se legisló sobre cuáles son las condiciones legales para un aborto y eso está establecido en el Código Penal:

  • En casos de peligro para la vida de la mujer.
  • En los casos de peligro para la salud de la mujer.
  • Cuando el embarazo sea producto de una violación.
  • Cuando el embarazo sea producto del atentado al pudor sobre una mujer idiota o demente.

Esto es lo que la Ley argentina establece y claramente está fundado en razones médicas y/o por la preexistencia de un delito como es la violación; y así, esté o no de acuerdo con este marco legal, es el que nos rige, aún con los errores que esto pudiera suponer. Y pongo un ejemplo: Hace 8 años una menor de 17 años acusó a su padre y a su tío de haberla violado y un Juez dispuso la detención de los mismos y el aborto del producto de la supuesta violación. Unos meses después y cotejado el ADN del feto con los detenidos (padre y tío) el resultado indubitable fue que el feto no era de los detenidos, o sea que la hija había mentido. Obviamente el padre y el tío fueron liberados, se supone que el hijo abortado era del novio de la menor. En resumen, personas inocentes sufrieron cárcel, un bebé no tuvo la oportunidad de vivir y el Estado se hizo cargo de todos los costos de la mentira de una adolescente que llegó al extremo de inculpar a su padre para victimizarse frente a su novio y a la sociedad. Por aquellos tiempos, organizaciones sociales y de Derechos Humanos se movilizaron para pedir el aborto de la presunta violada. Ninguna movilización se sucedió cuando la mentira quedó expuesta. La vida del bebé de la mentira no tuvo lágrimas ni compasión social.

Volviendo al inicio de la nota y a la trampa que esconde el supuesto debate, esta quedó brutalmente evidenciada hace unas semanas con quien iniciara esta última movida comunicacional que despertó la campaña pro aborto.

Dijo Ingrid Beck (Directora de la escuela de periodismo TEAarte y la revista Barcelona) en Intrusos con Jorge Rial…“Los funcionarios están poniendo sus creencias religiosas y personales por encima del bien público”. En esta frase, no expresada azarosamente sino luego múltiplemente repetida por muchísimos conductores de la televisión, radica la nueva trampa. Esto es; negar la decisión moral, científica o religiosa de quienes no están de acuerdo con el aborto, para imponer bajo el pretexto de un concepto libertario, el derecho al aborto como si este fuese una respuesta estadual y social del tipo universal. O sea, mis posiciones (ideológicas, religiosas, morales o científicas) en contra son descartables por ser personales, mientras que las posiciones a favor son atendibles porque son sociales y estaduales. Una falacia, una trampa diseñada para confundir. Una suerte de… tus verdades son relativas, las mías son absolutas. Y, ahora, establecida la falacia, discutamos sobre el derecho de las mujeres a abortar y no sobre los derechos del feto/embrión o bebe abortado a vivir. Pocos o nadie en la televisión quieren hablar sobre esto. Están TODOS a favor de la vida, pero de la vida del bebé embrión no quieren hablar. ¿Por qué? Muy simple, porque deberían aceptar que están asesinando a otro ser humano en función del derecho femenino a disponer sobre su cuerpo. Y no estoy hablando ni de violaciones, ni de mujeres en riesgo de muerte por el embarazo, ni de disminuidos mentales abusados, o sea los casos que la actual legislación prevé.

La importante cantidad de métodos anticonceptivos de acceso libre y gratuito en los hospitales públicos es de tal magnitud que también deberíamos considerar que existe displicencia en la conducta sexual a la hora de asumir riesgos innecesarios de embarazo. Ahora bien, si por todas las displicencias conductuales o fallas en las políticas comunicacionales del Estado vamos a generar un cuerpo jurídico que exceptúe el costo de los riesgos asumidos, estamos, como sociedad, en serios problemas. Excepto que los ideólogos de esta movida, así lo estén buscando, aprovechando la falta de análisis de los comunicadores y su vocación de ser amados por aquellos que más daño pueden hacerle si los caracterizan de… “cerrados, ultra conservadores, fascistas, gorilas, misóginos, machistas, homofóbicos y clericalistas”. Nadie en la televisión moderna sobrevive dos minutos al aire si es caracterizado con estas calificaciones. Sí en cambio no tendrá ningún problema si es caracterizado de feminista, plurisexual, progresista, ateo o agnóstico. ¿Y quién caracteriza a unos u otros? La respuesta real es simple. Todo aquel que no es feminista, progresista, ateo, plurisexual o agnóstico, es porque es ultra conservador, fascista, gorila, misógino, machista, homofóbico, clericalista y chupa sirios. Obvio que no lo van a expresar de esa manera y mucho menos todo junto. Pero en el transcurso de los minutos o las horas, así serán caracterizados.

No son pocos los que buscan las palabras más correctas para ocultar los motivos más viles.

No es tiempo de hipocresías. Mientras un sector descalifica brutalmente a otro y ese otro busca las palabras justas para no hacer sentir mal al primero, la vida se escurre en un mar de palabras políticamente correctas pero que no representan el sentir profundo de las convicciones mutuas. Así que digamos las cosas como son y que cada uno tome su decisión con absoluta claridad. Si van a priorizar la decisión femenina sobre decidir dar o no dar a luz, cualquiera sea su motivo, acepten también que están decidiendo sobre el derecho a vivir de un niño, porque un embrión es un niño aunque no tenga ojos desarrollados, así como un ciego es un ser humano aunque no vea.

Share