Por Oscar Edgardo García.-

El Presidente de la Nación logró una victoria política al reunir algo más del tercio de los votos de diputados para blindar su veto sobre la recomposición de los haberes jubilatorios y su actualización futura.

No debe escapar a nuestro conocimiento que el origen de lo que está ocurriendo es el veto que Cristina Fernández de Kirchner hizo en el año 2010 de la ley aprobada por el Congreso Nacional que establecía una jubilación mínima que representara el 82% del salario mínimo, vital y móvil fijado para los trabajadores activos, fundamentado en que la iniciativa no proveía financiamiento para tales cambios y produciría la quiebra del Estado, y el letal desfinanciamiento de la ANSeS que ella engendró, contradictoriamente, al conceder el beneficio de la jubilación a millones de personas sin cumplir con los aportes exigidos para ello.

Si bien Javier Milei es la cara visible de los reclamos de la clase pasiva por este nuevo castigo a su poder adquisitivo, para ser justos debemos reconocer que, en los hechos, Cristina Fernández de Kirchner es la gran responsable de la actual pobreza de la clase pasiva y de la quiebra del sistema previsional.

Ante esta irrefutable realidad, como es su costumbre, CFK esconde las manos con las que arroja sus piedras mortales.

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