Por Jacinto Chiclana.-

Como todos los miércoles, nos reunimos en el viejo cafetín que parece salido de una borrosa fotocopia del famoso café La Humedad  de Cacho Castaña, no sólo porque allí intercambiamos nuestras aventuras pasadas, agrandadas por el paso del tiempo hasta ser verdaderas hazañas, sino también porque las manchas que jalonan la añeja pintura de las paredes, que alguna vez fueron color rosa viejo hacen volar la imaginación y a veces parecen rostros difuminados, a veces volcanes en erupción y otras, las caras casi nítidas de compañeros de pasados “vermuces” con ingredientes, que “partieron” antes que nosotros y andarán persiguiendo minas, vaya uno a saber por cuáles rincones de sufridos purgatorios.

Ya no quedamos muchos. Con suerte y en bajada, con asistencia perfecta, seremos unos siete, por lo que arrimamos dos o tres mesas y unas destartaladas sillas y envalentonados por los Castros, los Pagnis, los Majuls y los Lanatas, le damos sin asco al análisis político y hacemos reverdecer las noticias más impactantes de la semana, arrullados por el gorgoteo imparable del fino chorrito de agua que, irremediablemente sale por la cabeza de cisne en el medio del “estaño”.

Este miércoles, como casi siempre, entre papitas fritas, aceitunas y daditos de mortadela, los temas excluyentes fueron la visita de “nuestra amada madre putativa” a “nuestro padre Francisco” (dicho esto reafirmando la inveterada costumbre argentina por adueñarnos de todo lo que nos rodea), la probable conversión de Lázaro en “adiutoris tribunalis” (porque se siente más solo y abandonado que Robinson Crusoe después de la muerte de Viernes) y algún que otro bocadillo sobre el desempeño de Leo Messi en la final de la Copa del Rey.

Pero el que trajo un dato que hoy quiero destacar, fue Roberto, al que cariñosamente llamamos coronel Bombarda, porque era de artillería y estuvo en Malvinas, donde era algo así como jefe de una pieza.

Por lo menos lo vimos, en una fotografía más manoseada que el pasamanos de la estación Loria,  con carita de pibe, rodeado de otros pibes y con un montón de vainas servidas de gran calibre alrededor, en algún recóndito rincón de la turba malvinera.

Parece ser que Cambiemos viene cambiando, pero parece que no tanto como nos cuentan.

Dice que hace más o menos una semana, no funcionan las farmacias que atienden a los afiliados a las obras sociales de los militares, porque el personal estaría realizando una huelga.

Según le contaron a Bombarda, además de los bajos sueldos que los civiles perciben, la gota que habría rebalsado el vaso sería el nombramiento de una jefa o directora, con apellido igual al ícono que adorna remeras y tatuajes, el famoso asesino revolucionario, falsamente ponderado. El “Che” Guevara.

Esta señora, que sería licenciada en algo, percibe un sueldo que sobrepasa los cien mil morlacos, la que le sigue en el cargo, presumiblemente nombrada por ella, rondaría las setenta y tantas luquitas y para reforzar la bronca del resto de los empleados de la obra social, habrían incorporado a unas cuarenta personas más, con sueldos que orillan los treinta mil pesos.

Lo cierto es que todos están que arden por esta atrevida incursión de esta “camporita” de Cambiemos, a la que, de paso, y de confirmarse la veracidad de estos nombramientos de acomodo con jugosos sueldos, en éstas y otras reparticiones nacionales, podríamos iniciar una compulsa mediática para asignarle un nombre emblemático, del tipo “Los Julianos”, o “La Alvarito” o -¿por qué no?- “Los bosteritos chetos”.

Lo cierto es que se cumple el viejo axioma de que no es oro todo lo que reluce y entre las manos de bleque de Durán Barba, algunos desatinos y pifiadas de algún ministro un poco distraído y estas desprolijidades después de haber arrasado con miles de puestos de trabajo, entre los que rajaron a cientos de ñoquis, pero también a gente que no lo era ni lo merecía, lo están haciendo nadar a Mauricio en el Río de La Plata,  en medio de la feroz sudestada y disfrazado de Piñón Fijo.

Bueno, escoba nueva barre bien, pero a medida que va pasando el tiempo, ciertos vicios de la política y nuestra inveterada idiosincrasia nos van cargando la taba y comenzamos a ver que algunas desagradables actitudes se repiten, lamentablemente.

Nos contaba Bombarda que ese sueldo no lo cobra siquiera un general, aunque haga horas extras de noche en la puerta del Alvear Palace.

Hasta no hace muchos años, abundaba en su bronca Roberto, esos puestos los desempeñaban militares en actividad o en algunos casos retirados y cobraban cerca de lo que paga ahora de impuesto a las ganancias esta tal señora licenciada de apellido ilustre.

Atención, chicos…!!

Tarea para el hogar, con prueba escrita el lunes:

-¿Qué diferencia hay entre este nombramiento de la licenciada Guevara, con un sueldo excepcional y obsceno, y la existencia de la anterior funcionaria (ad hoc) llamada cariñosamente «La Reina de Fabricaciones Militares»?

-Marque cuatro similitudes entre la designación de la licenciada Guevara y la designación de la hija del ex Ministro de Defensa de apellido Rossi en el Banco de La Nación Argentina.

-Diga usted cómo llamaría a esta costumbre de llegar cada Ministro con sus huestes de amigotes y designarlos en diferentes puestos con altos sueldos.

¿Es esto sólo una variante enmarcada en la corrupción?

En fin, cosas que no deberíamos callar… si fuera absolutamente cierto que Cambiemos… llegó para cambiar.

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