Por Malú Kikuchi.-

El ministerio de educación de la Ciudad de Buenos Aires, estudió, discutió y optó por una reforma imprescindible del sistema educativo en el ciclo secundario. Que el proyecto es perfectible, por supuesto, todo proyecto lo es. Que era necesario, nadie lo puede discutir. Es la 1ª vez, en años, que se reforma en serio el secundario, dejando de lado el tema de los salarios docentes.

Discutieron educación, una educación adecuada al siglo XXI. Hasta ahora seguíamos con la enciclopedista educación decimonónica. Y a partir de Google muchas materias dejan de tener sentido. No por las materias en sí, que todas son necesarias, sino que las repuestas están casi todas en Google. Hay que enseñarles a los chicos a preguntar.

La inteligencia artificial está a la vuelta de la esquina, no se puede seguir enseñando la historia a través de fechas, hay que enseñar las causa. No se puede seguir enseñando geografía a través de nombres de ríos o montañas, hay que enseñarla a través de lo que pueden producir, respetando siempre las leyes de la naturaleza, que el ambientalismo es fundamental.

El ministerio de educación de la Ciudad osó anticipar los cambios que se producirán a partir del 2018 y la reacción de los alumnos fue tomar colegios. Empezaron el 8/9 con 14 tomas, hoy son 27, entre ellas la del Nacional Buenos Aires y el Carlos Pellegrini, que dependen de la Universidad de Buenos Aires y no del ministerio de la ciudad.

Solidaridad, le dicen. O simplemente ganas de “hacer lío”, el Papa se los pidió en Río de Janeiro y se sabe que los estudiantes de todos los tiempos necesitan rebelarse contra la autoridad, sueñan con cambiar el mundo, con dejar su marca sobre el planeta. Es comprensible. Lo que no se comprende es que tomen edificios públicos y que nadie se atreva a sacarlos de ahí.

Tomar un edificio público es un delito. Ende los chicos están cometiendo un delito. Un delito que nadie reprime, ni pone a los chicos en su lugar. El rector del Buenos Aires, Gustavo Zorzoli (también el del Pellegrini, Leandro Rodríguez), aclaró que a partir del 14/9 se computarán ausencias a los alumnos que se tomaron la libertad de tomar el colegio. Y un docente del colegio,

Néstor di Miglia, consideró que la toma era legítima porque se había decidido en una asamblea (de estudiantes) y que poner ausencias era “intimidatorio”. Néstor di Miglia es agregado gremial de ADEMYS, uno de los 17 gremios de la educación de la Ciudad. Con esa premisa, si los chicos deciden en asamblea borrar matemáticas del secundario, será legítimo.

Los chicos reclaman por una reforma que no son quiénes para cuestionar, no han estudiado educación. Alegan ante la posibilidad, que deberían agradecer, de hacer una pasantía durante 5º año, la mitad de cada clase, que ellos no van a trabajar gratis. Las pasantías de jóvenes son un privilegio que muchos han tenido y sabido aprovechar. Hay más. Exigen:

La aparición con vida de Maldonado, poner fin a la violencia de género en los colegios ¿?, solución a la desaparición de “pibes”, sólo les falta exigir que el sol salga de noche y que llueva hacia arriba. Ellos exigen cuando lo que deben hacer es estudiar. Privilegio que tienen y no valoran. No saben las luchas que se libraron para que ellos pudieran hacerlo.

Y la culpa, no es de ellos. Antes que nadie de los padres que lo permiten, quizás hasta lo alienten. O lo que es peor, no dicen nada porque temen enojar o molestar a sus hijos; son amigos de sus hijos, compinches, no ejercen como padres. Es demasiado difícil decir que no, pero es obligación de los padres enseñar que No es muchas veces la respuesta más adecuada.

Siguen las autoridades, las de los colegios en primer lugar, que no se animan ni siquiera a poner “ausente” a los delincuentes juveniles que como algo normal, tomaron sus propios colegios, porque hay cosas que no les gustan. Por último, las autoridades del gobierno de la ciudad, que no aplican la ley. Los colegios tomados deben ser desalojados, ya.

En los 80, Naciones Unidas puso de moda lo “políticamente correcto”. Tenían buenas intenciones, pero de ellas esta tapizado el camino al infierno. Y ahí estamos, de tanto miedo a no ser políticamente correctos, el temor paraliza a padres, rectores, ministras. Con miedo no se educa. Con miedo no se moldea una generación. Con miedo no se forma una nación.

“Políticamente correcto es un concepto que describe lenguaje, ideas políticas o comportamientos con los que se procura minimizar la posibilidad de ofensa hacia grupos étnicos, culturales o religiosos”. El concepto es encomiable, pero si nos paraliza para actuar, cuando hacerlo es imperativo, entonces, ¡basta de políticas correctas! ¡Actúen!

P.D.: Por “cansancio” los chicos levantaron 4 tomas, no porque un decreto, una norma, una ley lo exigen, no porque el principio de autoridad de padres, rectores y el ministerio de educación los obligaran, lo hicieron porque se “cansaron” de jugar a la revolución. Es triste y preocupante. ¡Pobre Argentina!

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