Por Enrique Guillermo Avogadro.-

“El precio de la libertad es su permanente vigilancia”. Thomas Jefferson

No ignoro que lo que sucede en la Justicia, pese a su esencial importancia institucional y republicana, nada tiene que ver con las cotidianas preocupaciones de la sociedad, cuyas prioridades lamentablemente se reducen a sobrevivir y, en el caso de la clase media, evitar caer en la pobreza donde ya está la mitad de la población del país, a pesar de tratarse, en muchos casos, de trabajadores registrados y con salarios asegurados. Para entender mejor la situación en que se encuentra la Argentina, basta con decir que sólo el 10% más alto de la pirámide social tiene ingresos que superan los US$ 500 ($ 100.000.=) mensuales; ¿se los puede llamar ricos?

Sin embargo, esta semana se produjeron algunos hechos sumamente positivos que pasaron por debajo del radar ciudadano, tanto en Tribunales y el Consejo de la Magistratura cuanto en el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, donde están matriculados todos los profesionales habilitados para ejercer en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en los juzgados federales de todo el país.

El Presidente de la Corte Suprema asumiera, pese a la ofensiva en contra de Cristina Fernández y los bastardos senadores que tanto miedo le tienen, asumió la Presidencia del Consejo, el organismo que, además de administrar el Poder Judicial, designa y destituye a los jueces nacionales y federales. Horacio Rosatti, de él se trata, tomó juramento a los consejeros que resultaron electos por los jueces, los académicos y los abogados; los legisladores tienen sus designaciones cuestionadas en la Justicia. En su primera reunión, y por unanimidad, excluyó de un concurso para ascender a Casación al corrupto Juez Federal de Mendoza,

El Senado, después de la jugarreta de la PresidenteVice que dividió el bloque oficialista del Frente para Todos y creó uno nuevo -Unión Ciudadana- al que atribuyó la condición de segunda minoría, le robó a Luis Juez ese cargo y, en su lugar, designó a Claudio Doñate quien, amén de ser un soldadito incondicional de la emperatriz hotelera, no reúne los requisitos mínimos –ocho años de ejercicio como abogado- que el reglamento del Consejo impone. A la inversa, la nominación de la Diputada Roxana Reyes, perteneciente a la UCR, fue denunciada por el oficialismo. Aun logrando sentar a Doñate, el kirchnerismo sólo logrará empatar el número de consejeros, lo cual garantiza la paralización del ente hasta noviembre, cuando todos los cargos deberán ser renovados; la futura integración no promete felicidad a Cristina Fernández y sus ansias de impunidad.

Ello así por cuanto las elecciones celebradas en el Colegio de Abogados mencionado más arriba dieron el triunfo a una lista de unidad, encabezada por Ricardo Gil Lavedra, que reunió a todos los letrados que se identifican con las diferentes variantes de la oposición al Gobierno; léase como se lo haga, expresa el hartazgo social por la rampante corrupción y el descomunal saqueo al que ha sido sometido el país, cuyos responsables no están presos porque aún gozan de fueros y privilegios que prolongan, indefinidamente, los juicios en que están imputados.

Otro signo positivo de los tiempos actuales se dio el jueves cuando, tardía (tres años de demora) y tímidamente, la Corte Suprema concedió al Tribunal Oral que deberá juzgar la “Causa Cuadernos” el derecho a contratar tres secretarios letrados adicionales para acelerar el trámite. Ese gigantesco proceso tiene más de 120 acusados, entre funcionarios de todo nivel y empresarios, muchos de los cuales se “arrepintieron” y confesaron haber recibido o pagado enormes coimas en efectivo, la mayor parte de las cuales era entregada en bolsos en el domicilio particular de la familia Kirchner, en la esquina de Juncal y Uruguay, recibidos por Daniel Muñoz, el fallecido secretario del fundador de la dinastía de ladrones.

En otro campo, o sea, en la oposición política, también hubo novedades, muchas preocupantes. Desconectada por completo de la realidad en la que está sumergida la sociedad, o sea, sus votantes, se ha puesto a discutir agriamente el sexo de los ángeles, traducido en candidaturas para las elecciones que tendrán lugar dentro más de un año. El factor Javier Milei, con su sorprendente crecimiento en las encuestas y la discusión por su incorporación a Juntos por el Cambio, se ha transformado en una disrupción en la voluntad de la alianza de mantenerse unida hasta entonces; lo más raro es que el líder libertario, al menos por ahora, no ha manifestado ningún interés en ese sentido.

El propio Presidente de la UCR, el Gobernador jujeño, Gerardo Morales, que es quien más se opone a esa imaginada incorporación, quedó en medio de una situación que puede llevar al hundimiento de sus aspiraciones de presidir el país el año próximo. Su interés en la elección de un Juez federal con competencia electoral en Jujuy, y la oscura negociación que, dicen, habría llevado adelante para facilitarla con su amigo y socio provincial, el aceitoso Sergio Massa, actual Presidente de la Cámara de Diputados e integrante de la despareja trilogía que llegó al poder en 2019, ha hundido aún más el muy escaso prestigio del que gozaba.

Pero si la oposición no toma urgente conciencia de las necesidades reales de la sociedad y le propone ya mismo soluciones para ellas, llevándole la esperanza de un futuro mejor y alcanzable, la probabilidad de un violento estallido, impulsado por la inflación y por el consecuente deterioro del poder adquisitivo, que será infiltrado por agentes vandálicos del castro-chavismo y del narcotráfico, será cada vez mayor.

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