Por Luis Alejandro Rizzi.-

El desplazamiento de Graciela Bevacqua suma una desprolijidad más a la gestión del presidente Mauricio Macri que, en cierto modo, contrasta con la tolerancia demostrada hacia Isela Costantini, que a poco de asumir en Aerolíneas Argentinas, optó por tomarse sus vacaciones anuales.

Diría que el gobierno muestra que mide a las personas con diferentes varas.

Aclaro que en esta nota no juzgo ni opino sobre las idoneidades técnicas de las personas, sino sobre actitudes, que en cierto modo hacen a su “IDONEIDAD”, que significa ser “adecuado y apropiado para algo”.

Estimo que Graciela Bevacqua reúne condiciones profesionales para configurar el nuevo índice de precios al consumidor y es muy opinable el tiempo necesario para lograr ese objetivo. Prestigiosos economistas estimaron esos plazos entre dos y doce meses y parecería que ocho meses suena como razonable, más aún si tenemos en cuenta que se trata de un plazo máximo.

Por otra parte, el propio Todesca declaró que el nuevo índice demorará unos meses y sustentó esa afirmación diciendo: “Encontramos mucha desarticulación. En algunas áreas hay una destrucción muy grande de los procesos de trabajo, como es el caso del IPC. El área estaba acéfala por completo”.

Es obvio que la cuestión de la inflación, que significa hablar de déficit fiscal y emisión monetaria espuria, es una cuestión muy compleja, pero también es compleja la tarea de rearmar los índices y estadísticas que permiten evaluar la marcha de la política económica.

Más allá del INDEC va de suyo que mientras se mantengan, entre otros gastos improductivos, los subsidios intolerables que se financian con emisión monetaria, todos sabemos que el proceso inflacionario no se detendrá y prueba de ello podría ser las diferencias planteadas entre Alfonso Prat Gay y Federico Sturzenegger por la reducción de la emisión monetaria que parecería que seguirá siendo una de las fuentes de financiamiento.

Lo cierto es que esta vez le tocó a Graciela Bevacqua pagar los platos rotos, a Jorge Todesca quedar descolocado ya que parecería que se limitó a ejecutar una orden superior y mientras tanto Isela Costantini goza de sus vacaciones en una empresa que necesitará un aporte de mil millones de dólares que serán aportados por, nosotros,  los contribuyentes.

Le recuerdo lo que le escribieron a su personal el CEO de Delta, Richard Anderson, y el presidente, Ed. Bastian, en un memorando enviado recientemente a los empleados al pagarles su parte en la participación de  las ganancias. “La diferencia es usted. Nuestra cultura única centrada en las personas, construida sobre las Reglas del Camino y trabajando en conjunto es la ventaja que ninguno de nuestros competidores puede igualar” y es evidente que la gente de Aerolíneas Argentinas y Austral necesitaba un ejemplo diferente por parte de su CEO y esta debía demostrar otra actitud.

La diferencia entre mandar y liderar y sólo los líderes tienen la capacidad para proponer y concretar no solo cambios útiles, sino asimismo nuevos usos.

Una clara asimetría para tratar estos dos casos.

El gobierno parecería que padece de una dosis de desconcierto (recomiendo al lector leer en la RAE las acepciones de esta palabra) y no encuentra respuesta cuando es desafiado.

Con  la supuesta genialidad de designar a dos jueces de la Corte Suprema, mediante un decreto del Poder ejecutivo, finalmente se desistió y se siguió el camino institucional. Seguramente Mauricio Macri y sus asesores olvidaron que en la primera vuelta el peronismo, kristinismo y sciolismo ganaron con un 38% de los votos, que según Ignacio Zuleta es la elección que cuenta. Es obvio que ese resultado no fue tenido en cuenta.

La paritaria docente hizo retroceder al gobierno de la pauta máxima del 20/25% y parecería que el acuerdo se logró en torno a un porcentaje mayor, cuya magnitud se sabrá cuando se hagan las cuentas y allí veremos en cuanto se excedió la propuesta original.

Por su parte, parecería que Moyano ya sentenció cual será la pauta para todos, el 32%.

La cuestión salarial se ha negociado sobre los viejos usos y costumbres, parecería que ni se intentó “cambiar”, lo que obviamente hubiera tenido un costo que alguna vez tendremos que pagar y asumir.

Por último en nombre de Milagro Sala la sociedad sufrió más de 40 cortes de rutas, avenidas y accesos a la ciudad. Si vemos diferentes fotos o grabaciones en muchos casos parecería que los piquetes son protagonizados por grupos de no más de 40 o 50 personas. Todos nos preguntamos ¿puede ser que cientos de personas estemos condicionados por ínfimas minorías que pretenden imponerle condiciones a un Poder del Estado?

No hay duda el “kristinismo” desconcierta al “macrismo”…

Lo malo sería que la herencia recibida se convierta en presente, en ese punto estaríamos todos desconcertados…

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