Por Oscar Edgardo García.-

La Asociación Argentina de Actores y Actrices estuvo presente en la masiva movilización frente al Congreso Nacional en protesta por el veto presidencial a la Ley de Movilidad Jubilatoria.

El reconocido actor Pablo Echarri también participó de esa multitudinaria concentración expresando una vez más su desacuerdo con las políticas implementadas por el Presidente Javier Milei, pero eludiendo manifestarse sobre la catastrófica situación financiera que padece la ANSeS, motivada por las desacertadas decisiones tomadas oportunamente por su idolatrada Cristina Fernández de Kirchner.

En otro espacio de la escena artística, una actriz de larga y reconocida trayectoria, en una entrevista televisiva confesó: “Yo tengo la jubilación mínima. Este año se cumplen 75 años desde que se estrenó mi primera película… Me pude jubilar con la mínima de ama de casa”.

Su declaración delata que no pudo jubilarse por el ejercicio de su profesión de artista porque durante varias décadas no realizó los aportes requeridos para ello y, en consecuencia, apeló a contar con el beneficio jubilatorio como ama de casa.

Puesto en otros términos, ella, como varios millones de personas entre los que posiblemente haya un buen número artistas, son beneficiarios previsionales con los aportes que realizaron otros trabajadores, los que por tal circunstancia se ven injustamente privados del cobro de un haber jubilatorio superior al que están percibiendo.

Echarri y la asociación que representa al gremio de actores y actrices deberían conducirse sin hipocresías ni fanatismos y reconocer que los comportamientos de sus colegas, como el señalado previamente, son algunas de las causas por las que la clase pasiva sobrevive paupérrimamente.

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