Por Oscar Edgardo García.-

Diariamente observamos que, paulatinamente, a Alberto Fernández le van «soltando la mano» personas de su círculo más cercano, políticos y periodistas, hecho que constituye una clara demostración de la necedad y el fanatismo que produce la ignorancia de quienes lo defendieron y entronizaron para posibilitarle la concreción de delitos que no registran antecedentes en la historia del país.

A ellos se suman aquellos que quieren despegarse hipócritamente de la desgracia en que ha caído el ex mandatario, involuntaria pero no inocentemente, cuando han sido responsables de viabilizarle el ejercicio del poder a una persona inescrupulosa y carente de capacidad, ética y moral.

Como es sabido, Cristina Fernández de Kirchner es la principal responsable de ello y cuenta con un buen número de colaboradores obsecuentes, no menos nefastos ni siniestros, que no obstante haber conducido al país al estado más crítico y decadente que le ha tocado vivir con anterioridad se comportan como si fueran inocentes de ese resultado.

Asimismo, es un hecho habitual que el kirchnerismo asegure, con cobardía y cinismo, desconocer los ilícitos de cualquier índole cometidos por personas pertenecientes a su movimiento político.

Confiemos en que la justicia sea ecuánime en esta oportunidad y le aplique las condenas que el ex presidente se ha hecho merecedor.

Mientras tanto Alberto Fernández vivirá cumpliendo el castigo que le impone el pueblo que él ha victimizado: el aislamiento social.

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