Por Máximo Luppino.-

Mauricio maquilla laboriosamente la degradada momia de la economía nacional para que parezca viva y rozagante. Pero el cadáver financiero está putrefacto siendo ya devorado por los gusanos de la hambruna reinante.

Macri cometió “homicidio premeditado” con los salarios de los empleados. Atentó con feroz crueldad contra las pequeñas y medianas industrias nacionales, ahogando a miles de familias emprendedoras que son portadoras de trabajo y progreso argentino.

Hoy, nuestra economía se asemeja a tierra desértica, arrasada por la indiferencia de los que gobiernan. La apuesta de Cambiemos fue a fortalecer a los grandes grupos transnacionales en contra del sano empeño de nuestros pioneros de la industria y el comercio.

Estamos a pocos días de las elecciones generales y el presidente de la Nación descarga toneladas de promesas huecas de toda posibilidad de efectiva concreción, ocupando un lugar público que orilla la insana ridiculez. Este nuevo manantial dialéctico parece perjudicarlo electoralmente más aún que sus propios reiterados fracasos.

Claro, Macri recurre a lo que mejor sabe hacer, es decir: mentir, embaucar aprovechándose de la buena fe de muchos conciudadanos.

Los índices de pobreza se encumbran en un despiadado 40%. En las oficinas de análisis político son observados estos guarismos con seria preocupación, pero en los barrios de nuestra provincia, donde las estadísticas poseen rostro concreto de dolor, familia y nombre, la cotidianidad del sufrimiento se torna desesperante. El hambre nunca supo esperar. La falta de casi todo, la miseria en las miradas perdidas de los más pequeños nos produce una inmensa impotencia. ¿Por qué tanta saña contra los humildes de la patria?

Es tarde para Mauricio, que vuelve a prometer lo que en 4 años no deseó realizar. No es “algo” que salió mal, es un sistema que azotó con malignidad a los obreros y clase media de la Nación. ¿Por qué Mauricio?

El barrio derramó demasiadas lágrimas de dolor ya. Ahora sólo queda la frialdad que Cambiemos sembró en los corazones buenos de los mansos de la patria. ¿Por qué, Mauricio, tanto odio?

Nuestro pueblo como expresión inmortal de lo sublime no se detiene encallado en sus penurias provocadas por los sin bandera. Sigue su derrotero hacia la libertad, depositando sus esperanzas en aquellos que lo consideren y respeten en su profunda y completa dignidad.

Dejen a la momia descansar en paz, ya falleció, está en otro plano. Es difícil resucitar lo que uno mismo mató.

Las calles murmuran con sano anhelo la Fórmula Fernández-Fernández. Otro tiempo cargado de fe nace en la república. La patria pide a gritos ser escuchada y cuidada.

Alberto Fernández presentó en sociedad su plan “Argentina contra el hambre”, enmarcado como una causa nacional, justa y fraternal que nos va a potenciar como una Nación solidaria. Un esfuerzo justo que trasciende todo partidismo y fracción política. Es un compromiso del corazón para con nuestros hermanos más necesitados. Una gran causa común que todo individuo de buena voluntad abrazará. Socorrer y construir con empleo merecido a familias orgullosas de sus talentos y labor, sintiendo útil a sus semejantes.

¡DIOS inspire a las nuevas autoridades para que impere la justicia de que toda persona tenga un trabajo honesto y pueda construir un futuro glorioso para sus hijos!

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