Por Silvio Pedro Pizarro.-

La organización Amnistía Internacional reclamó la liberación de la fundadora de Tupac Amaru, Milagro Sala «Hay un claro intento de criminalizar las prácticas relacionadas con el ejercicio del derecho a la protesta», denunció Mariela Belski, directora del organismo en el país.

Este es un reclamo por demás improcedente, pues la señora directora no reparó en que la detenida tiene varias causas pendientes en la justicia, fraudes, confiscación de dinero, facturaciones que nunca aparecían o por montos muy superiores a los efectivamente recibidos, robo de material televisivo, amenazas de muerte a policías, instigación a cometer delitos, enriquecimiento ilícito, asociación ilícita, coerción, malversación de fondos, agravios. No hay ningún intento de criminalizar una protesta Si se hubiera informado quizá evitaba su inoportuno reclamo, que puede tener otros motivos según mi humilde apreciación.

Amnistía Internacional es un movimiento global que actúa en todo el mundo, con delegaciones en más de 150 países cuyos objetivos son lograr la liberación de los encarcelados por sus opiniones, cuidar de que tales presos recibiesen un trato justo, desarrollar el derecho de asilo y ayudar a los refugiados a encontrar trabajo, e instar a la creación de un mecanismo internacional efectivo para asegurar la libertad de opinión y expresión y tiene un reconocimiento mundial.

Sin embargo, podemos afirmar que sus actuaciones, reclamos y exigencias, como asimismo la carencia insólita de las mismas, hacen que existan muchos antecedentes de una errónea o maliciosa intervención, lo cual es atribuible a la extensión de sus actividades y a los diferentes conceptos que existen en el mundo sobre la interpretación de los derechos humanos y su apropiada y legítima defensa. Lo he comprobado durante mi estadía de cinco años en Europa en los años 78/82, donde tuve contactos con gente, organizaciones y periodistas afine a este tema. Ciertamente se prestó un apoyo desmedido a los “desaparecidos” argentinos, exilados en distintos países. Países escandinavos les asignaban mensualidades y financiaban algunos negocios emprendidos por los refugiados.

Personalmente, he visto en Holanda, Suecia, Noruega y Holanda, restaurantes argentinos subsidiados por los gobiernos y con el apoyo de Amnistía. El socialismo en estos países lleva una política sana, honesta para todos sus habitantes sin distinción de clases y justa distribución, y de buena fe prestan ayuda a los exiliados que ven como víctimas de lejanos países, perseguidos y torturados por la siniestra dictadura militar. Demás está decir que los mismos desaparecidos hacen una escalofriante versión de terrorismo de Estado, como lo llaman, sin dejar traslucir sus papeles de terroristas que fueron combatidos y derrotados por el gobierno en una verdadera guerra de enfrentamiento armado. Ellos mismos reconocen ahora que sacaron provecho de la sana ingenuidad nórdica al aumentar tramposamente la cantidad de desaparecidos a fin de recaudar más dinero de ayuda.

Amnistía Internacional ha dejado sentada una extraordinaria verdad al declarar que «cada proceso penal que se celebra pone a prueba el compromiso del Estado con la justicia y el respeto por los derechos humanos. Independientemente del delito cometido. Cuando a una persona se la somete a un juicio injusto, no se imparte justicia ni al acusado, ni a la víctima ni a la sociedad.» Este elemental precepto de los delitos humanos no se hace realidad cuando jamás lo ha aplicado en los casos de los presos políticos en nuestro país.

No recuerdo haber leído sus reclamos al dictador comunista de Cuba, al de Venezuela, al comunismo chino, a gobiernos africanos a Corea del Norte y recientemente a los crímenes más terribles de la historia ejecutados por el Estado Islámico. Por el contrario, censuró a Rusia por el ataque en Alepp al EI, que dejó cinco muertos civiles y varias casas destrozadas.

«El Ministerio de Defensa de Rusia debe ser más transparente y dar a conocer los objetivos de sus ataques con el fin de facilitar la evaluación de si están cumpliendo con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario», dijo Philip Luther, director de Amnistía para Medio Oriente y el Norte de África. Mientras tanto los yihadistas destruyen iglesias, conventos, sinagogas, ciudades históricas, degüellan a mansalva a mujeres, niños, despeñan a homosexuales.

Estamos citando ejemplos recientes relativos a su actividad en la defensa de los derechos humanos, pero los antecedentes que obran en distintas épocas y lejanos territorios, nos hacen ver una dualidad manifiesta e interesada que no da lugar a dudas.

Este caso de gratuita intromisión exigiendo la libertad de una procesada, Milagro Sala, por cuantiosos delitos comprobados nos muestra que Amnistía Internacional sufre la influencia de organizaciones terroristas de fuerte inclinación izquierdista. Y observemos que fue con la ayuda de los medios.

En un artículo de ayer en Facebook, decía: el periodismo ha comprendido que para mantener en vilo a su sometida audiencia debe absorber las críticas malintencionadas al nuevo gobierno y transmitirlas como un derecho a ejercer un periodismo controversial y netamente imparcial y convertirlas en fuertes polémicas de opinión. Una prueba de ello es lo que publican hoy los diarios de Buenos Aires:

Mauricio Macri se fastidió e interrumpió una rueda de prensa por una pregunta que le formuló el cronista de BAE, si creía que la detención de Milagro Sala podía generar reparos entre los empresarios de Davos por «haber encarcelado a una líder opositora» y lo comparó con la situación en Venezuela, donde el líder opositor Leopoldo López fue puesto en prisión por el régimen de Nicolás Maduro. Macri se sonrió con incredulidad y le dijo: «No. ¿Me lo estás diciendo en serio? No. No me lo podés decir en serio. ¡No me podés comparar a Leopoldo López con Milagro Sala! López no hizo nada malo como para que lo compares con Milagro Sala». Dio por terminada la rueda de prensa y se retiró a su habitación.

Cuando el desarrollo de su difícil misión en Davos estaba abriendo las puertas a un prudente optimismo del presidente, con respecto a la reinserción del país en la opinión mundial, surge el inesperado periodista que con una simple pregunta, quiere echar, según parece, una sombra de duda en una conferencia de prensa. ¿Existe alguna relación entre el caso judicial Milagro Sala y el Foro Económico Mundial que se realiza en Davos, Suiza? Evidentemente, ninguna. ¿Era una pregunta oportuna, en el lugar oportuno y en el foro oportuno? Evidentemente, no lo era. El cronista confundió tocino con velocidad y disparó su aguijón malintencionado. Sobre esto no tengo dudas.

Tomando un alejado puesto de observación, dejando de lado prejuicios y analizando con toda objetividad el comportamiento de individuos, organizaciones públicas o privadas en un momento dado del acontecer humano, caeremos en la cuenta de intenciones y finalidades movidas por ocultos intereses políticos, económicos y culturales.

El caso que nos ocupa tiene dos ingredientes que se pueden apreciar con certeza. Uno, el lado izquierdista de los derechos humanos inclinados hacia el terrorismo. Amnistía Internacional procurando réditos para su molino al desatar acusaciones sin fundamento. Otro, los medios periodísticos que prestan oportuna difusión para atraer adhesiones populares y renglones publicitarios. En este mar proceloso hay que navegar con la mayor prudencia pues nunca se sabe de donde sopla el viento y a qué puertos nos encamina. El timón debe manejarse con firmeza evitando los cambios bruscos.

El nuevo gobierno va avanzando lenta pero seguramente hacia la meta prometida, enfrentando, eludiendo o ignorando los obstáculos que siempre va a encontrar en su ruta. La sociedad adormecida e idiotizada durante doce años va descubriendo azorada lo que el viento se llevó. Tierra arrasada por la ambición y la corrupción en dosis mucho más elevadas de lo que se presumía y que va aflorando todos los días como una tremenda realidad.

Se hace carne la necesidad de levantar al país de la ciénaga inmunda que lo devora y ponerlo en línea con las principales naciones del mundo, en el lugar que una vez supo ocupar para orgullo de nuestros antepasados. No hay que hacerle el juego a estos dos factores mencionados, llevan siniestras intenciones.

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