Por Oscar Edgardo García.-

Las recientes declaraciones del actor Pablo Echarri, en su calidad de testigo de la realidad, son una precisa tomografía computada del cerebro del kirchnerismo, un sincronizado mecanismo de hipocresía y mentira preparado para destruir.

El artista puso al desnudo su ideología y sus confesiones revelan la naturaleza de la corriente política que representa.

El texto ordenado de sus manifestaciones podría ser el siguiente:

«Alberto Fernández no era la mejor opción para las elecciones de 2019 y su gestión fue una «mierda», con decisiones timoratas y conservadoras. Fingimos un poco de demencia a la hora de votar. Hasta ahora había como un cierto manto de piedad sobre el personaje, pero con esto que sucedió últimamente ese manto de piedad vuela por los aires.

Fernández no era el peronista que todos deseábamos ver pero ya son tres elecciones en las que el kirchnerismo no puede poner un candidato propio de su riñón, porque no les alcanza la perspectiva de voto para poder ganar. Incluso los candidatos que Cristina ungió eran peronistas más volcados al centro, no tanto a la izquierda.

Cristina Kirchner no debió haber elegido a Fernández como candidato en los comicios de 2019 que ganó el peronismo. Uno podría decir que ella no está adentro de Alberto para ungirlo, pero lo conocía más que nosotros, aunque su gestión no sé si fue un hecho adrede, si fue el topo que se introdujo dentro de un sistema determinado para hacerlo colapsar.

Yo me expreso políticamente porque es irrefrenable para mí. Mi único objetivo en política es ganarle (léase destruir) a la derecha».

A confesión de parte, relevo de prueba. Proceda, Señor Juez; no hay nada más para agregar. Será justicia.

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