Por Carlos Belgrano.-

De todos los intocables de Wall Street, este parasitario imperio era, hasta unos días atrás, el más poderoso y lejano de la majestuosa caída que, según los más sabiondos de aquí han comenzado esta última semana a profetizar entre murmullos, su deceso.

Porque el caso es que su indeseable propietario -un tal Larry Fink-, esforzado amasador de un patrimonio superior a los diez billones de dólares, en tiempos de su enternecedor amigo Trump, quien, en las postrimerías de 2020, le encomendó entablar negociaciones directas e intrapersonales con el entonces Presidente del Banco Popular de China -Yi Gang-.

Enderezadas en la recompra de Letras del Tesoro Norteamericano, de la clase T-Bills y, por un importe total de setecientos mil millones de dólares que, por entonces, la administración republicana se veía del todo impelida a hacerlo oficialmente y cuyo vencimiento operaría nueve meses después.

Bueno, la cuestión fue que este magnate de todo ilícito conocido y desconocido por igual se encontraba suficientemente conteste que Trump planeaba amañar las inminentes elecciones merced a los hackers que Putin le habría de facilitar -como finalmente lo hizo, a tal efecto-.

Y un apretón de manos entre gangsters fue suficiente como para que este hampón se embarcase en esa inusitada «tapadera».

La imprevisible derrota trumpista/trampista en un principio preocupó a Fink, quien descontaba que su amigo no lo dejaría en la estacada; pero ahora comienza a deslizarse que el muerto faltó a la cita.

Dejando a su cómplice con un enorme agujero en su contabilidad por dicha impaga deuda.

Suponen aquí que Jerome Powell se encuentra al tanto de esta suerte de contubernio, sin perjuicio que los que saben descuentan que nada hará la FED para reemplazar y monetizar los perjuicios ocasionados en favor de este tunante.

Y mucho más dentro del contexto de las actuales relaciones con Beijing, en un progresivo e irreparable deterioro.

Hasta ahora, una enorme simulación por parte de sus consejeros financieros, han mantenido en un estadío provisional este inmenso quebranto del que no existe retorno.

Pero este relato devendría en abstracto e incompleto, si omitiese adicionar que, los consorcios Pepsico, Cargill, Dreyfus, General Dynamics, Chrysler y otra veintena de corporaciones serán salpicadas, como recientemente lo fue McDonald’s -en proceso de una abrupta bancarrota por su expulsión de Rusia-.

Toda vez que la integralidad de ellas tiene adulterada sus cuentas de resultados, por haber adquirido, en flagrante colusión con Fink, casi la mitad de esa compra originaria de Bonos -actualmente de valor 0-.

Trump, por su parte, le hizo saber de este hecho al actual Procurador General Merrick Garland con una amenaza cierta y específica.

Habiendo sido esta que, si el Fiscal de Manhattan Sur solicitaba su privación de libertad por un solo instante, pues, pondría al descubierto este affaire.

Y todo nos indica que sus bravatas, por lo menos hasta ahora, le han sido de inefable ayuda.

Restará aguardar si Janet Yellen toma, o no, la decisión ejecutiva que el IRS investigue las cuentas de este Coloso Criminal.

Pero todos descontamos en este DC que, tarde o temprano, todo detonará en un sublime escándalo.

Lo que nos atestigua que no debemos descartar que próximamente, en el acceso de sus oficinas neoyorkinas, alguien coloque un cartelito que rece…

BLACKROCK -NEXT OUT OF ORDER-.

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