Por Luis Razzolini.-

Me causa gran indignación escuchar a la gran mayoría de los periodistas hablar de la nefasta dictadura refiriéndose al gobierno militar que asumió el 24 de marzo de 1976, dando a entender que los militares eran unos malvados asesinos que se ensañaron contra grupos de jóvenes idealistas, todos ellos angelitos, casi comparable con las carmelitas descalzas.

Señores, les pido objetividad al tratar estos temas, que la historia que se cuente sea la verdadera, no la sesgada de subjetividad y empapada de ideología. Los más jóvenes deben conocer la verdad de lo que sucedió y no esta historia que se pretende imponer en la que se invierten los valores, donde quienes atacaron a la nación Argentina pasan a ser los buenos y quienes la defendieron son asesinos.

Constémosle, que en esa época más de 1.500 jóvenes argentinos viajaron a la Cuba de Fidel a recibir instrucción militar y cursos sobre guerrilla. Que cuando regresaron al país, organizaron células terroristas, empuñaron las armas y generaron un gran caos, secuestrando personas por las que pedían rescate para financiarse, colocando bombas, robando bancos, amenazando jueces para que no juzgaran a los detenidos, matando policías y militares, en definitiva atacando nuestra sociedad.

Que los guerrilleros no eran de jóvenes idealistas inocentes, sino de feroces asesinos que no dudaron en acribillar el auto del Capitán Viola en el que venía con toda su familia, matando no sólo al Capitán, sino a una de sus hijas y dejando gravemente herida a otra la que quedó con secuelas de por vida.

Para aquellos que lo olvidaron, deseo refrescarles la memoria con lo que decían las tapas de los diarios los días previos al 24 de marzo de 1976.

Diario La Opinión: Tapa del 19 de marzo “Un muerto cada 5 horas, una bomba cada 3” “De jueves a jueves, entre el 11 y el 18 de marzo, 38 personas fueron asesinadas en todo el país sin que se produjera ninguna detención ni se diera a conocer ninguna pista. En el mismo período estallaron 51 bombas en distintos sitios”.

Diario La Prensa: Titulares del 21 de marzo “Hubo 1.358 muertos desde 1973 por acciones terroristas”.

Diario La Razón: “Es inminente el final. Todo está dicho”.

Quisiera recordarles que esto sucedía mientras había un gobierno constitucional. La anarquía era tan grande que los propios políticos reconocían que no tenían solución alguna para el desmadre que ellos mismos habían causado, sin contar con lo que sucedía en el plano económico con un desfile de ministros de economía, entre los que citaremos a Celestino Rodrigo que dio un golpe inflacionario conocido como el “Rodrigazo” con una inflación durante los últimos 8 meses que pasaba el 538%.

Creo oportuno recordar que en la etapa final, en plena tempestad, con el barco sin rumbo “Isabelita” desbordada por los acontecimientos, pidió licencia no sin antes dictar el decreto2772 por el cual se ordenó a las FFAA aniquilar la guerrilla, en su lugar quedó Ítalo Luder. Ninguna de las dos personas elegidas para desempeñar el Poder Ejecutivo estaban, Perón había fallecido y su esposa, la vicepresidente a cargo del mismo, abandonaba el barco en pleno temporal.

Gran parte de la sociedad clamaba para que los militares se hicieran cargo del gobierno para restaurar el orden y la paz, lo que solo podía hacerse combatiendo y eliminando a los agresores.

Así lo hicieron, empuñaron el timón de la nave próxima zozobrar, y en una dura lucha contra los agresores regenteados y dirigidos desde el exterior, evitaron la caída de la Nación, una lucha en la que muchos de ellos regaron con su sangre generosa los distintos lugares de nuestra patria, y la hicieron del único modo que se podía hacer.

En el ataque de montoneros al RIM 29 de Formosa, los guerrilleros demostraron una gran saña, arrojando granadas a la ducha donde se bañaban algunos soldados matando a varios de ellos. Pero hubo una acción notable llevada a cabo por el soldado conscripto Hermindo Luna, que ante la intimación de que se rindiera les contestó “acá no se rinde nadie carajo” y continúo resistiendo hasta que fue mortalmente herido.

Pero vean lo contradictorio que es la política en este país, se indemnizó con una suma próxima al cuarto de millón de dólares a todos los delincuentes que actuaron contra nuestra Nación, pero para el soldado Luna que cumplía con una Ley de la Nación, la del servicio militar obligatorio, que murió defendiendo su bandera, no hubo nada, ni siquiera se lo recuerda, mientras a los subversivos se les levanta un monumento ¿Realmente contradictorio no?

Nunca se quiso investigar los crímenes cometidos por la guerrilla que fueron muchos, basta nombrar el del dirigente sindical Castrofini, el de Rucci, el de Paula Lambruschini, el del Capitán Viola y su hija y miles más, para ellos no rige la figura de “lesa humanidad” que no existía en la época de las causas que se juzgan, y fue aplicado retroactivamente para juzgar a los militares para considerar no prescripta la causa por delitos que pudieran haberse cometido durante esa guerra.

La Corte Suprema de la Nación, Kirchnerista, que fue elegida con la condición de que permitiera llevar adelante este proceso de venganza contra los que combatieron la subversión, y entre sus miembros estaba la Dra. Carmen Argibay que figuraba en la lista de desaparecidos de la Conadep, permitieron la violación de toda normativa legal vigente, lo que sería largo de enumerar, para poder encarcelar a un millar de prisioneros con testigos y pruebas falsas.

Muchos de esos prisioneros llevan más de diez años en esa condición, sin que se les haya probado absolutamente nada, algunos con más de 80 años no se les otorga el beneficio de la prisión domiciliaria y otros con problemas crónicos de salud, y en algunos casos con enfermedades terminales, tampoco pueden recibir atención médica en los centros que les corresponde. Podemos decir que para ellos la justicia se transformó en injusticia.

Hoy, muchos de aquellos que emiten libremente una opinión, deben recordar que pueden hacerlo gracias a aquellos que lucharon para que sigamos siendo libres, para que podamos entrar y salir del país cuando se nos ocurra, no tener que escaparnos en una balsa como los cubanos, o flanquear el muro arriesgando nuestras vidas como ocurría en Berlín hasta 1989 en la Alemania dividida.

La verdad nos hará libres, o al menos tendremos nuestra conciencia limpia.

Por lo menos así lo veo yo.

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