Por Hernán Andrés Kruse.-
Una multitud de investigadores se movilizó el viernes 30 de agosto bajo la consigna “Ciencia en peligro de extinción”, en repudio al menosprecio de Javier Milei por la investigación científica, repudio que se concreta en continuos recortes presupuestarios. Queda dramáticamente en evidencia lo que piensa el presidente de la nación sobre la investigación científica: es un gasto, no una inversión. En consecuencia, debe ser eliminado en aras de esa deidad llamada “déficit 0”.
Parece mentira que en el país donde se formaron científicos de la talla de Bernardo Houssay y César Milstein, cardiólogos como René Favaloro, médicos generales como David Staffieri, entre tantos otros, un personaje como Javier Milei ocupe hoy la Casa Rosada. Un personaje que se mofa de los galenos mencionados precedentemente. Cuesta creer que quien se sienta hoy en el Sillón de Rivadavia menosprecie de manera tan canallesca la investigación científica, que en cualquier país normal es considerada un área de vital importancia para su desarrollo.
En 1955 la editorial Columba (Buenos Aires) publicó un ensayo de Bernardo Houssay titulado “La investigación científica”. Vale la pena leerlo. No sólo porque su autor fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina, sino porque goza de una vigencia absoluta. Así reflexionaba el doctor Houssay sobre el tema.
FORMACIÓN DE INVESTIGADORES
“La jerarquía y el poderío de un país moderno se basan, en grado fundamental, en la investigación científica. Esta depende, en primer término, de la originalidad e inventiva de sus hombres de ciencia y luego de la capacidad y número de las personas dedicadas a tareas científicas. El verdadero capital científico y técnico de una nación está dado por la calidad de sus hombres de ciencia y por la intensidad de su trabajo. Los éxitos en la guerra librada incesantemente contra la enfermedad, la ignorancia o la pobreza, se basan en el mantenimiento de una corriente constante de nuevos conocimientos científicos. Estos conocimientos sólo pueden obtenerse por medio de la investigación científica fundamental. De ésta derivan luego las investigaciones aplicadas y las aplicaciones sanitarias, agropecuarias o industriales.
Pueden clasificarse los hombres que se dedican a la investigación científica en muchas clases. Entre una y otra de ellas la diferencia de calidad es, por lo menos, geométrica, o sea que un hombre de primera clase vale por lo menos más que diez de segunda, cien de tercera, mil de cuarta y un millón de veces más que uno de séptima. Además, la formación de hombres muy capaces es lenta y difícil. Por todas estas razones se comprende que los hombres capaces deben ser cuidados y ayudados como un capital precioso. Aun en los momentos más violentos de la revolución rusa, fue respetado el fisiólogo Iván Pávlov, a pesar de que manifestaba no ser comunista.
Los atropellos contra los hombres de ciencia son hoy excepcionales en las naciones democráticas, pero se producen, a menudo, en naciones totalitarias y representan una forma de automutilación grave. Sacar a los mejores hombres de ciencia de un país para poner en su lugar a submediocres, es de consecuencias trágicas, aunque no visibles en seguida. El adelanto científico depende de la existencia de investigadores de larga y cuidadosa formación. Éstos no se improvisan ni se consiguen con decretos o dinero, sino por una formación metódica, larga y delicada, como el cultivo de una planta preciosa. Se necesita la semilla, el terreno, el ambiente, la nutrición y los cuidados adecuados. La buena semilla consiste en seleccionar a los jóvenes más aptos para la investigación e instruirlos especialmente. Su verdadera aptitud se conoce poniéndolos a prueba y no sólo por calificaciones de exámenes, discursos o composiciones.
El ambiente apropiado es un sitio de trabajo intenso y estimulante, en el que la investigación original sea apreciada y ayudada. La dirección y, sobre todo, el ejemplo de investigadores auténticos, respetados por su amor a la ciencia, su capacidad y sus cualidades morales, constituyen el mejor estímulo para la dedicación a la ciencia. Para que los investigadores adelanten debidamente es necesario: mantener un incesante intercambio de información, directa o por revistas o congresos; darles sobre todo los medios de trabajo indispensables; inspirarles confianza y hacerles justicia en su carrera; y, por último, asegurarles tranquilidad y concentración mental. No deben tener angustias económicas para los suyos y deben poseer un mínimo de comodidades para la salud física y espiritual propia y de su familia.
La importancia de tales factores se aprecia bien cuando vemos a algunos hombres de países más atrasados alcanzar distinción en la investigación científica por trabajar en ambientes más adelantados. Muchas veces no se atreven a volver a su país y, cuando retornan, sólo sobreviven para la ciencia los más tenaces o afortunados, pero se malogran muchos porque no encuentran los medios imprescindibles para subsistir. Debemos enviar muchos becarios a perfeccionarse al exterior, pero mandarlos ya preparados o que mostraron su calidad. Enviarlos a un solo sitio con un gran maestro. Mantenerlos, para que se perfeccione su espíritu y capacidad, el tiempo suficiente, pero no tanto que se desaclimaten. A la vuelta, deben tener ya establecido un lugar de trabajo adecuado, con los medios necesarios y una posición satisfactoria que no los obligue a dispersarse, acumulando varias tareas y, en consecuencia, malográndose.
No se adelanta importando hombres de mediana capacidad o bien trayendo algunos buenos, a los que no se les da medios de trabajo y ambiente aptos ni discípulos preparados y laboriosos. Los Estados Unidos de Norteamérica no han progresado en la ciencia por la sola virtud del dinero, como suele creerse. Han adelantado porque cultivan la ciencia y ayudan a los técnicos del país o extranjeros capaces, sin prejuicios raciales o religiosos, dándoles los recursos que necesitan. Y ese país ha alcanzado la holgada capacidad económica de que disfruta, por trabajar mucho y bien y por apoyar a la ciencia incondicionalmente. Por ese camino se enriqueció y así obtuvo mucho dinero que invirtió e invierte, siempre en gran cantidad, en la instrucción y en la investigación científica, por lo cual ha logrado con el apoyo de la ciencia y sus aplicaciones técnicas, en este siglo, pasar de una situación atrasada a una posición prominente.
No puede improvisarse ni la investigación científica ni los buenos investigadores «full-time». El problema del desarrollo científico y técnico de un país consiste en : a) descubrir las vocaciones y capacidades auténticas; b) formar los hombres de ciencia no por simple transmisión de conocimientos adquiridos, sino preparándolos para adquirirlos durante toda la vida, mediante investigaciones personales realizadas por medios científicos correctos; c) ayudar a la formación de investigadores por medios adecuados y eficaces; d) utilizarlos debidamente en la investigación científica pura y aplicada, cuidando que no se malogren.
La inmensa importancia de los hombres de ciencia no está aún reconocida en las jóvenes naciones de Iberoamérica. Esto ocurre porque no se ha ayudado debidamente a su formación y porque no se sabe aprovechar a los que existen. En estas naciones se cree erróneamente que esto puede subsanarse, en un instante, por inversiones crecidas de dinero. Los fondos son necesarios para el desarrollo científico, pero no son eficaces si falta la competencia. Es inútil el riego (el dinero) si no hay la semilla o la planta (el hombre capaz). En todas las naciones que marchan a la cabeza de la civilización, se practica el «full-time» (consagración o dedicación exclusiva), condición indispensable para la formación de los grandes investigadores y la utilización eficaz de su competencia. Pero esto no confiere vocación y capacidad a los que no la tienen. Aplicándolo a medianías se crea una burocracia pseudo-científica que se prodiga en pequeños trabajos dispersos, conferencias y tomos anuales, en lo que se gasta mucho y sin ningún provecho para la ciencia.
En nuestro país hay escasez de «full-time» por muchas razones. Las retribuciones son, en general, insuficientes. Hay siempre inseguridad porque pueden surgir destituciones por persecuciones personales o de círculos, o por cuestiones políticas, como se ha visto hasta no hace mucho entre nosotros con los pocos «full-time» con que contábamos. Otra razón de inseguridad es que la mayor parte de los nombramientos son periódicos, pero sin que existan normas seguras que permitan saber cuál es el grado de estabilidad para el futuro, lo que no ocurre en las naciones más adelantadas. Por fin, es inútil declarar «full-time» a quien no tiene vocación científica y capacidad adquirida por una formación previa. Éstas no se improvisan ni aparecen por milagro, a cualquier edad o en cualquier circunstancia. Deben desarrollarse en forma metódica, lo que exige tiempo, esfuerzos intensos y contacto con grandes maestros.
En los Estados Unidos se han inscripto durante la guerra 440.000 personas adiestradas para trabajos científicos. Se calcula que debido a la contienda existía, cuando acabó, un déficit de 150.000 personas que no habían adquirido los conocimientos tecnológicos y científicos necesarios. Para compensar esta deficiencia, las universidades se vieron obligadas a aceptar temporariamente el 50 % más del número normal de estudiantes. La Academia Nacional de Ciencias y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas, que han dirigido las investigaciones durante el conflicto, han planeado métodos para la formación de investigadores. El plan de las comisiones presididas por Vannevar Bush, por iniciativa del presidente Roosevelt, propuso establecer 24.000 becas para estudiantes y 900 para diplomados, con un costo de 30.000.000 de dólares por año.
Inglaterra procura duplicar y llevar a 100.000 el número de estudiantes de las universidades y escuelas superiores y técnicas. Las universidades han aumentado sus gastos de 6.500.000 libras esterlinas de 1937/38 a 9.450.000 en el proyecto de 1946/47. Esta nación destina unos 40.000.000 de libras anuales a la investigación, para poder sobrevivir y recuperarse, y considera que existe la conveniencia de una coordinación nacional, que, sin embargo, salvaguarde cuidadosamente la independencia de la universidad y la libertad de investigación. Para impartir una debida educación procura sumergir a los estudiantes en una atmósfera de actividad intelectual, asociándolos con personas mayores o más capaces para despertar su interés y desarrollar su capacidad de instruirse y formarse.
Todo lo que antecede habrá hecho comprender que el problema científico se resuelve formando jóvenes investigadores por medio de un plan adecuado, estableciendo un escalafón para su carrera con ascensos selectivos, y luego dándoles medios de trabajo en un ambiente digno, libre y estimulante. La investigación sólo puede existir si está en manos de hombres de ciencia bien preparados. Dar recursos a los incapacitados es malgastar el dinero y engendrar una burocracia improductiva de mediocres envanecidos. La formación de los investigadores sólo puede hacerse por medio de una carrera metódica y suficientemente larga, guiada por los mejores hombres de ciencia del mundo. Debe fomentarse la educación científica y desarrollar los mejores talentos de la juventud, por manos competentes, con tacto y justicia, labor intensa, desarrollando un idealismo ilustrado y fecundo, y un firme sentimiento de dignidad personal (…)”.
LA CIENCIA Y LOS GOBIERNOS
”Se puede medir la ilustración y clarividencia de los gobernantes por la importancia que acuerdan a la investigación científica fundamental, por lo que realmente hacen para ayudarla, y por el apoyo y respeto que dispensan a los auténticos hombres de ciencia. La investigación científica consiste en un examen incesante de los problemas, sin otro límite que la demostración de la verdad, independientemente de los dogmas religiosos, políticos o de otra clase. Exige la libertad de investigación, de expresión y de discusión. La ciencia no se desarrolla bien más que en una atmósfera de libertad, mientras que languidece o entra en decadencia bajo los regímenes de opresión. Los gobiernos deben suministrar los recursos necesarios para la enseñanza y la investigación científica, pero jamás deben entrometerse en la vida espiritual y las orientaciones científicas de las universidades o centros de investigación fundamental.
El enorme poder que proporcionan las invenciones científicas despierta el interés de los gobiernos y de las grandes industrias, que suelen ayudar a la investigación con medios cuantiosos. Pero, desgraciadamente, a menudo tratan de utilizarla para provecho propio, o sea, obtener ventajas políticas y económicas, y no para el beneficio general. La ciencia, aunque consigue así recursos importantes, corre el peligro de perder su libertad, que es condición indispensable de su adelanto ininterrumpido. Los hombres dedicados a la política y los que desempeñan funciones de gobierno, con frecuencia saben muy poco de lo que significa la ciencia y de cuáles son sus métodos y su espíritu. A su vez, los hombres de ciencia no suelen ocuparse de política, a la que consideran como una actividad completamente ajena a sus estudios y por esta razón no conocen los problemas administrativos, políticos y sociales. Es común que los gobiernos se hagan asesorar en las cuestiones científicas por políticos o aun por universitarios que ignoran los principios y métodos científicos; y, lo que es más grave, desconocen totalmente que lo ignoran.
En todos los problemas relacionados con la ciencia es de desear que los gobiernos comprendan que deben consultar a los hombres de ciencia más competentes o a las corporaciones doctas, serias, y no sólo al «médico de cabecera» o a sus allegados. Para el adelanto de la ciencia y para su rápida y adecuada aplicación benéfica, es preciso asegurar una mayor y más eficaz cooperación entre los hombres de ciencia, la población en general y los gobernantes. Para ello los hombres de ciencia, las sociedades doctas y sobre todo las universidades, debieran informar constantemente a los universitarios, a los gobiernos y a la población acerca de los principios y los métodos de la ciencia y los continuos descubrimientos científicos. Los periódicos podrían tener un gran papel en este sentido, sobre todo si establecieran la regla moral estricta de preferir siempre la verdad y la justa medida a las publicaciones sin importancia, sensacionalistas. En la enseñanza secundaria y aun en la primaria se podrían dar nociones o enseñanzas bien seleccionadas, sumarias, pero claras, sobre el papel de la ciencia y la importancia social de la investigación”.
03/09/2024 a las 11:27 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Silencio de Estado: el Gobierno restringió por decreto el acceso a la información pública
Melisa Molina
Página/12
3/9/024
El Gobierno, con la firma del presidente Javier Milei y del jefe de gabinete Guillermo Francos, publicó en el Boletín Oficial el decreto 780/2024 que reglamentó la ley 27.275 de acceso a la información pública (sancionada en 2016) y modificó la anterior norma reglamentaria, el decreto 206/2017. Con eso, lo que hizo el gobierno que se autodenomina «liberal», fue limitar la libertad de la ciudadanía para preguntar sobre cuestiones de interés público marcando una diferencia arbitraria entre «información pública», y «datos de naturaleza privada», y buscando perseguir a quienes hagan preguntas incómodas bajo la figura de la «mala fe», entre otras cuestiones. «El Gobierno vuelve a legislar por decreto para restringir el acceso a la información pública», denunció el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Desde el organismo añadieron que «con la excusa de cambiar la reglamentación de la ley, vuelven al Estado más opaco y menos transparente».
En la misma publicación del Boletín Oficial en la que salió el veto a la nueva ley de movilidad jubilatoria, el gobierno oficializó el decreto 780 con la firma de Milei y de Francos que busca limitar el acceso a la información pública. En el artículo dos, al reglamentar el artículo tres de la ley 27.275, el decreto limita el concepto de «información pública», al excluir toda información que contenga datos de “naturaleza privada”. «Excluye por su propia naturaleza a la información que hace al ámbito privado del funcionario o magistrado, especialmente cuando la solicitud pretende ingresar a una esfera típicamente doméstica», dice.
Además, excluye las «deliberaciones preparatorias, papeles de trabajo o examen preliminar de asunto» y lo limita a los registros generados, controlados o custodiados por la actividad estatal. Ese punto generó un rechazo particular del abogado constitucionalista Gil Domínguez: «De esta manera, quedan especialmente protegidos los ‘aportes del sector privado’, que terminan definiendo los contornos de las políticas públicas», opinó. El decreto, dijo Gil Domínguez, «atenta contra un derecho considerado esencial para el sistema democrático y consolida un sistema que intenta apagar las voces divergentes y el pluralismo ideológico».
La respuesta tampoco tardó en llegar desde el Congreso de la Nación. El bloque de Encuentro Federal, presidido por Miguel Ángel Pichetto, solicitó a Francos y al titular de la Agencia de Acceso a la Información Pública que, justamente, «informen» sobre una serie de cuestiones como, por ejemplo, si era necesario y pertinente «instrumentar medidas que restringen el acceso a la información pública», y los motivos –si es que era necesario– para hacerlo. Además, preguntaron si la AAIP fue consultada por los alcances del decreto y cuál es su postura al respecto.
Lo diputados firmantes –con Margarita Stolbizer a la cabeza– preguntaron, además, si el Ejecutivo consultó a alguna de las entidades u organismos de la sociedad civil referentes en la materia –en esa lista podrían haber estado la ACIJ, el CELS o Poder Ciudadano, entre muchos otros–, algo que está a las claras que no sucedió.
Las críticas también se replicaron en la UCR. La diputada Carla Carrizo, expresó: «No vale autopercibirse como el máximo defensor de las ideas de la libertad en el mundo y siendo Presidente de la Argentina limitar el derecho a la información pública decretando al secreto como razón de Estado». En la misma línea, su correligionaria Karina Banfi, sumó: «El acceso a la información pública es un derecho humano. El Estado tutela, ordena y pone a disposición. Nunca más puede un funcionario decir qué podemos preguntar y qué no».
La respuesta del gobierno
Desde Casa Rosada se atajan ante las críticas y dicen que lo que hicieron fue «simplemente reglamentar una ley que estaba sin reglamentar». «Estaba mal hecho. Lo hicieron durante el macrismo, los talentos de la gestión que hicieron todo a medias», dicen y aprovechan para, de paso, criticar al expresidente Macri. Luego, opinan que «lo privado no tiene nada que ver con la gestión estatal», y que, «hay cosas de la gestión estatal que no deben o no pueden ser respondidas porque, si se ponen sobre la mesa, es riesgoso». Comentan que «descubrieron gente que trabaja de pedir información que no es pública, incluso por fuera del periodismo», y que lo que buscaron es «delimitar qué es y qué no es información pública porque era muy genérico».
«Si el Presidente come papas fritas, tiene perros o usa soquetes nada tiene que ver con su rol institucional», dicen en el oficialismo y añaden que «había problemas porque el caudal de preguntas, con o sin sentido, era tal que ni siquiera se podía llegar a responder». «Cualquiera podía preguntar cualquier cosa», se quejan en Balcarce 50 y subrayan que «estábamos todo el tiempo respondiendo consultas sin sentido».
Policías de la «buena fe»
Por otra parte, el artículo uno del decreto –al reglamentar el artículo uno de la ley 27.275– establece la figura del «abuso de derecho» previsto por el artículo diez del Código Civil para las personas que intenten ejercer el derecho de acceso a la información pública y que, según el gobierno, lo hayan realizado de mala fe. «Eso implica que, a su arbitrio, los sujetos obligados pueden rechazar las solicitudes y perseguir a las personas judicialmente para obtener el pago de una indemnización por actuar de ‘mala fe'», denunció Domínguez.
En esa misma línea, el artículo 6 del decreto impone como función a todos los responsables del acceso a la información pública a informar a la Agencia los “apartamientos” del principio de buena fe para adoptar «las medidas necesarias», en pos de garantizar el efectivo ejercicio del derecho de acceso a la información pública. El artículo 24 de la ley, como señala el abogado constitucionalista, determina como función de la AAIP que, al elaborar las estadísticas tenga en consideración las solicitudes que ‘configuren un abuso en el ejercicio del derecho de acceso a la información pública por parte de los solicitantes’”. Para Domínguez, la reglamentación que hoy se conoció «le otorga al Estado, en el ámbito de la información pública, el rol de ‘policía de la buena fe'».
Información reservada
En otro artículo de la ley 27275, el ocho inciso A, se establece que los sujetos obligados legalmente a brindar información pública están exceptuados de hacerlo cuando la información este expresamente clasificada como reservada o confidencial o secreta por razones de defensa o política exterior, pero que la reserva en ningún caso podrá alcanzar a la información necesaria para evaluar la definición de las políticas de seguridad, defensa y de relaciones exteriores de la Nación; ni aquella otra cuya divulgación no represente un riesgo real e identificable de perjuicio significativo para un interés legítimo vinculado a tales políticas. En el artículo cuatro del decreto firmado por Milei y Francos, se eliminó la última definición y se convirtió en reservada toda la información pública vinculada a defensa o política exterior, según analiza Domínguez.
En el mismo artículo de la ley, se enuncia que las excepciones al ejercicio del derecho al acceso a la información pública no pueden ser aplicadas en casos de graves violaciones de derechos humanos, genocidio, crímenes de guerra o delitos de lesa humanidad. El artículo cuatro del decreto libertario lo que hace es restringir eso «a las causas judiciales y a la información requerida en el marco de una causa».
03/09/2024 a las 11:32 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei, político, obligado a nuevas funciones
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
2/9/024
Fue un cambio radical desde que llegó a la Presidencia. Por primera vez, Javier Milei bajó al barro de la negociación política directa con legisladores aliados y colaboracionistas.
La excepción no se transformaría en un hábito, pero “la rosca” con “la casta” promete dejar de ser una rareza. La realidad le impuso al Presidente una nueva tarea, de la que hasta ahora había preferido desentenderse.
La defensa del presupuesto 2025 y más diálogos para evitar que la oposición reúna los dos tercios y le voltee el veto total que se dispone a oficializar contra el aumento de las jubilaciones lo tendrán en la primera fila. Otro tanto está decidido a hacer si el Senado termina por sancionar la ley de financiamiento universitario, que ya fue aprobada por la Cámara de Diputados.
“Javier le va a poner el cuerpo y hasta podría ir a explicar el Presupuesto al Congreso. Para los que dicen que se desentiende de todo lo que no sea economía”, desafían a su lado.
Es una obviedad, de todas maneras, que fue obligado a la nueva actividad por la economía o, mejor dicho, por el temor al impacto que tendrían estos temas sobre el objetivo prioritario de sostener el precario equilibrio fiscal, base de sustentación de todo, junto con la caída de la inflación, que se resiste a acercarse al dos por ciento pretendido y prometido. La política (no el poder) es ajena a sus pasiones.
La peor semana del Gobierno en el Congreso no es lo único que lo impulsó a Milei a ampliar su monofoco de interés. Algunos indicadores y encuestas de opinión pública muestran números menos halagüeños o más inquietantes que los que el discurso oficial admite y promociona. No habrían estado esos tópicos fuera de la última conversación que el Presidente tuvo hace una semana con Mauricio Macri.
“Ustedes saben que esto no es lo que más me gusta ni lo que más me divierte hacer, pero es lo que me toca. Así que junto con Guillermo [Francos] vamos a tener más de estos encuentros y diálogos”, se sinceró y les anticipó Milei a los diputados oficialistas, semioficialistas y colaboracionistas con los que se reunió al caer la tarde del viernes pasado. Un anfitrión demasiado singular que les dice a sus huéspedes que preferiría otras visitas.
La resignada frase fue, por otra parte, una reivindicación y un empoderamiento público de su jefe de Gabinete, a cuya autoridad y enorme paciencia venía gastando la omnipresencia, omnipotencia y multifuncionalidad del asesor Santiago Caputo. Son promesas de una nueva etapa. Y anuncios de que habrá más funciones de “Milei, político”, el nuevo y obligado papel con el que, junto al de “Javier, casado”, busca reordenar su gestión y reposicionar su imagen, aunque sin perder su esencia disruptiva. Para que nadie se ilusione ni se desilusione demasiado. Juegos de roles obligados, para los que el Presidente siempre ha dicho que nunca tuvo vocación.
Los inminentes desafíos legislativos que le esperan (Presupuesto, aumento de jubilaciones y financiamiento universitario) se suman a la proyección que ya empieza hacerse hacia el año electoral. Demasiado desflecado tiene el oficialismo su propio espacio como para evitar más descontentos y obturar fugas de aliados, que han sostenido sus proyectos con más disciplina que los legisladores libertarios.
Las insidiosas palabras que Milei le dedicó a Macri por el voto de algunos legisladores amarillos al cambio en el sistema previsional podrían haber rebotado en sus oídos como un eco incómodo. Lo de que “no controla a su tropa” bien se lo podría haber dicho a sí mismo, después de las nuevas fracturas (con escándalos incluidos) en los bloques libertarios de Diputados y del Senado.
Ni hablar de la relación con su vicepresidenta Victoria Villarruel, a quien en la Casa Rosada ya no solo le facturan recientes disidencias, sino que siguen abiertos viejos recelos. “Desde la campaña ella está armando su propio espacio. No es de ahora”, coinciden la hermana Karina y Caputo, el gurú, dos de los tres lados del “triángulo de hierro” del poder. Ni olvido ni perdón, le devuelven a la vicepresidenta, con malicia.
Villarruel es la dirigente oficialista más valorada, junto al Presidente, y, además, es la única mujer del espacio con imagen neta positiva, que supera por mucho a otras. Sobre todo, a Karina Milei, que tiene un diferencial negativo de imagen de 18,2 contra un +7,2% de la vicepresidenta, según una encuesta del Grupo de Opinión Pública y Trespuntozero.
En el universo amarillo el debut de “Milei, político”, a cuyos ensayos generales y a la avant premier había asistido Macri, dejó impresiones ambiguas. Lo celebraron como un primer paso positivo, a la espera de que se consolide y sea más que una puesta en escena forzada por las circunstancias. Las dudas persisten.
“Veremos si el vínculo se profundiza y deriva en algo más concreto. Por ahora, prometió que las reuniones se van a repetir”, dijo, con extrema prudencia y sin alimentar ilusiones, una de las principales figuras de Pro que estuvo en la residencia de Olivos.
Con la distancia que mira aún esa relación incipiente, la fuente macrista ahondó sobre algunos de los tópicos tratados por Milei: “Se mostró muy convencido del veto total a la ley de aumento a las jubilaciones y sobre el rumbo económico. Y creo que si sale el financiamiento a las universidades también lo va a vetar. Le importa más mostrarle al mercado que va en serio, que los resultados que logre”. Una forma de subrayar que les quedó en claro que la discusión política es para el Presidente una obligación inherente a su “trabajo” (como llama Milei al ejercicio de la primera magistratura), pero que no la aprecia.
En Pro, además, saben que la desconfianza sigue atravesando el vínculo con el oficialismo, más allá de la relación personal que sostienen Macri y Milei. En la Casa Rosada no se cuidan de que se sepa que hay diferencias. Todo lo contrario. Recuerdan viejos entredichos y nuevas suspicacias.
“Eso de que gracias al Pro pudimos fiscalizar la segunda vuelta y tener recursos esenciales para poder ganar es bastante discutible. En muchos lugares ni aparecieron sus fiscales y aportaron mucho menos de lo que dicen ahora para tratar de cobrar con cargos y cajas, como pide Macri”, dice un estrecho colaborador presidencial. El autor de la frase fue parte central de la organización del último tramo de la campaña y ahora integra con Karina Milei el equipo chico dedicado a la construcción electoral para el año próximo. Demasiados cabos sueltos y cables pelados.
Luces de alarma
Ante ese escenario, algunos indicadores se cruzan en las discusiones políticas con los aliados y eventuales socios del oficialismo.
La declamada recuperación económica que se estaría dando en el último bimestre empieza a encontrar evidencias que la relativizan. La reactivación no solo es muy heterogénea sino que la actividad y el consumo, además de seguir en un piso muy por debajo del que estaba hace un año, también muestran en el cotejo intermensual que siguen sin levantarse, salvo en actividades puntuales y en segmentos de la economía y de la sociedad acotados.
En ese plano, una novedosa medición realizada por la consultora Casa3, que dirige Mora Jozami, generó un llamado de atención. Lo que esa encuestadora denomina el Índice de Indignación Social (IDI) mostró en agosto, por tercer mes consecutivo, “un empeoramiento y, por ende, una mayor crispación en el humor social”. “Es la marca más baja de la serie, que se inició en marzo”, destacan. El trabajo se publicó en el sitio Seúl, creado por Hernán Iglesias Illia, un colaborador de Mauricio Macri (como Jozami), que en estos meses se ha mostrado afín a la gestión de Milei.
“El deterioro del IDI significa que la ‘paciencia social’ se está reduciendo. Esto impacta directamente (aunque quizás no inmediatamente) en la imagen del Presidente y en la valoración de la gestión nacional. Esta caída en el IDI se atribuye principalmente a la pérdida de confianza en las expectativas futuras, una notable disminución en el estado de ánimo de los argentinos y la percepción sobre la capacidad del Gobierno para resolver los problemas económicos”, explican.
Los sectores donde ese deterioro es mayor son los adultos mayores de 65 años (justo a los que afectaría el veto a la ley de recomposición de los haberes jubilatorios), los más pobres y los hombres, que han sido un importante apoyo a Milei.
Donde el humor se mantiene más firme a favor del oficialismo sigue encontrándose entre los jóvenes de 16 a 35 años, aunque es más fuerte entre los que están en mejor situación económica. Ergo, entre los de mayor edad y los más pobres empieza a abrirse el piso sobre el que Milei se lanzó hacia la Presidencia y lo ha sostenido hasta acá.
Jozami advierte que el índice de este mes no preanuncia una crisis y todavía podría bajar sin que esta se precipite. No obstante, lo considera una luz de alarma (de hecho el título de la nota de Seúl es “Una señal de alerta”), ya que se trata de un indicador construido sobre nueve variables, que permite auscultar qué está pasando debajo de lo que muestran las encuestas de imagen e intención de voto.
A ello, la consultora agrega un dato más que relevante tanto para el oficialismo como para el macrismo: “En vísperas de un año de elecciones legislativas, en los que los votantes suelen optar con más libertad y fragmentar más el voto estas percepciones sobre la situación pueden ser muy relevantes”, advierte.
En el macrismo suman a esta medición casi propia del humor social otro dato significativo: “El humor del votante de Patricia Bullrich cayó 30 por ciento”.
Son números que van sumando en vista no solo a las elecciones del año próximo sino también al tipo de relación que tendrán con el oficialismo. Eso podría explicar la reciente disposición de Milei a reunirse tan seguido con Macri, como acto de contención, así como la cautela con la que reciben los dirigentes macristas los gestos de Milei, mientras no se traduzcan en efectividades conducentes.
De consolidarse este escenario, los macristas consideran que los incentivos para asociarse solo electoralmente con el mileísmo podrían reducirse.
“En ese caso, Pro tendrá que evitar que la elección resulte un plebiscito sobre el Presidente y lograr que el voto se defina por los resultados de la gestión”, advierte un consultor escuchado por Macri. En la mesa de control macrista hay ahora nuevas variables.
El tiempo ha empezado a correr más rápido para el Gobierno. Y la dirigencia política, sea colaboracionista, opositora crítica o adversaria a ultranza, comienza a mirar desde otra perspectiva, a pesar de que su imagen sigue siendo más negativa que positiva en todas las encuestas y que no deja de aportar razones para eso.
Así crece la demanda para que “Milei, economista” y “Javier profeta” muestren resultados positivos, que excedan la estadística y lleguen a la vida cotidiana. También, obliga a “Milei político” a amigarse con el rol y a hacerlo más creíble. Habrá que esperar las nuevas funciones prometidas.
03/09/2024 a las 11:38 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Javier Milei analiza ir al Congreso a presentar el Presupuesto del 2025
Federico Galligani
Infobae
3/9/024
En el marco del nuevo rol que adoptó en el último tiempo, en el que se muestra más involucrado en las cuestiones políticas, el presidente Javier Milei analiza presentar él mismo ante el Congreso el proyecto de Presupuesto para el año próximo, el cual estará elaborado siguiendo la norma del “déficit cero”.
De acuerdo con lo que anticipó el propio mandatario nacional recientemente, a diferencia de lo que ocurrió en otras administraciones, en esta oportunidad el Gobierno enviará a la Cámara de Diputados una ley que fijará los gastos dependiendo de los ingresos reales que tenga el país, y no sobre la base de lo que se espera recaudar.
“Les quiero adelantar algo de lo que vamos a hacer en el presupuesto: vamos a rediseñar la forma en la que se escribe. El presupuesto se plantea un conjunto de gastos, se hace una estimación de ingresos y de ahí deriva el resultado primario, sale el financiamiento. Nosotros decidimos que no vamos a utilizar esa metodología. La metodología se va a llamar ‘déficit cero’. Implica que el resultado financiero es cero, por lo tanto, no necesito estar tomando nueva deuda”, precisó el líder libertario, al exponer en el Consejo de las Américas a mediados del mes pasado.
Para poder explicar en profundidad este esquema, Milei analiza encabezar personalmente la sesión informativa en el recinto legislativo, prevista para el 16 de septiembre, fecha límite para que la Casa Rosada presente la iniciativa.
De esta manera, sería la primera vez en la historia que un Presidente se hace cargo de esta tarea, que suele quedar en manos del ministro de Economía de turno, en este caso, Luis “Toto” Caputo, aunque el proyecto debe ser firmado en realidad por el jefe de Gabinete, que actualmente es Guillermo Francos.
“Estamos viendo si puede hacerlo, sería una gran idea. Ganas no le faltan”, reconocieron a Infobae fuentes cercanas al mandatario nacional, aunque por el momento solamente el vocero Manuel Adorni adelantó que habrá “una sorpresa” en la presentación ante los legisladores.
De acuerdo con la normativa vigente, el año previo a cada periodo fiscal, el Poder Ejecutivo fija las prioridades y políticas públicas a desarrollar en el siguiente, elabora una propuesta presupuestaria y luego la envía al Congreso para su aprobación.
Hace algunas semanas, Caputo envió un anticipo del Presupuesto 2025 al Congreso, con un mensaje donde plantea los ejes principales que contendrá el documento, que se basará en la estabilidad macroeconómica y continuar con el déficit cero.
Si bien el texto ingresa por reglamento a la Cámara de Diputados, más precisamente, a la comisión de Presupuesto y Hacienda, que tiene como titular a José Luis Espert, incorporado ya al bloque de La Libertad Avanza, en Balcarce 50 admiten que la iniciativa podría no ser apoyada por la oposición.
“Vamos a elaborar un proyecto que sabemos que muy probablemente nos lo rechacen, pero eso sería incluso mejor para nosotros, porque podemos prorrogar una vez más el Presupuesto del 2023 y así vamos a poder disponer de los fondos como consideremos”, se sinceraron en el círculo íntimo de Milei.
Si se diera esta situación, también sería la primera vez en la historia argentina que el Congreso le rechaza dos años consecutivos la rendición de gastos a un Gobierno, que por el momento cuenta con minoría en ambas Cámaras y mantiene una relación inestable con la oposición “dialoguista”.
En el oficialismo sostienen que “la economía está mejorando” y destacan algunos de los datos que recoge el INDEC, como el índice del aumento de los salarios registrados, que viene superando a las cifras de la inflación, y ratifican así el programa de la actual administración.
En este sentido, en Balcarce 50 niegan no solo que haya problemas en la gestión, como opina un sector del PRO, referenciado en Mauricio Macri, sino que defienden la política económica e insisten en que el Presupuesto “va a respetar” el objetivo de no tener déficit.
“Cuando uno mira a la Argentina, desde 1900 hemos tenido 22 crisis, 20 de origen fiscal. Las crisis más grandes tienen que ver con el déficit fiscal: el rodrigazo, la híper de Alfonsin, la de la convertibilidad. Nosotros empezamos con un desequilibrio fiscal de 15 puntos del PBI, 5 del Tesoro y 10 del BCRA (en diciembre) estábamos a punto de estallar. Teníamos un desastre dentro del Banco Central. La gente parece que se olvida de donde salimos. Siempre vale la pena recordarlo. Teníamos indicadores sociales peores que en el 2001. La Argentina se hubiera convertido en Venezuela si hubiéramos seguido con lo del gobierno anterior. Hubiéramos tenido inflación del 17.000%, 90% de pobreza, 50% de indigencia”, resumió Milei en una reciente entrevista televisiva.
03/09/2024 a las 11:57 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Implosión o explosión
Ricardo Aronskind
El Cohete a la Luna
1/9/024
En la última quincena de agosto, presenciamos un súbito deterioro de la supuesta fortaleza política gubernamental. El conventillo interno de La Libertad Avanza, las acusaciones cruzadas en torno a la evidente campaña a favor de la libertad de militares que cometieron crímenes aberrantes bajo la dictadura, han sido sólo una parte de los síntomas de deterioro interno.
La presión que ejerce externamente Mauricio Macri sobre el trío que hoy toma las decisiones en el gobierno –Milei, su hermana y Santiago Caputo– en aras de “salvarlo” o “ayudarlo” también genera altísimas tensiones que no está claro cómo se resolverán. Algunos analistas minimizan el problema y sugieren que los actores en pugna estarían posicionándose para las elecciones del año que viene. Sería realmente insólita esa preocupación electoralista, pensando en el escenario económico y social absolutamente incierto que se observa en el corto plazo.
No es una incertidumbre en relación a cuestiones triviales: el debate en torno a la eventual devaluación del peso y su magnitud encierra también la quiebra de la mística oficial en torno a poder domar la inflación, la quiebra y licuación de la palabra presidencial, y objetivamente la profundización de la caída de los ingresos de la mayoría de la población.
Las divisiones, peleas, denuncias, amenazas y rumores de carpetazos diversos que se pueden observar o escuchar en estos días muestran un potencial de ingobernabilidad que se podría acentuar o menguar según las negociaciones de alto nivel actualmente en marcha entre los dueños de LLA y el PRO.
Las dos votaciones parlamentarias en que fue derrotado por paliza el gobierno –sobre fondos para el espionaje político y sobre recuperación parcial de los haberes jubilatorios perdidos– son una exhibición de cuál pudo haber sido su situación permanente desde hace nueve meses, si no fuera porque claramente es sostenido no sólo por el PRO (con el cual las coincidencias programáticas son casi totales) sino por radicales y el bloque pichettista, que posan públicamente de moderadores del extremismo oficial.
Se entiende que en ese aluvión de votos parlamentarios anida una amenaza de eventual juicio político, expediente exhibido por Macri para ablandar a Milei y su entorno, y llegar a un acuerdo satisfactorio para sus negocios y también sus cuentas pendientes con el Poder Judicial.
El núcleo mileísta oscila entre la desconfianza hacia el empresario-dirigente, el apego a la ortodoxia discursiva intransigente, y un tenue reconocimiento de que no tienen cuadros para gobernar el país, ni fuerzas parlamentarias significativas, ni idea de muchísimas cuestiones relevantes en los más diversos terrenos de la vida pública, en los que hacen agua.
La Argentina partidocrática parece discurrir por un mundo diferente al del estropicio social que está generando el gobierno extremista, suponiendo una normalidad en la vida cotidiana, que cada día existe menos, y empezando a imaginar lugares en las listas y acuerdos comiciales varios.
Pero el arrasamiento acelerado de los bolsillos de los sectores medios no se parece a la metáfora del sapo que va siendo cocinado de a poco adentro de la olla puesta sobre el fuego, para que no salte.
Es sabido que las situaciones sociales desequilibradas no tienen traducción directa y clara en el escenario político, y menos en el ideológico. Basta repasar algunas expresiones que circulan con cierta frecuencia en la escena política y económica para ver cómo la degradación ha alcanzado al mundo de las palabras.
ETIQUETAS QUE MIENTEN (1): EL NACIONALISMO
El nacionalismo ha demostrado ser, a lo largo de la historia de los últimos siglos, un sentimiento poderoso, y también el motor de proyectos políticos de enorme impacto histórico.
El nacionalismo argentino tuvo un origen bastante reaccionario, copiando algunos tics de los nacionalismos europeos, como su carácter elitista, excluyente y autoritario. De todas formas, cuando finalmente arribó al poder en 1943 una corriente militar nacionalista, dio paso a una versión completamente novedosa, democratizante en un sentido profundo, y popular, con la particular síntesis que articuló Juan Perón en su acción de gobierno.
Sin embargo, por afuera de ese fenómeno de masas, continuó su curso un nacionalismo reaccionario, que nunca encontró un lugar serio en la política local, ni supo proponer un discurso que lograra referirse a los problemas concretos que enfrentaba la Nación Argentina.
Ese nacionalismo quedó como una cáscara vacía y arcaica, mientras que el nacionalismo popular era perseguido y atacado por uno de los actores favoritos de ese nacionalismo de derecha: las fuerzas armadas.
Esas fuerzas armadas, sagradas para el nacionalismo reaccionario, fueron las protagonistas de uno de los ataques más furibundos a la nación concreta, la que produce, trabaja y piensa, bajo la forma del proyecto “occidental y cristiano” del Proceso de Reorganización Nacional y de su súper ministro liberal corporativo, José Alfredo Martínez de Hoz.
Es fundamental entender que en esa dictadura cívico-militar se pudo advertir un elemento central para las elucubraciones político-ideológicas argentinas: el nacionalismo verdadero, el que pretende construir proyectos nacionales exitosos y potentes, no cuenta con apoyo alguno en los sectores dominantes argentinos –ni de los grandes empresarios, ni de la gran prensa, ni de los políticos que los representan– que hicieron y siguen haciendo su apuesta por el endeudamiento externo, las privatizaciones y extranjerizaciones, y el arrasamiento de la industria y la ciencia nacionales.
El supuesto nacionalismo de derecha no es más que un patrioterismo formal y superficial, sin ningún anclaje en la realidad. El sólo hecho de concebir que en este gobierno, extremadamente antinacional y extranjerizante, pueda haber algún “nacionalista” es afirmar una superchería suprema.
Por si algún incauto preguntara: pero entonces, ¿en qué consiste ser nacionalista hoy?, van aquí algunos ejemplos desordenados, que de ninguna manera agotan una agenda nacionalista seria: defender y consolidar la soberanía argentina sobre el Río Paraná, promover la construcción del Canal Magdalena, terminar definitivamente con el insólito caso de usurpación en torno al Lago Escondido, reimpulsar a nivel mundial la campaña por la recuperación de las Islas Malvinas Argentinas; y en el terreno específicamente económico, proteger y potenciar el desarrollo de la ciencia y tecnología nacionales, de un entramado productivo vigoroso capaz de proveer los principales bienes y servicios a nuestra población, impedir el acceso a las áreas de decisión del Estado a personas cuyo patrimonio está radicado en el exterior, o acabar con la situación absurda de que las grandes empresas que ganan mucha plata en la Argentina paguen impuestos en otro país.
Si a alguien no le importan estos temas, pero sí se conmueve cuando ve una escarapela o un uniforme, no es un nacionalista, sino un nostálgico de un pasado militarista de entrega nacional.
ETIQUETAS QUE MIENTEN (2): EL REPUBLICANISMO
Cosas que quedan en el olvido, en el vértigo de la política nacional: la sigla PRO sintetiza “Propuesta Republicana”. Esa fuerza política fue creada como una forma de aglutinar espacios sociales conservadores, hostiles al kirchnerismo, y tomó como aglutinante ideológico la idea de República, es decir de un conjunto de instituciones establecidas por la Constitución Nacional y que teóricamente los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner habían violentado. Para defender la “república”, había que desalojar a los K y poner en su lugar a gente seria, decente, respetuosa de las instituciones y servidora de los valores republicanos.
Hasta allí, habría derecho a extraviarse en el mundo de las palabras y pensar que los descarriados “populistas” debían ser reemplazados por gente de bien.
Pero la impostura empieza inmediatamente, apenas se desciende de las nubes de Úbeda del relato construido por Durán Barba y otros ideólogos, al terreno de la cruda realidad.
Empezando por quien habría de ser el encargado de encabezar tan noble misión republicana de emprolijamiento institucional: el empresario multi-judicializado Mauricio Macri. Quien procedió a organizar durante su gobierno, secundado por toda su fuerza política, una tarea de persecución institucional contra la oposición, contando con la colonización de espacios claves del Poder Judicial por parte de su espacio político, siendo respaldado en forma monotemática por la gran prensa adicta y asociada en los negocios particulares, utilizando para esos fines políticos facciosos a los servicios de inteligencia del país, puestos al servicio del espionaje antidemocrático. Para no mencionar los negociados “republicanos” que se fueron acumulando a lo largo de gestión, cuya dilucidación pasó a manos de la propia Justicia adicta al macrismo.
Por si todo esto no bastaba para pisotear la idea republicana, y develar lo grotesco de su uso por parte del capitalismo de negocios, esa fuerza terminó apoyando al actual experimento autoritario, que bastardea las instituciones, ataca las prácticas de convivencia civilizadas, y pretende construir un potente aparato de persecución y represión política.
El PRO –Propuesta Republicana– y aliados apoyan explícitamente a esta gestión, que viene demoliendo cotidianamente las instituciones de la República. El PRO y sus partidos vasallos debieron haber aclarado, desde el momento en que ingresaron a la política nacional, que lo que ellos entienden por República es la propiedad privada de los ciudadanos más ricos, que es lo único que realmente les importa y promueven.
ETIQUETAS QUE MIENTEN (3): EL DESARROLLISMO
Recientemente Horacio Rodríguez Larreta hizo una reaparición pública en la que de alguna forma oficializó su alejamiento de la fuerza que contribuyó a formar, el PRO, de tan triste trayectoria en el período 2015-2019 al frente del gobierno nacional. Parecía el candidato puesto de la derecha argentina para las elecciones presidenciales del año pasado, pero la radicalización y la furia ideológica promovidos por los medios y su propio espacio político lo dejaron completamente fuera de posibilidades de acceder a la presidencia de la Nación.
Seguramente Larreta evaluó que su proyección política en un espacio degradado, donde no sólo no se cuestionó el liderazgo de Mauricio Macri luego del desastre que realizó como Presidente, sino que privilegió en su alienación antikirchnerista a la entronización de personas mediocres y violentas como Patricia Bullrich, era nula.
Por si eso no bastara, esa derecha convertida en colectora ultraderechista terminó votando para Presidente a un personaje de las características de extremismo patológico de Javier Milei.
En su nuevo lanzamiento, Larreta desenfundó la bandera del desarrollismo, que también supo usar y atribuirse Macri en su momento hegemónico. En las boletas de La Libertad Avanza –gobierno modelo en materia de políticas públicas anti-desarrollo– habitaron diversos personajes que se autodenominan “desarrollistas”.
En la historia del pensamiento económico latinoamericano, el estructuralismo y el desarrollismo ocupan un lugar destacado. Las teorías desarrollistas fueron formuladas en un momento histórico, los años ‘40 y ‘50, en los que nuestra región mostraba signos alentadores en materia de industrialización y de cambio productivo general, que permitían soñar con la idea de que si se impulsaban decididamente desde el Estado acciones que estimularan más el desarrollo de las fuerzas productivas, especialmente la industria y el desarrollo científico tecnológico, podríamos superar el atraso relativo que nos separaba de los grandes países industrializados, y gozar por lo tanto de los mismos estándares de vida que se admiraba en aquellas potencias.
El controvertido período de la presidencia de Arturo Frondizi quedó como un mito nacional en cuanto a la convocatoria a la inversión extranjera directa para acelerar la industrialización y la sustitución de importaciones petroleras. Eran otras épocas del capitalismo mundial, en las cuales los gobiernos nacionales priorizaban el crecimiento económico y el pleno empleo, y donde la inversión extranjera era productiva.
Nadie que haya militado en los proyectos de apertura económica, debilitamiento del Estado y remate de los activos públicos puede aspirar a llamarse desarrollista. La dinámica que impone el capitalismo globalizado en la periferia es la de la vuelta a la economía primarizada, la asunción de los países “irrelevantes” de un papel completamente subordinado a las necesidades de acumulación de las multinacionales provenientes de los países centrales.
Toda la derecha realmente existente en el mercado político argentino no tiene un ápice de desarrollista, sino de mera buscadora de prebendas individuales a costa de lo que sea. El desarrollismo de Frondizi tenía una fuerte impronta de integración nacional, tanto territorial como social. Aldo Ferrer, otro digno exponente de esa corriente, supo combinar el desarrollismo productivo con el nacionalismo económico y el distribucionismo integrador.
Ninguno de esos elementos conceptuales fundamentales del desarrollismo histórico figura siquiera en la agenda de las diversas opciones “desarrollistas” que promueve la derecha local realmente existente, o la nueva centro-derecha que pretende fundar Rodríguez Larreta.
Más bien se diría que, por su propia práctica en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más que interesarle un proyecto nacional de desarrollo, le interesan los proyectos privados de desarrollo inmobiliario.
EL DESAMPARO
Lo cierto es que estos nueve meses de gobierno no sólo no repararon ninguno de los problemas previos que tampoco supo resolver el gobierno anterior, sino que el ideologismo reaccionario que caracteriza a la actual gestión ha llevado las condiciones de vida populares a un deterioro muy doloroso. Muchísima gente siente, vive, el desamparo.
Esta sensación no se explica solamente porque el gobierno lance fuego granizado desde las alturas sobre la población, todos los días, en forma incesante e inmisericorde. Desamparo es también que los partidos, organizaciones, sindicatos, instituciones y corrientes diversas que componen el vasto entramado de la representación de lo popular, no logren articular respuestas significativas que puedan canalizar la penuria popular, frenar el despojo al que son sometidas las mayorías y marcar una perspectiva política esperanzadora. En principio, sería muy valioso comenzar a transmitirle a tanta gente la sensación de que “no estás solo, somos muchos”.
El desamparo es que no aparezcan campañas públicas, masivas, a favor de los ingresos de los jubilados, de los asalariados, de los desocupados, de los chicos con hambre. Que las paredes no griten contra los aumentos de colectivo, de subte y de otros servicios públicos que están empobreciendo y arruinando a la población.
Y el desamparo, también, es que el candidato que compitió contra Milei, y que recibió nada menos que 11 millones de votos para no hacer estas políticas, esté ausente de la escena pública, como si no fuera opositor, como si no tuviera nada importante para decir contra el desquicio nacional que se está haciendo. ¿Es todo una ficción?
Pareciera que la única posibilidad de que la actual gestión sufra algún contratiempo político serio sería debido a una crisis auto-generada, tanto en el terreno político, por pujas de poder y de posiciones en el control de Estado, como por enfrentamientos entre distintas fracciones del capital, que en ocasiones apuestan a decisiones de política económica opuestas, en base a sus propios intereses sectoriales. Como se juega mucha plata, y son tan inescrupulosos como indisciplinados, puede ocurrir cualquier cosa.
LA ANTIPATRIA, ¡AFUERA!
El proceso económico que conduce Milei está provocando el progresivo hundimiento económico y social de cerca del 60% de la población. Cierta parte de este vasto sector votó a Milei, pero muchos otros no. El millón de niños que se van a la cama sin cenar, seguro que no lo votó.
Por ahora, estamos viviendo y conociendo un conjunto de situaciones individuales en donde la estrategia es personal, defensiva, frente a la hostilidad del medio ambiente en el que se vive, provocada por la afición gubernamental a realizar transferencias masivas de recursos de la base social hacia las grandes empresas.
Millones de personas sufren en su intimidad las limitaciones, las carencias, las faltas de bienes y servicios mínimos necesarios para tener una vida aceptable.
Esto deriva en daños físicos y psíquicos, deterioros en el ambiente familiar y en la propia subjetividad. Esa es la implosión: el daño hacia adentro, en el límite de las paredes de la casa, en el propio cuerpo, en el hábitat más íntimo.
La alternativa a esa implosión que degrada la condición humana, es la de expresar hacia afuera todos esos sentimientos, toda es bronca por la injusticia y la crueldad oficial. Es negarse a deglutir la agresión económica y el desprecio del gobierno, que no es otra cosa que un instrumento de los grandes capitales y los grandes intereses transnacionales contra el grueso de la población.
No es uno, individualmente, el culpable de las propias penurias, sino el extremismo ajustador de un gobierno conducido por empleados alucinados del gran capital.
Es justificado el derecho a la protesta, al enojo y a la furia, cuando el otro no es más que antipatria.