Por José M. García Rozado.-

Cristina Kirchner se irá del gobierno con el mismo déficit público que Ricardo Alfonsín, quien le dejó la presidencia a Carlos Menem 6 meses antes de terminar su mandato, ante una espiral hiperinflacionaria que parecía no tener techo. Agónico final de ciclo: la economía K colapsa aunque la Presidente de la Nación siempre cree en un relato que convierte las derrotas reales en triunfos virtuales, los desaciertos verdaderos en aciertos nominales: todo es ficción en el Universo K. Acerca de las más novedosas mentiras del “Relato” abundó un informe de la consultora Massot & Monteverde. Ayer martes (18/8) a la tarde, el Gobierno nacional anunció la colocación de US$ 1.087.461.107 en la licitación de los BONAD 2017 atados al dólar. Tal y como se preveía, superó la meta de los US$ 500 millones de la semana pasada tras ampliar ayer la oferta hasta los US$ 1.500 millones. Los títulos se ajustan por la variación del dólar, vencen en el 2017 y ofrecen una tasa del 0,75% anual. Así, el Gobierno sacó provecho de las expectativas de devaluación y en un contexto de búsqueda de coberturas en un momento en que los analistas tienen una expectativa de devaluación anual del 40% por los ajustes en China y Brasil. Sobre el BONAD, los especialistas esperan que el tipo de cambio ronde los $ 14,04 por dólar en diciembre de 2016. Con esta colocación, el Gobierno tomó cerca de $ 120.000 millones en la plaza local, tanto a través de bonos como de letras suscriptas por el sistema previsional y por el Banco Central (vía reservas) para cancelar deuda con bonistas y organismos internacionales.

Los economistas calculan que el rojo fiscal de este año cerraría en torno a los 8 puntos del PBI, si se tienen en cuenta como ingresos sólo los impuestos y se excluyen los recursos extraordinarios del Banco Central y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS. Justamente, esa era la relación que había entre el déficit y el producto en el convulsionado 1989. Lo cierto es que el agujero entre los ingresos y los gastos del estado es de tal magnitud que ya se ubica por arriba del registrado en la crisis de 2001-2002 y es el tercero más grande de la historia reciente. De acuerdo al consultor José Luis Espert, el déficit actual en relación al PBI sólo fue superado en 1982, cuando se ubicó en 10 puntos del producto, y en 1975 con el “Rodrigazo”, cuando se fue a la cifra récord de 12%, considerando el período que engloba las últimas cuatro grandes crisis de la Argentina. Más alarmista, un informe que plantea que “cuando Cristina entregue su mandato estará dejando, como legado, una de las peores condiciones fiscales que registra la historia económica argentina: por su tamaño, el déficit público de este 2015, estimado en el orden de los 8 puntos del PBI, solo será comparable al que se registró en 1975 y en los momentos previos a la crisis de 1982”.

“Las estimaciones del déficit en relación al PBI varían porque depende de qué cálculo se haga del producto”, aclaró Espert, en diálogo con este medio. En ese sentido, Juan Pablo Paladino, de Ecolatina, señaló que Cristina Fernández dejará el país con un déficit que estará entre el 6,5 y los 7 puntos del PBI. En la consultora fundada por Roberto Lavagna “restan” a los ingresos fiscales las utilidades contables que el Banco Central imprime para girárselas al Tesoro, pero no las de la ANSeS, conformadas por títulos públicos y plazos fijos, porque si se hace esta operación “también tendrían que restarse los egresos” que hace el sistema previsional al propio sector público. Por eso los analistas de ese estudio estiman un déficit menor. El director de Espert y Asociados precisó que el 2015 terminará con un rojo arriba de los 400 mil millones de pesos. Más allá de la similitud con los años alfonsinistas, el economista sostuvo que “no necesariamente el cuadro actual va a desembocar en una hiperinflación” ya que el contexto internacional y político es diferente al de aquél entonces, por más que la magnitud del déficit coincida, acaso por casualidad y no por causalidad. Consultado acerca de las causas, Espert sentenció “la causa del déficit es siempre la misma: el exceso de gasto por sobre los ingresos, más allá del contexto”. “El déficit actual tiene cierta similitud al que había en la década de los 80”, coincide Paladino, aunque en algunos aspectos la situación es más débil y en otros, más fuerte, considera el analista.

Para el especialista de Ecolatina, lo que tiene a favor Cristina es el bajo ratio de deuda, por el que se paga un 2% del PBI en intereses frente a los 4 puntos que se abonaban en el alfonsinismo, lo que llevaba a ajustar el gasto primario para hacer frente a los compromisos financieros. También el sistema previsional es superavitario, a diferencia de esa época en donde se había convertido en un agujero negro. Sin embargo, el problema que se observa en el esquema actual es que el déficit primario (sin contar los pagos de deuda) está en un 4,5% del producto con una presión tributaria récord, por arriba de la de los países de la región, cosa que no ocurría en los 80’, cuando era inferior a la de Latinoamérica. De todas formas, Paladino sostuvo que “el déficit fiscal se explica por los subsidios” y eso le da margen de maniobra al próximo gobierno para reasignar los gastos de una manera más eficiente. “Salvo el período entre 2002 y 2008, en los años más recientes siempre hubo déficit», añadió. La diferencia con los 90’, explicó, es que durante el menemismo había superávit primario y se tomaba deuda para refinanciar el pago de intereses y equilibrar la balanza de pagos, lo que finalmente terminó generando una bola de nieve -cada refinanciación se hacía a una tasa mayor- que acabó con la Convertibilidad. En tanto, el citado reporte puntualiza que «el gasto público en dólares ha crecido exponencialmente y los dólares que faltan desde la balanza comercial no es posible conseguirlos ni con los mercados financieros cerrados por el conflicto con los holdouts ni con la política cambiaria oficial». «No es una cuestión menor»-continúa el trabajo, que advierte: «la economía argentina de hoy registra el mismo nivel de precios en sus commodities que había hace una década atrás, pero un gasto público que, en dólares, se multiplicó por cuatro».

Miguel Boggiano explica: “Es sabido que el dólar se apreció en los últimos 12 meses en todo el mundo. Pero, ¿cuánto es que se fortaleció en términos relativos contra cada país? Veamos: A partir de esta comparación surgen dos comentarios salientes: 1. El peso argentino, tomando el tipo de cambio oficial, es apenas la cuarta moneda que perdió terreno en el mundo frente al dólar, luego del yuan, la libra y el franco suizo. Pero hay un condimento extra: la inflación en China es del 1,6%, en el Reino Unido es del 0% y en Suiza es del -1,3%. Si tenemos en cuenta que en Argentina la inflación de los últimos 12 meses ronda el 30%, tenemos que en términos reales, Argentina se encareció contra prácticamente todos los países del mundo. A esto nos referimos los economistas cuando hablamos de «Tipo de cambio atrasado». 2. China es el país cuya moneda menos se desvalorizó contra el dólar en los últimos 12 meses. Pero hay más: si miramos la evolución de la moneda china en los últimos 5 años, nos encontraremos con que es la moneda que más se ha fortalecido en el mundo. Esto es una verdadera valorización del yuan que hoy empieza a ser un problema grave para China. Miremos la evolución del yuan contra el dólar, en comparación con sus pares asiáticos en los últimos 5 años (gráfico de la izquierda). ¿Por qué representa esto un problema para China? Porque se está volviendo cara frente a los Estados Unidos. Además de esto, los salarios en China vienen creciendo a pasos agigantados, lo cual agrava su problema de competitividad” (gráficos adjuntos):

“Hace 10 años se necesitaban 8,25 yuanes para comprar un dólar; hoy se necesitan 6,40. En ese mismo período, el salario promedio multiplicó su valor por 4. En consecuencia, si China pretende seguir siendo la fábrica del mundo, va a necesitar debilitar aún más su moneda. ¿Qué implica una devaluación de China para Argentina y Brasil? China es el principal socio comercial de Brasil y recibe el 20% de sus exportaciones. A su vez es el segundo socio comercial de Argentina y representa el 7% de nuestras exportaciones. Si tenemos en cuenta que Brasil es el principal socio comercial de Argentina, si la devaluación China es mala para Brasil, también lo es para Argentina. ¿Qué bienes exporta Brasil a China? Un 40% es soja y otro 40% es mineral de hierro. ¿Qué exporta Argentina a China? Un 60% del total está relacionado con el complejo sojero. ¿Qué pasó con la soja cuando se supo la noticia de la devaluación china? El precio de la soja cayó en Chicago de US$ 10,10 a US$ 9,25 por bushel (de US$ 460 a US$ 425 por tonelada métrica). Esta caída del 7% es muy mala para Brasil y para Argentina. Conclusión: China aún tiene muchísimo espacio para devaluar, luego de la impresionante revalorización del yuan en los últimos 10 años. ¿Por qué tiene intenciones de hacerlo? Porque está perdiendo competitividad a alta velocidad y pretende mantener su nivel de crecimiento, que si bien está en un 6,5%, ha mostrado una desaceleración sin pausa en los últimos 10 años. No es sólo el descontrol en la emisión de pesos lo que pone presión sobre el dólar en Argentina. Esta vez, las presiones que vienen desde afuera también empujan hacia una devaluación absolutamente inevitable”, prosigue explicando Boggiano.

“Si quisiéramos replicar la foto de Argentina y Brasil de hace 12 meses, deberíamos tener en cuenta lo siguiente: 1. El peso se depreció un 10% frente al dólar; el real se depreció un 35% frente al dólar. 2. La inflación en Brasil fue del 9% en los últimos 12 meses; en la Argentina fue del 30%. Necesitaríamos un dólar oficial en $ 20 solamente para estar en el mismo lugar que hace 12 meses con Brasil. Hacia esa dirección vamos. El dólar en Argentina sigue estando barato y tiene espacio de sobra para subir”, concluye. El éxito estaba asegurado con la emisión de los BONAD 2017, por eso, de la meta de los US$ 500 millones se terminó alcanzando una colocación de US$ 1.087.461.107 anunciada ayer (18/8) por el Ministerio de Economía. El Gobierno nacional jugó con las expectativas de devaluación, que los especialistas colocan en el 40% anual y con la búsqueda de coberturas. Ofreció un título atado al dólar cuando muchos especialistas colocan al peso en $ 14,04 por dólar para fines de 2016, cuando ya será otro el Presidente que decida el tipo de cambio. Gracias a esta operatoria, el Gobierno tomó cerca de $ 120.000 millones en la plaza local, tanto a través de bonos como de letras suscriptas por el sistema previsional y por el Banco Central (vía reservas) para cancelar deuda con bonistas y organismos internacionales que iban a golpear las arcas de la entidad monetaria. Pero lo que confirma el éxito de los BONAD 2017 es la altísima expectativa de devaluación en un contexto de ajustes en China y Brasil, un dólar “libre” que no baja de los $ 15 y una brecha arriba del 60%.

El BONAD pagará en febrero de 2017 -cuando venza- una tasa del 0,75% más la depreciación del tipo de cambio. Los inversores aceptaron rendimientos nominales negativos, al convalidar un precio de corte de US$ 106 por cada lámina de cien dólares de valor nominal. Así, el Palacio de Hacienda capturó $ 10.652 millones, a un tipo de cambio oficial de $ 9,24, puntualizó el diario El Cronista, que recordó una encuesta entre 33 consultoras que publicó la firma Focus Economics la semana pasada, donde los especialistas dijeron esperar que el tipo de cambio ronde los $ 14,04 por dólar en diciembre de 2016. El BONAD atado al dólar otorga una cobertura ante esa eventualidad. «La gente busca activos que se muevan como el dólar. Lo que el Gobierno está haciendo es ofreciendo eso», afirmó el economista director de Elypsis, Eduardo Levy Yeyati, en diálogo con Radio con Vos. El bono, analizó, «debería liberar la presión en el mercado cambiario», ya que «convalida las expectativas de que a quien quiere dólares les voy a dar dólares». En tanto, en las últimas horas, la devaluación esperada en la Argentina por los analistas aumentó. De un escenario base que podía acelerar en parte la raquítica política de depreciación de la moneda local durante los próximos meses, ahora las estimaciones toman como referencia una tasa del 40% anual a partir de los cambios que han operado en los últimos días. El deslizamiento del yuan en China (que ayer sumó un nuevo capítulo) y la expectativa de una suba de la tasa de interés de referencia en los Estados Unidos con el consecuente fortalecimiento del dólar (ya en marcha) a lo que se suma el impacto de la devaluación en Brasil- generó un recalculo de numerosas variables, precisó el Cronista.

La operatoria del BONAD es similar a las dos que el gobierno había realizado en la plaza local en el último trimestre de 2014. En octubre colocó el equivalente a 983 millones de dólares en BONAD 16 con una tasa de 1,75 por ciento con cupón semestral, operación en la que había recibido ofertas por casi 1.200 millones. En tanto, en noviembre tomó 653 millones de dólares a través de la colocación de BONAD 18, papel con rendimiento de 2,4 por ciento, en operación que recibió posturas por 826 millones, recordó el oficialista “Ámbito Financiero”. Durante 2015 el Gobierno se inclinó por las colocaciones en pesos asumiendo compromisos por casi 110.000 millones de pesos desde enero hasta la fecha. Agustín Monteverde, nos explica que: “El gobierno se encuentra acuciado por necesidades financieras, tanto de la caja de divisas como de la de pesos. El Ministerio de Economía hizo ayer martes (18/08) una nueva colocación de deuda ajustable por dólar, por un monto de US$ 1.087 millones. La decisión se tomó luego de que el gobierno se viese obligado a abortar una nueva licitación de BONAC, ante la fuerte resistencia para participar por parte de las entidades. La suba de tasas pasivas anunciada por Vanoli semanas atrás aumentó fuertemente el costo de fondeo de los bancos, y había quitado incentivos para suscribir el BONAC. El Tesoro lleva colocados más de $ 35.000 millones en BONAC, a tasas cercanas a 30% anual. Las colocaciones de BONAC terminaron representando una asistencia indirecta del organismo monetario al gobierno que, si bien no afecta los límites legales, significa una fuerte aceleración de la emisión monetaria. El título ajustable fue denominado BONAD 17 y se emite a 18 meses de plazo: paga una tasa de 0,75% nominal anual. Los inversores lo suscribirán en pesos, al tipo de cambio oficial, y lo cobrarán al vencimiento con la cotización del dólar oficial que esté vigente. Más allá de formar parte del collar de perlas explosivas que dejará a la próxima administración, la colocación de estos títulos ajustables presenta 2 ventajas importantes para el gobierno kirchnerista”.

“A. Por un lado, consigue pesos en un momento en que ya le resulte difícil obtener fondeo a tasas apenas aceptables. El título, al estar atado al tipo de cambio en un contexto de importantes expectativas de devaluación ofrece un premio sensiblemente más atractivo para los bancos, que compensa los mayores costos de fondeo. B. Por otra parte, un bono ajustable por dólar tiende a quitar algo de presión sobre el mercado cambiario, por lo menos para aquellos dispuestos a correr con el riesgo de crédito y regulatorio. En tanto, el decreto N° 1.653/2015, publicado el viernes 14/08 en el Boletín Oficial, establece que “los recursos del Fondo de Garantía de Depósitos [a cargo de SEDESA] serán invertidos en títulos públicos nacionales, sean en moneda nacional o extranjera, en un porcentaje de su cartera no superior a la proporción de los depósitos en moneda local en el total de colocaciones a la vista y a plazo del sistema financiero; y en activos externos elegibles para las inversiones de las reservas internacionales del país”. Por esta vía se modificó el artículo 10 del decreto N° 540 del 12 de abril de 1995, que establecía que los recursos del FGD podían ser invertidos en condiciones similares a las fijadas para la colocación de las reservas internacionales de divisas. De esta forma, el Fondo estará integrado casi exclusivamente por títulos públicos, es decir, promesas de pago emitidas por un deudor que hoy por hoy es insolvente. El equivalente a la participación de los depósitos en moneda nacional sobre el total permite dedicar 96% del FGD a la inversión en títulos públicos. La situación en que queda el Fondo es muy delicada, pues si hay corridas los bonos se derrumbarán”, aclara.

“Con esto se ha perdido el último resquicio de red de seguridad que quedaba. Tal como advirtiéramos en su momento, hace ya tiempo que en los hechos la calidad patrimonial de SEDESA venía siendo degradada; con esta medida sólo se le dio el tiro de gracia. Esta modificación convierte en estatal la garantía de los depósitos, en forma similar a en tiempos de José Martínez de Hoz pero con un límite de cobertura modesto; y en la práctica, SEDESA pasa a ser una entidad del Estado. El objetivo de la medida es hacerse de divisas, fortalecer la demanda de bonos y, a la vez, financiar el déficit”, termina explicando. Enrique Szewach nos aclara: “Como se esperaba, la demanda del BONAD 2017, atado al dólar, fue mayor a la meta inicial de los US$ 500 millones y sobrepasó los US$ 1000 millones. El “éxito” dejó en evidencia la enorme expectativa devaluatoria y la necesidad de coberturas.” Pero el economista hizo otras aclaraciones sobre la operatoria y advirtió que la colocación de ayer del Gobierno fue un bono (Bonac) en pesos de corto plazo para financiarse que según aclaró, no es lo mismo que si lo hubiese hecho en dólares. “Hoy a la Argentina le hacen falta esos dólares por lo que no se puede producir, importar, crecer”, indicó. En diálogo con radio Mitre, aclaró que “si el Gobierno hubiera conseguido U$S 1500 millones, se diría que hay más dólares en las reservas. Pero eso no existe. Lo que hay hoy son pesos que sacó del mercado y que los devuelve hoy con gastos. O sea que no sacó nada. Lo único que hizo fue pagar hoy una tasa de devaluación a febrero de 2017. Le tomó pesos a los inversores con la promesa de que cuando se lo devuelva lo va a hacer a la cotización del dólar de febrero de 2017”, amplió.”

Según el economista, los inversores esperan que la cotización del tipo de cambio oficial sea “mucho más alta” en dos años, cuando venza el bono. “Por eso inclusive aceptaron una tasa negativa”, explicó. “Porque si los inversores no estuvieran esperando un ajuste del tipo de cambio oficial para acomodarlo al valor real, el Gobierno no hubieran tenido una sobreoferta”, concluyó. Deberá recordarse que quien también habló de devaluación fue el titular del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Alejandro Vanoli, quien admitió que “levantar el cepo cambiario implica una gran devaluación” porque se necesita un nivel de reservas “muy superior al actual” para quitar las regulaciones cambiarias. “Cumplir esa promesa implicaría tener una cantidad de divisas para afrontar toda la demanda que surgiría si se liberan todos los controles, si se liberan todas las importaciones. Eso implicaría tener una cantidad de reservas muy superior a las que se tiene”, explicó. En diálogo con radio Del Plata, Vanoli recordó las consecuencias de los períodos en los que se liberó totalmente el tipo de cambio, y dijo que quien quiera implementar esa estrategia, primero debería acumular reservas. “Hemos tenido períodos donde se liberalizó totalmente el mercado financiero, y así nos fue. Pero si uno va a tener esa estrategia, primero debería acumular reservas, tener los dólares. Y aunque uno decida negociar con los buitre de cualquier manera, o iniciar un proceso de endeudamiento, todo eso lleva tiempo. Y está claro que decir que eso va a ocurrir el 10 de diciembre, es una mentira”, dijo.

Vanoli aclaró la administración por parte del Estado del tipo de cambio “es algo que pasa en todo el mundo (?)”, e insistió con que la propuesta de Macri implicaría “una gran devaluación”. “Cuando hay una gran devaluación y el Estado no interviene, hay un inflación y una serie de fenómenos que tampoco mejorarían la competitividad”, señaló. Y agregó: “Esto es muy grave, porque refleja un pensamiento que ni siquiera en otros países donde hay un posicionamiento liberal se dice que el tipo de cambio lo fija el mercado”. No explicando que ellos dejan el gobierno igual o peor aún de lo que lo dejó Raúl Alfonsín en 1989, con “estanflación” y teniendo que irse 6 meses antes. ¡Esa es la única diferencia! La dékada ganada nos vuelve a los inicios del ’90, esperemos no se repita la historia.

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