Por Malú Kikuchi.-

Se sabe que las campañas despiertan curiosidad al principio y agobian a medida que pasa el tiempo. El 2019 es un año electoral, un año bisagra en el que se elegirá entre dos sistemas de gobierno, dos visiones de país de cara al futuro. Pero es una elección entre dos realidades conocidas.

La elección presidencial en particular ha sido exageradamente polarizada por los dos frentes con más posibilidades de llegar a ser gobierno. Esto ¿es bueno para el país? Existiendo las PASO (que no sirven y sólo implican un gasto enorme innecesario), la polarización se diluye un poco. Las PASO sirven para eliminar partidos chicos y votar por convicción.

El 27/10 la elección general y ahí la polarización se exacerba. Se opta por el voto útil. Se considera el voto a diputados y senadores. Si ningún candidato a presidente alcanza el 45% de los votos o el 40% con una diferencia mayor al 10% del candidato que le sigue (artículos 94,95, 96, 97 de la CN*), el 24/11 el duelo se dirime en un balotaje. Polarización total.

Hasta ahora la campaña es chata, no hay ni declaraciones ni gestos recordables. Los “spots” televisivos son recurrentes y no aportan nada. El gobierno apuesta a la gestión en obra pública insistiendo en que no es relato, y Alberto F cuenta que es un hombre normal y que todo es hoy.

Macri a fines de abril tenía una intención de voto del 29%, la más baja en 3 largos años. Con el dólar tranquilo, un leve descenso de la inflación y el aporte de Migue Ángel Pichetto, empezó a subir en las encuestas. De a poco. ¿Hay que creer en las encuestas? Depende. Alguien las paga.

Pero a medida que se acercan las elecciones, están obligadas a ser más ciertas para seguir en el mercado. Tienen distintos métodos para relevar lo que quieren los votantes. Que muchas veces mienten por miedo o porque no les gusta el encuestador. Las encuestas telefónicas no son creíbles.

Pero si se las estudia a todas, en este caso 13 encuestas de distintos encuestadores, se detecta una tendencia generalizada y se puede promediar el resultado de hoy. Hay que pensar que la encuesta es una foto, que no es la película completa y que todo depende de los votantes.

La encuesta que le da mejor a Macri lo empata en una intención de voto del 35% con Alberto Fernández (Real Time Date). La que le da peor es la de Gustavo Córdoba y Asociados con una diferencia de 7,6 puntos a favor de Fernández. Con diferencias, todas dan ganador a Alberto F.

El promedio de las 13 encuestas es de 37,07% para Alberto F y 33,99% para Macri. La distancia es del 3,98%. En las PASO del 2015, Scioli-Zannini sacaron el 38,67% y Macri-Michetti el 30,12. Una brecha del 8,55%. En las generales Scioli 37,1% y Cambiemos el 34,2%. En el balotaje Scioli sacó el 48,6% y Macri el 51,4%. Ganó por el 2,8% de los votos.

En la estrategia de polarización elegida por el gobierno y aceptada por el kirchnerismo, las preguntas se suman. Al Frente de Todos, ¿le conviene aparecer como ganador en las PASO para influenciar el voto posterior? Sí, le conviene, es el partido opositor por definición de políticas.

Al frente de Juntos por el Cambio ¿le conviene aparecer detrás de los Fernández? Probablemente sí. Porque si los votantes que rechazan el modelo K, creen que Macri va a ganar, pueden votar otro partido y dejar el voto a Macri para la 1ª vuelta. Pero si la brecha es más del 8%, es malo.

Mientras que una diferencia por debajo del 8% a favor de los Fernández ayudaría en la polarización a Macri-Pichetto. El votante anti modelo K sabría que debería apostar por la fórmula Macri-Pichetto. Por no tener la seguridad de la victoria, pero ayudaría a posibilitarla. En la ingeniería electoral todo se puede.

Y los dos modelos, antagónicos, sueñan con que las PASO ocupen el lugar de la 1ª vuelta y las generales sean definitivas, por sacar el 45% de los votos o el 40% con una diferencia de más del 10% con el competidor más cercano. Cuestión de evitar el balotaje. Esta posibilidad ¿es factible? Como siempre, de los votantes depende.

Y a su vez los votantes dependen de la micro economía, del precio de los alimentos, del estado de los hospitales, de las jubilaciones, de los punteros, del último programa de radio o TV que hayan escuchado o visto, de su situación personal y de los imponderables.

Hasta entonces habrá que contentarse con las encuestas. Que como los horóscopos, se creen si nos gustan y se desechan si el resultado no es el que queremos.

* CN: Constitución Nacional.

Share