Por Carlos E. Viana.-

“Hay pues una razón primigenia. Y las leyes son las relaciones que existen entre esta razón originaria y los distintos seres”, Montesquieu.

El olvido de las matemáticas

José Stalin mantenía en la URSS un presupuesto equilibrado, lo mismo que Hitler, Fidel Castro, Clinton o De Gaulle. Nadie puede decir que estos líderes tenían ideas políticas comunes, pero lo que hubo en ellos fue la lógica que no se puede gastar más de lo que se tiene, al menos permanentemente. En Argentina todos se quejan de los ajustes, pero nadie dice como se puede mantener el actual nivel de ingresos. Hasta ahora este se ha sostenido a duras penas con una gran emisión monetaria. Lo cierto es que no es ideológico el problema que afrontamos sino de falta de lógica y de aplicación matemática a nuestras creencias político económicas.

Claro puede mantenerse la emisión monetaria y dar todos los “salariazos” que se quieran, pero aquí además de la ilógica de que la riqueza se crea en una imprenta de billetes, se da la falta de memoria, porque Raúl Alfonsín también creyó que podría sostenerse en su mandato emitiendo en vez de reducir el gasto público. El resultado fue la segunda gran hiperinflación de la historia después de la alemana desatada en 1929 y la primera en Argentina, superando el casi 900% de proyección inflacionario anual con el cual dejo el poder la Presidente Isabel Perón, como consecuencia de la ilusoria “inflación cero” de su marido, el “rodrigazo” y el “cegetazo”. Volviendo a la hiperinflación alfonsinista, recuerdo los billetes mellizos emitidos por la Casa de la Moneda, fotografiados en primera plana de “La Prensa”. En aquella situación, ¿quiénes perdieron más, los ricos o los pobres?

Incumplimiento y jueces extranjeros

Incluso algunos periodistas inteligentes, siguen con el mito de la reestructuración de la deuda por parte de Néstor Kirchner en 2005. En aquella oportunidad desde un programa de radio que a la sazón conducía, me opuse públicamente a esa quita salvaje, que le pagaba a los acreedores un 30% de lo adeudado, en un momento en que Argentina tenía la riqueza de una cotización de la soja favorable, mediante cuyos ingresos podría haber arreglado el Default con un esfuerzo moderado. Sin embargo se impuso esto pero, los grandes defensores de la soberanía, que incluyo al equipo económico y gran parte de la oposición, eligieron para dirimir cualquier conflicto, el Juzgado de la zona Sur de Nueva York. Como lo anticipé en aquel momento, esto tendría a la larga consecuencias graves para los ingresos del pueblo argentino. Dentro de las múltiples medidas inconstitucionales del kirchnerismo esta fue una de las peores, porque si no se cumple y encima se pone un juez extranjero, que se puede esperar? Otra vez la ilógica.

La ex presidenta Cristina Kirchner, incurrió en el mismo error varias veces y hasta recurrió como futuro arbitro a justicia británica, país con el cual tenemos un diferendo por Malvinas y las Islas del Atlántico Sur. Lo ilógico o la hipocresía es que quienes buscaron jueces extranjeros, ahora condenan al actual gobierno, que no tiene más que arreglar con los acreedores, con un fallo firme.

Que los holdouts, sean en parte usureros o no viene al caso. Ellos tienen los títulos de la deuda, que sus pobres anteriores propietarios, les vendieron desesperados porque el gobierno peronista los estafó. Los llamados fondos buitres se aprovecharon de ellos, pero Néstor Kirchner fue más usurero que dichos fondos, con la agravante de que enajenó la soberanía nacional.

La apertura económica

Mientras que Raúl Castro, en una hábil jugada, abre el comercio con los Estados Unidos, aprovechando las necesidades estratégicas de esta potencia, aquí se mira con mala cara entrar en la globalización. Felipe González, dijo en una oportunidad, que “oponerse a la globalización, era igual que oponerse al descubrimiento de América”. Sin embargo, en Argentina, los extremistas de todo signo se oponen a la apertura económica, con grandes manifestaciones de supuestos “progres” y otros que no son extremistas miran con desconfianza. Escuchen nuevamente las palabras del Presidente Obama a los jóvenes argentinos: “Miren que da resultado en el mundo”.

La bandera de la ilógica nuevamente flamea en Argentina, bajo el lema de “crecer con lo nuestro”. Pero los que lo sustentaron compraron trenes en China a un precio superior al que hubieran costado si se hubieran hecho aquí. Claro es difícil suponer que los costos chinos fueran superiores, por lo que la ilógica en este caso pasa por la coima y la inmoralidad.

Inmoralidad ilógica y responsabilidad mayoritaria

La inmoralidad existe en todo el mundo, pero aquí ha llegado a extremos que afectaron el presupuesto nacional. Con alevosía el kirchnerismo saqueó el país, llegando a cifras que llevaron a más pobreza y atraso.

En 1.981, el Presidente Valéry Giscard d’Estaing, perdió en Francia su reelección acusado de un negociado con diamantes de una colonia africana y de un negociado cometido por uno de sus ministros, que posteriormente apareció suicidado. Richard Nixon debió renunciar porque espió a la oposición y esto le costó una derrota electoral al Partido Republicano. Su Vicepresidente Spiro T. Agnew, debió renunciar acusado de haber eludido impuestos.

En contraste, antes de las elecciones presidenciales de 2.011, ya la Presidenta Kirchner tenía varios juicios por corrupción y era vox populi como se robaba en el gobierno. El narcotráfico, la inseguridad y la impunidad de los delincuentes azotaba al país. El escándalo de “Sueños Compartidos”, protagonizado por Hebe de Bonafini y Sergio Schoklender, resulto en una defraudación al fisco y el robo a los pobres. Sin embargo la ex presidenta, mostrándose al lado de esta madre violenta, del ya célebre Aníbal Fernández y otros de sus acólitos como Ricardo Jaime, obtuvo su reelección con el 53% de los votos emitidos. La inmoralidad se ha enraizado en la moral de gran parte de la población. Lamentablemente es imposible, pero ese 53 % debería pagar la crisis que hoy sufrimos todos.

Y precisamente se le llama al régimen que hemos vivido democracia No es este el valor que ha predominado en los últimos 40 años. Recordemos la apertura de las fronteras del noroeste, por donde comenzó a pasar la cocaína, por parte del Ministro Tróccoli en 1.984, los pollos de Mazorín, las papas de Chernovil, la desaparición de 100 millones de dólares en el Banco Central, los 1.200 millones de la prefinanciación de exportaciones de Del Conte. El gobierno menemista lo superó ampliamente, y el narcotráfico y la corrupción crecieron y siguió aumentando con Duhalde, hasta llegar a una “hiperinflación corruptiva” con los Kirchner.

Montesquieu ya había afirmado que el valor de las repúblicas. es la virtud. No es lógico pretender una democracia donde predomine la inmoralidad. Ya hace casi 2.500 años Aristóteles la denomino a esta degeneración de la democracia, según la traducción de Cicerón, como demagogia.

Una esperanza democrática

Tengo la esperanza que ahora tenemos una oportunidad de alcanzarla. Claro la disyuntiva es afrontar un año difícil, con sacrificio y tolerancia, como hizo en peores circunstancias el pueblo alemán a partir de 1945, después de la derrota del Nacional Socialismo, en la Segunda Guerra Mundial.

El futuro inmediato es de sacrifico y tensiones sociales, debido a que no se puede repartir lo que no se tiene y hay que perder momentáneamente algo, sin embargo hay algunas buenas señales, como la derogación de las leyes que impedían el cumplimiento del fallo de del Juez Griesa. El gobierno negocio hábilmente, pero debe reconocerse el apoyo responsable de la mayoría de las bancadas peronistas en ambas cámaras. En el Senado está surgiendo un líder peronista tolerante, que perdonando sus adhesiones pasadas, debe reconocerse lo que hizo para que esta histórica aprobación fuera un triunfo argentino. Pichetto no se basa en la verticalidad, sino en la negociación, si el peronismo sigue por ese camino de conducción colegiada y deliberativa, continuando una oposición responsable, puede ser una garantía de estabilidad y de avance hacia una alternativa democrática, cosa que no lo fue hasta ahora. La capacidad de Pichetto se manifiesta que sin tener una base territorial de poder, está dirigiendo la mayoría del senado.

Masa por su parte hizo lo suyo, también manifestando una oposición responsable y con un buen equipo detrás. El radicalismo ha dejado parte de sus adhesiones al estatismo, que le venían de la Convención de Avellaneda en 1947, en lo que parecería una vuelta a su tradición liberal. Macri por su parte se maneja con moderación, negociando y con tolerancia, con un gran gabinete y siguiendo el ejemplo de los gobiernos exitosos del mundo, esta dando una muestra de coraje político al afrontar una cirugía dolorosa pero indispensable para evitar que el enfermo muera.

Falta que el Poder Judicial se ponga en su función y castigue la corrupción, cosa que al parecer está en vías de hacer. Para esto último es imprescindible modificar el Consejo de la Magistratura, diseñado por Alfonsín y Menem para que los políticos manejen el poder judicial, hecho agravado por el kirchnerismo. Sin una reforma pluralista de este órgano, al que debe dársele una gran amplitud, los jueces siempre dependerán del Poder Ejecutivo.

En síntesis, si Argentina deja las ideologías y mitos del pasado y utiliza la razón, podríamos decir remedándolo a Jesús: “Argentina levántate y anda”.

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