Por Gabriel Vénica.-

Las declaraciones de Paenza no tienen desperdicio. Entre otras, podemos citar:

“El gran acierto de la última década, para ponerle algún nombre, es que la ciencia pasó a formar parte, siendo un actor principal. Pero no de la boca para afuera”.

¿Se habrá referido Paenza al manejo de las estadísticas públicas sin las cuales es imposible hacer ciencia en el terreno de la antropología, la sociología y la economía por citar sólo tres disciplinas?

¿Podría explicarnos cómo funcionaba el método entre economistas del régimen kirchnerista con los datos que proponía el inefable Moreno con un revólver en el escritorio?

¿Podría ilustrarnos como matemático el nuevo paradigma de la estadística vernácula según la cual nuestra inflación no superaba el dígito y teníamos menos pobres que Alemania?

¿Podría justificarnos porque los cráneos locales despreciaban las pruebas internacionales (PISA) según las cuales nuestros alumnos de escuelas primarias y secundarias se encontraban por debajo de sus pares latinoamericanos y entre los peores del mundo?

¿Podría explicarnos, en el terreno de la ciencia aplicada, porque nuestra industria automotriz (industria sin dudas mimada y cuidada durante “la década”) nos ofrece autos que son obsoletos en relación a los que disfrutan nuestros vecinos chilenos o paraguayos?

¿Y por qué nuestros celulares y computadores lucen anacrónicos al lado de los posee cualquier brasilero o peruano?

¿Por qué el INTA, otrora admirable organismo científico y tecnológico estatal, respetado por los productores agropecuarios de quienes era guía en la aplicación de las mejores prácticas y la última tecnología, devino en vulgar oficina de propaganda oficialista y no dejó papelón por hacer?

Viene a mi recuerdo aquella muestra de agricultura de precisión en Manfredi donde fuimos el hazmerreír del mundo mostrando quesos y dulces en lugar de dispositivos agrosatelitales, porque nadie se animó a contradecir a nuestra Presidente aclarándole que la “agricultura de precisión” agrega valor pero nada tiene que ver con artesanías gastronómicas?

¿Será ésta “la ciencia que ha tenido un papel protagónico como “actor principal durante la última década” (al decir del inefable divulgador científico criollo)?

Otras frases del relator deportivo son también imperdibles:

“Claramente hubo una intencionalidad de convocar a la ciencia para que se tomaran decisiones que nos importen para tener soberanía (sic)”

¿Podría decirnos Paenza si tamaña afirmación da cuenta del principio de falsabilidad, medular en la actual Teoría de la Ciencia, según el cual para que una afirmación resulte científica debe ser cuanto menos contrastable empíricamente?

¿Cómo hacemos para verificar experimentalmente estas tres afirmaciones fundidas en una sola: a) Que en el gobierno anterior hubo intencionalidad de convocar a la ciencia para tomar decisiones; b) Que estas decisiones nos importan; y c) Que estas decisiones que nos importan son para tener soberanía (sic de nuevo)?

Salvo la primera, que más o menos podría dar cuenta del mencionado principio popperiano de refutabilidad para revelarse -eso sí- descaradamente falsa (basta ver, como dijimos, el uso que el gobierno dio a las estadísticas oficiales), no termino de entender en que criterio empírico y científico se basa Paenza para decir urbi et orbi que las presuntas decisiones del gobierno nos importaban a los Argentinos (¿a todos, a la mayoría?) y que servían para tener soberanía (sic por tercera vez).

Otras afirmaciones no le van a la zaga. Aceptables en discutideros como los programas de Del Moro o Fantino, son insostenibles en boca de quien pretendía asumir el rol de científico o divulgador científico (todo sea por los chicos). Así por ejemplo cuando sentenció refiriéndose al actual gobierno:

“Que la sociedad eligió un modelo distinto. Un modelo donde se privilegian las corporaciones… Que el país está en una situación muy delicada con respecto a la ciencia”. “Que estamos mucho peor”.

Lo dijo sin titubear, hasta que el titular del Conicet lo contradijo indicándole que “Los PIP (Proyectos de Investigación Plurianuales) tenían tres convocatorias atrasadas sin pagar (por el anterior gobierno donde presuntamente se privilegió a la ciencia). En efecto, los subsidios que deberían haber recibido los investigadores para realizar su trabajo estaban impagos desde 2013”.

Queda claro que las afirmaciones de Paenza no son más que relato para consumo nac&pop. Cuando no son relato y ofrecen algún dato contrastable este dato es falso y cuando no son relato ni el dato es falso, quien las profiere –Paenza- entra en el terreno en el que sus dichos son contradictorios con sus propias acciones.

Así ocurrió cuando en Radio del Plata afirmó refiriéndose al Ministro de Ciencia y Tecnología:

“Estoy en desacuerdo con la decisión de Barañao de quedarse en el cargo”.

Fue exactamente lo que el mismo hizo cuando le ofrecieron la posibilidad de continuar en el Canal Oficial: quedarse en el cargo. Lo que se dice: “un incoherente”

¡Ay ciencia mía!

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