Por Juan Manuel Otero.-

“La política es una gran herramienta de transformación social. Hay corruptos e insensibles como en cualquier otro campo”… “Si queremos combatir la corrupción, tenemos que mejorar la educación”.

¿Quién puede estar en desacuerdo con estos conceptos?

Son palabras del primer candidato en la lista de Cambiemos en la Provincia de Buenos Aires, distrito en el cual ocupa desde hace un tiempo un importante cargo destinado a “Estimular el capital mental de los niños”.

¿Nada menos que el Dr. Facundo Manes para combatir la corrupción y estimular la mente de los niños?

Mis dudas se tornan insoportables.

Todos sabemos que el Dr. Manes saltó a la fama (o como dice la milonga «El Conventillo», colgó “su fotografía donde está la galería de los ases del choreo”) cuando su paciente la Sra. Natalia Kohan de Cohen, una lúcida octogenaria, reconocida artista plástica, exitosa empresaria y generosa multimillonaria, fue declarada insana en el año 2005 y, a raíz de esta medida, su fortuna -200 palos verdes- pasó a ser administrada por sus hijas, quienes, justamente, habían iniciado el correspondiente juicio de insania. Pues bien, la señora, que podía ser añosa pero no estúpida, atacó tal resolución y finalmente la Cámara de Apelaciones en 2007 declaró que doña Natalia NO PADECÍA DEMENCIA ALGUNA.

¿Y saben quién había suscripto el certificado médico, con membrete del Instituto Fleni, que aseguraba su incapacidad? Pues nada menos que el famosísimo neurólogo don Facundo Manes.

Sí, nuestro próximo legislador!!!! El mismo que «combate la corrupción» y «estimula el capital mental de los niños», el famosísimo Dr. Manes.

Instada la consecuente causa penal, el Instituto Fleni declaró no existir constancia alguna de la atención citada por Manes sobre doña Natalia.

Pero aquello no terminó ahí. Tiempo después se adjuntó a la causa un certificado indicando bipolaridad y demencia frontotemporal de la paciente. Lo firmaba esta vez la Dra. Griselda Russo, colega de Manes en el Fleni.

Ante estas “irregularidades” la imputación se orientó hacia ambos médicos y en la indagatoria la Dra. Russo reconoció no haber evaluado, ni conocido a la paciente en cuestión, pero sí emitido los certificados por pedido del Dr. Manes.

¡Qué buena amiga! ¿No?

Y terminemos acá. El Dr. Manes ya no atiende más en el Fleni, nadie sabe cómo recaló en la Fundación Favaloro con estos antecedentes y menos aún cómo se convirtió en mediática estrella de la medicina, con el cráneo de nuestra ex-Presidente en la palma de su mano. No quisiera imaginar los motivos por los cuales la Gobernadora Vidal lo incorporó a su elenco…

¡Y ahora será Legislador! Claro que para combatir la corrupción y estimular la mente de los niños…

Una última duda: Si el recordado Dr. Favaloro viviera, ¿admitiría como Rector de su Fundación al Dr. Manes?

Todos sabemos la respuesta…

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