Por Luis Américo Illuminati.-

Así como en el Himno Nacional Argentino cantamos “!Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”, ahora, la gran mayoría de los argentinos hemos comenzado a cantar “¡Adiós! ¡Adiós! ¡Adiós, Cristina!” para festejar su alejamiento.

No se registra en los anales de traspasos del mando en toda la historia argentina que un presidente saliente le ponga tantos obstáculos al presidente electo, como CFK lo está haciendo.

Lo que en estos últimos días está haciendo Cristina Fernández es una recalcitrante y mala obra de resistencia, obstinación y resentimiento. Una mala ópera u opereta. Parece una soprano en decadencia, con gripe y afonía. Se quiere parecer a Evita, pero si ésta viviera, hace rato que la habría sacado de los pelos del Sillón de Rivadavia.

Sí, ¡Adiós Cristina! ¡Adiós, discordia! ¡Adiós, fractura del país! Existe un viejo refrán que dice: “El que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen”. Este refrán para Cristina Fernández funciona de manera diferente. Y es así: “No vuelve ni es llamado nunca más quien se va echado y denunciado”. ¿Cree por ventura Cristina Fernández que su entorno más cercano la seguirá respaldando?

A mí me parece que este entorno más que amarla la odia. ¿Pero acaso Cristina Fernández se cree una heroína como aquella española Mariana Pineda o Medea, la falsa heroína de la tragedia griega que, a último momento, en la última escena se salva gracias al aparato teatral llamado “deus ex machina”?

Disculpe el lector, pero, paso, a continuación, a hablar directamente con la destinataria de esta nota.

Como Ud. bien sabrá Cristina, “deus ex machina” se le dice a un ridículo recurso teatral o literario -que es una aparato o maquinaria que desciende del cielo o plafond- que se utiliza para terminar una historia de forma abrupta cuando todo parecer perdido para el actor principal.

Entonces, tenga cuidado Cristina, con esos “fieles colaboradores” -entorno íntimo, como vulgarmente se le dice, o más bien, guardia pretoriana-, pues no son más que rastreros chupamedias, rapiñeros y carroñeros, ansiosos de poder, ratas que dentro de cinco días huirán como sucede cuando un barco se hunde.

Yo que Ud. Cristina, no confiaría tanto en estas alimañas que le han ayudado a destruir el país. Le aviso, Madame, si no lo sabe que, por estas horas, circula por las redes sociales una versión que dice que Ud. se estaría por tomar el palo a Venezuela para pedirle asilo político a Maduro -el del pajarito en el hombro- que ya tiene “podrido” a su pueblo.

Por favor Cristina, no se nos vaya a ir, queremos ver como se las aguanta a partir de las 0 horas del día 10 de diciembre que ya no tendrá más súbditos ni alcahuetes que la complazcan, ya no podrá más manipular, presionar e intimidar a la Justicia Federal.

Ya que es tan osada y valiente, queremos ver cómo soporta y se las arregla con la ola de causas que se le vendrán encima “el día después” (11 de diciembre) para que comparezca a dar cuenta de los innumerables hechos de corrupción que han impregnado todos sus actos de gobierno.

Pero bueno, si Ud. es tan correcta y ha obrado bien, como alega siempre de que, en contra suyo, existe un plan conspirativo y destituyente desde que comenzó a gobernar -léase destruir- a la Argentina, quédese tranquila entonces, me imagino que no tiene nada que temer.

¿O estará exagerando Carmen Reyes quien en una reciente entrevista con la revista Perfil, cuando le preguntaron: ¿Cuándo fue la campaña del 2011, los tres años de luto, el vestido de negro y la fuerza del amor, les creía?, contestó: ¡Mentira! ¡Mentira! ¿Usted sabe de qué murió Kirchner? ¿Alguien vio su cuerpo? Los argentinos teníamos derecho a ver a nuestro presidente, como vimos a Perón, Evita, Alfonsín. ¿Murió por una enfermedad normal o murió porque lo murieron? Si quiere poner, póngalo. El país se merece una explicación. ¿Cómo se dejaban maltratar por “esa mujer”? Yo sé porque se lo digo” (dichos de la entrevistada).

En este punto, yo le daría un consejo, Cristina (perdone que no le diga Sra. Presidenta), si Ud. no tiene nada que ver con lo que hace rato que se viene diciendo por las redes sociales y “sotto voce” en los servicios de inteligencia. Solicite Ud. misma la exhumación del cadáver de su extinto esposo para que se le practique la correspondiente autopsia y así despejar todas las dudas.

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