Por Luis Américo Illuminati.-
Sr. Alberto Fernández, presidente de Trapalanda:
Dice Ud. 1) Que no hay discusiones sobre la pertinencia de que «nuestros animales» formen parte de nuestros billetes, sino que «ponemos en valor nuestra historia»; 2) «Algunos no quieren «recordar la historia», 3) Para nosotros «tener presente el pasado nos ayuda a construir un futuro mejor».
Paso a contestar sus falacias que, a decir verdad, son verdaderas e intrincadas aporías. 1) Respecto de «la pertinencia de nuestros animales», tengo que aclararle que hay dos clases de «animales». La primera clase son los que enumera Borges en el «Libro de los Seres Imaginarios» y a los que el finado Néstor, Cristina, Máximo, la Bonafini, la Carlotto y todo el kirchnerismo en pleno -incluido usted- pertenecen, son fieras malvadas, diabólicas, monstruos. Y, a la segunda clase pertenecen los animales reales, que son seres irracionales e inocentes, desprovistos de toda maldad, algunos de ellos casi en extinción, son los que estaban en los billetes. Por otra parte, la Historia Argentina no es un bien mostrenco ni «res nullius» para «ponerla en valor».
2) Los que no quiere recordar la historia, son precisamente ustedes, que en los 70 se las daban de «jóvenes idealistas» que olvidaron que ningún idealismo justifica la violencia armada ni la muerte de gente inocente. Por eso tergiversaron gravemente la historia y pusieron a los criminales en carácter de héroes y a sus innumerables víctimas yacen en el olvido y a sus familiares el Estado Villano les niegan las indemnizaciones a que tienen derecho y que si se las dieron a las de los guerrilleros.
3) Y si le doy la razón cuando dice: «para nosotros tener presente el pasado nos ayuda a construir un futuro mejor». Pues la ideología marxista-leninista infiltrada en el peronismo les ha servido para destruir la verdadera Patria que construyeron hombres como San Martín, Belgrano, Güemes y los Próceres de Mayo que nunca imaginaron este muladar, este chiquero que ustedes han convertido a la República Argentina.
25/05/2022 a las 8:31 AM
Siempre consideré de mal gusto que se personalicen los billetes usando figuras públicas que en el momento histórico social que les tocó vivir eran simples ciudadanos civiles o militares, a los que luego se los consideró «próceres» y este último detalle es muy discutible.
Con respecto al uso de animales autóctonos lo veo definitivamente mal.
Para el reverso de los billetes los paisajes son una buena opción porque son neutros y tenemos muchos para elegir para un universo de billetes que ha quedado reducido a 4 valores (100, 200, 500 y 1000 pesos) dado que los billetes de 10 y 20 pesos evidentemente dejaron de existir y las monedas de esos valores son sumamente escasas porque fueron fundidas para recuperar los metales.
De cualquier modo nuestros billetes no tienen ningún valor y sólo sirven para las compras diarias o con fines numismáticos.
El problema es qué usar para el anverso de los billetes porque los «próceres» deben estar retorciéndose en sus tumbas viendo sus rostros mal usados y los animales también deben estar disgustados aunque no puedan expresarlo.
En el caso del rostro de Eva Perón en los billetes de cien pesos -como aún no fue elevada al nivel de prócer- su inclusión es opinable. Recordemos el rechazo que produjo en un principio el «Evita» y las discusiones que se producían en los comercios que se negaban a aceptarlos. Como todo es pasajero finalmente fueron aceptados como un disgusto inevitable.
¿En que podríamos pensar para que algo que no tiene valor luzca perfecto?
En edificios que también han perdido su valor conceptual y disponemos de varios como por ejemplo la Casa Rosada, el Congreso, el palacio de Tribunales, la Casa de Moneda y el Banco Central.
Dejemos a los muertos tranquilos y a los animales también.
El presidente ha manifestado «tener presente el pasado nos ayuda a construir un futuro mejor» pero omite decir que ese pasado lejano que menciona no ayudó en nada a construir un presente mejor.
Este presente obsceno que vivimos será «pasado» para las futuras generaciones las que, seguramente, cuando se les pregunte quien fue San Martín o Belgrano responderán «no sabo» o en el mejor de los casos contestarán que San Martín es una plaza y que Belgrano era un barco que nos hundieron los ingleses durante una guerra que no saben adónde fue.
25/05/2022 a las 9:34 AM
ALBERTITO Y LA KRETINA SON LOS INDICADOS PARA BILLETES SIN VALOR IGUAL A ELLOS
26/05/2022 a las 7:10 PM
Sr.Pepe Butifarra. Su pluma por fortuna prestigia el foro. Luego de que varias, de verdadero valor, han desaparecido de este lugar, la aparición de nuevas y certeras opiniones, lo prestigian.
Dicho esto: la vorágine de los acontecimientos que nos sorprenden y superan cada día no puede hacer ora cosa que demoler nuestra capacidad de asombro. La participación, o no en otros casos, de funcionarios de toda jerarquía hace que cada día, cada hora, hagan que nuestra sensación de agobio e incertidumbre se multiplique fatalmente. El aniversario del 25 de Mayo, y me consta por tener nietos en edad escolar, pasó sin pena ni gloria. Todo se enmarcó en la exhibición de figuras políticas en actos que más se tiñeron de politiquería, antes que de recordación patriótica. Las empanadas, el locro, y otras monerías por el estilo nublaron el verdadero sentido de la fecha. Los próceres, bien gracias!. La discursiva marquetinera de «figuras de primer nivel», espanta y llena de dolor. Unos que aparecen para el ridículo, otros/as que se ocultan en un ostracismo que preocupa.En fin, nos han ido metiendo de a poco en un laberinto del que solo un renacer cultural; pero sobre todo racional podrá librarnos. Mientras tanto los tiempos por venir deberán ser afrontados con una templanza y coraje de la que se me ocurre pocos argentinos tienen todavía intactas.
28/05/2022 a las 9:26 AM
Gracias por el concepto, realmente no esperaba ningún elogio porque siempre estoy esperando la pauteada.
Con respecto al 25 de Mayo efectivamente fue ignorado por una enorme mayoría, dejó de ser una fecha patria para convertirse en un festival gastronómico y no es de ahora.
Afortunadamente vivo en una calle tranquila de un barrio también tranquilo donde todos nos conocemos y nos saludamos.
La casa tiene 2 plantas y en el balcón de planta alta hay un mástil donde la bandera permanece izada durante todo el año, costumbre familiar que viene de los años 50 cuando en la vereda apareció un cruz roja que significaba «casa para quemar».
El día que mi padre vio esa pintada nos explicó el significado y ese mismo día puso el mástil y compró una bandera y nos dijo si queman la casa también van a quemar la bandera. Curiosamente mi padre no era argentino, era español.
Mi madre protestó porque tenía miedo y llorando dijo «no los enfrentes porque va a ser peor, pensá en los chicos» y él le dijo «no va a pasar nada, es justamente por los chicos que lo hago». El viejo tenía las pelotas bien puestas no hablaba demasiado pero daba el ejemplo con hechos.
De más está decir que la casa sigue pié y salvo algún esporádico petardo nocturno que nos hacía saltar de la cama las cosas nunca pasaron a mayores.
Nunca olvidé esa lección de mi viejo y ahora que yo también soy viejo la valoro aún más. Nunca debemos claudicar y sí ignorar las amenazas.
Una vez un vecino me preguntó por la bandera y le contesté que era una historia muy larga que algún día se la iba a contar pero le dije que si él hacía lo mismo me iba a sentir menos solo.
Nunca lo hizo y él sabrá por qué, jamás le pregunté.