Por Hernán Andrés Kruse.-

Fue un paro rotundo, una contundente demostración de fuerza. El jueves 6 de abril el país se paralizó en una clara demostración de rechazo por la política económica del Gobierno. Quienes primero anunciaron públicamente el éxito del paro fueron los líderes de las dos CTA, Hugo Yasky y Pablo Micheli, quienes afirmaron que el acatamiento había alcanzado el 90 por ciento. Horas más tarde los tres popes sindicales, Héctor Daer (Sanidad), Juan Carlos Schmid (Dragado) Y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio), hicieron una evaluación en el histórico salón Felipe Vallese. El dirigente del gremio de la Sanidad no dudó en calificar la jornada como “contundente” para luego hacer un llamamiento al gobierno para que escuche el reclamo que exige “la rectificación de las políticas económicas y sociales”. Fue irónico con el presidente, quien por la mañana había expresado en la inauguración del mini Davos porteño “Bienvenidos a todos, qué bueno que todos estemos acá, trabajando”. “Todavía estamos tristes porque hay millones de compatriotas nuestros que no tienen trabajo”, dijo lacónicamente. Por su parte, Carlos Acuña centró su discurso en historiar el paro: la vetada ley antidespidos, el acto de noviembre que firmaron junto a funcionarios del Gobierno y empresarios para evitar los despidos y garantizar un bono de 2000 pesos, la movilización del 7 de marzo y finalmente el paro del 6 de abril, para concluir que “el presidente tiene la responsabilidad de escuchar al pueblo, el alto acatamiento es para que escuche y nosotros estamos dispuestos a acompañar para mejorar y que le vaya bien a los argentinos y no a unos pocos”. Juan Carlos Schmid dejó bien en claro que la CGT no quiere hacer caer al Gobierno. “No estamos promoviendo ninguna fogata social, no está en el ánimo de los hombres y mujeres que se termine el mandato de nadie”, enfatizó. Más adelante señaló que la CGT tiene “vocación de sostener el gobierno electo pero ello no significa resignación. No confundan nuestra prudencia con la lentitud y la espantosa ausencia de encontrar soluciones a los problemas del país”. Respecto a la acusación de Macri respecto a la existencia de mafias en el mundo sindical, el dirigente dijo que “si hay mafia en este país que la busquen en la especulación financiera, es allí donde van a encontrar más de un mafioso”. Finalmente, dio su opinión sobre lo dicho por el presidente sobre la ausencia de un plan B en materia económica: “no somos los que tienen que llevar un plan alternativo, no gobernamos, pero sí somos víctimas de políticas que no traen consecuencias favorables para la mayoría de la sociedad”.

La CGT realizó dos conferencias de prensa. La más importante fue, obviamente, la encabezada por el triunvirato cegetista. La restante fue previa y tuvo como protagonista a Pablo Moyano, quien manifestó su confianza en la reacción del gobierno, al que instó a que convoque a una mesa de diálogo, pero advirtiendo: “no como ocurrió antes donde sólo era para la foto, donde se firmaban actas que luego no se cumplían. Si eso no ocurre habrá medidas más contundentes porque hasta ahora las medidas del gobierno no fueron a favor de los trabajadores. Creo que está claro que el gobierno beneficia a un pequeño sector”. Luego pronosticó que no habrá inversiones pero no por culpa del paro “sino por las políticas del gobierno que bajan la producción por la apertura de las importaciones y provocan la caída del salario. Eso ahuyenta las inversiones”. Por su parte, ambas CTA se reunieron en Monserrat donde coincidieron en resaltar el carácter histórico de la jornada. Según Yasky “hay un país que plebiscitó, con la adhesión al paro, las políticas de ajuste del gobierno de Macri, que dijo basta de ponerle techo a las paritarias, de aumentos salariales por debajo de la inflación y de los numerosos despidos”. Por su parte, Micheli afirmó que “los trabajadores dieron una respuesta contundente frente a la profundización de las políticas económicas de ajuste de este gobierno y el único lugar que tuvo cero acatamiento al paro fue el mini Davos de Macri” (fuente: “El día que el país se paró contra Macri”, Página/12, 7/4/017).

Lamentablemente, el Gobierno reaccionó de la peor manera minimizando el paro nacional realizado por la CGT, las dos CTA y la izquierda. Los funcionarios encargados de hacer público el malhumor del oficialismo fueron Marcos Peña, jefe de Gabinete, y Jorge Triaca, ministro de Trabajo. Según Peña “no ha sido (el paro) una expresión mayoritaria de los trabajadores ni de los argentinos”. “La falta de transporte público, combinada con cortes y acciones intimidatorias que se hicieron públicas, hizo que la mayoría de los trabajadores que querían ir a trabajar no pudieran hacerlo”, remarcó. El ministro de Trabajo aseguró que “donde se podía ir al trabajo sin necesidad de contar con transporte público, la gente en general fue a trabajar. Donde, sobre todo por las distancias, el transporte público es indispensable, y donde hubo piquetes que cortaban accesos o arterias fundamentales, el paro se sintió”, agregó. En la conferencia de prensa convocada para la tarde Triaca remarcó que “en el interior el nivel de acatamiento fue muy disímil” y que “en muchos sectores hubo actividad normal”. Luego de ningunear la medida de fuerza el funcionario afirmó que “por mandato del presidente nuestra predisposición al diálogo es la misma”. Sin embargo, negó la posibilidad de que el gobierno se siente a dialogar con la CGT en su conjunto sino que se continuará con una política de encuentros “sector por sector”. Además, consideró errónea la postura de los gremios ante la situación económica y laboral del país. “Hay una diferencia enorme de diagnóstico. Cuando empezamos a recuperarnos esta medida resulta inoportuna e innecesaria”, dijo desafíante. Luego apuntó contra “algunos sectores sindicales” a los que identificó como kirchneristas. Aseguró que varios dirigentes gremiales “se someten al vaivén de alguna fuerza que dice que quiere volver”. “Este gobierno no tiene en su agenda volver a Kicillof o Moreno. La gente nos eligió para hacer algo distinto”, sentenció. Gabriela Michetti, vicepresidenta de la nación, hizo referencia a la naturaleza “política” del acto: “algunos dirigentes sindicales siguen eligiendo meterse en la pelea electoral y hacer política de la que no ayuda a nadie, en lugar de defender a sus trabajadores”. Consideró que “el paro es una medida extrema para tomar en momentos de fuerte autoritarismo y cuando los gobiernos no trabajan, no se esfuerzan y no se comprometen con el país”. “Estamos en un momento de apertura al diálogo, ya hemos conseguido acuerdos productivos en varias áreas, donde el empresariado, los sindicatos y el Gobierno hacen cada uno su propio esfuerzo para poder sacar adelante juntos el trabajo en ese sector”, concluyó (fuente: “Al gobierno no le gustó”, Página/12, 7/4/017).

El 6 por la mañana, cuando el paro ya era un éxito, el Presidente de la Nación inauguró el Foro Económico Mundial para América Latina. Y lo hizo utilizando una expresión que sonó a fuerte provocación: “qué bueno que es estar acá trabajando”. Demostrando una vez más lo cómodo que se siente cuando está rodeado de empresarios y banqueros, el primer mandatario afirmó que “queda claro que lo que comenzó hace 15 meses en nuestro país es mucho más profundo que un cambio económico, es un cambio cultural”. Desde su óptica, es “infinita” la capacidad de crecimiento del país y remarcó que “es, por lejos, el país que más listo está para asumir el verdadero liderazgo que el mundo entero esperó de nosotros”. “Si trabajamos coordinadamente, la Argentina será, sin duda, el país que más va a crecer en los próximos 20 años”, aseguró. En conferencia de prensa, consideró que está liderando un cambio más cultural que económico, “basado en un aprendizaje de años los cuales nos llevaron a caminos equivocados y exponía valores que no representaban la esencia de los argentinos”. Luego expresó que “estamos decididos por apostar por el futuro, basados en la verdad, en poner los problemas sobre la mesa, encararlos y resolverlos; ser predecibles, confiables” porque “claramente la confianza es lo que lidera la fuerza de crecimiento de una sociedad”. Dijo que su gobierno cree “en la importancia del diálogo, en el interno y en el externo para encontrar cuáles son las mejores vías de desarrollo”. Por último, mencionó que entre los actos de gobierno más relevantes figura el plan de infraestructura “mas grande de la historia” de la Argentina para que el pueblo pueda conectarse y optimizar el intercambio “que es físico y virtual” (fuente: “Qué bueno es estar acá trabajando”, Página/12, 7/4/017).

En su edición del 7 de abril, Página/12 publicó un artículo de Mario Wainfeld titulado “Un paso adelante, con mandatos”. Dice el autor: “La huelga general fue contundente, tuvo acatamiento masivo, resultó un éxito de acuerdo a sus premisas. Es muy difícil discernir cifras de apoyo y ausentismo: son siempre motivo de disputa y sin duda varían según ciudades, regiones o ramas de actividad. El oficialismo, como cualquier gobierno en estos trances, clama que la adhesión de los gremios del transporte desnaturaliza la cuenta, es una especie de gol con la mano marcado por alguien que no es Diego Maradona” (…) “Las multitudinarias y plurales manifestaciones de marzo sirven para comprender el contexto, de creciente crítica o hasta rechazo al Gobierno. El presidente Macri está a días de cumplir un tercio de su mandato. Le queda un largo trecho por recorrer pero se conocen, desde hace rato, el rumbo y los lineamientos de su modelo. Los ganadores son un puñado de actividades: sectores concentrados del agro, minería, bancos y especuladores financieros…y empiece a parar de contar. Correlativamente, los perdedores son los trabajadores (los informales, en mayor medida), la actividad industrial, en especial la ligada al consumo interno, el pequeño comercio” (…) “La Confederación General del Trabajo (CGT) comprobó que es la máxima central de la Argentina, la única que puede congregar en su derredor una protesta de esta magnitud” (…) “El oficialismo puede negar la contundencia del paro y su congruencia con el contexto social. Sin embargo, sobran indicadores que concuerdan con el diagnóstico. Solo un necio podría soslayarlos. En el oficialismo los hay, en especial en las primeras líneas”.

“Señalemos algunas muestras que no emanan del universo de los huelguistas” (…) “La Cámara de Industriales Panaderos de la ciudad de Buenos Aires solicitó que “se terminen los abusos que se están cometiendo con las tarifas de luz, gas y agua por parte de las empresas que prestan los servicios a las panaderías”. Denunció “aumentos indiscriminados que superan entre un 100 y un 200 por ciento de un mes al otro” (…) “La Federación Industrial de Santa Fe evalúa que “en febrero de 2017 se padeció una nueva y acentuada caída de la actividad de un 8,2 por ciento respecto del mismo mes de 2016. Reseñan ramas de actividad damnificadas “producción de acero, industria textil y alimentaria, edición e impresión, madera y muebles, carne bovina, diversos productos de metal y la producción automotriz, entre otros” (…) “Los índices oficiales comprueban que se utiliza el 60 por ciento de la capacidad instalada. Un síntoma del desmantelamiento del aparato productivo, que no cesa” (…).

“Las cámaras de TV y la narrativa oficial se focalizaron en pocos piquetes realizados en zona metropolitana. Su discurso, con honrosas excepciones, ensalzó la actitud represiva de las fuerzas de seguridad. La izquierda radical ejercitó autonomía y se diferenció de la CGT. Fueron ilustrativas algunas escenas de piquetes: manifestantes cara a cara de una horda de Robocops, a medio metro o menos” (…) “Hay que tenerlos para no “sacarse” frente a la sobreactuación policial y para no permitir que se infiltraran provocadores. La metodología, como todas, es discutible pero había ahí orden, militancia, convicciones. Las fuerzas de Seguridad terminaron dando rienda suelta a su idiosincracia, reprimiendo” (…) “Las dos CTA optaron por una praxis diferente, una tercera posición, por así decir. Renunciaron a la acción callejera ayer pero persistieron en convocar una Marcha Federal antes de fin de mes. Calibraron que este jueves convenía un clima tranqui pero no quisieron quedar pendientes de los ritmos, sin duda más cansinos, de la CGT” (…) “La CGT demostró su poder relativo, con unidad y organización (por usar el vocabulario caro a la tradición peronista). Sus dirigentes salen fortalecidos, legitimados en su terreno. También condicionados por su mandato, por sus propias palabras, por los signos inequívocos que emiten las bases” (…) “El futuro cercano de la CGT, más allá de relatos, se desarrollará en el terreno gremial-institucional. En las paritarias, en las que (da la impresión) los dirigentes se han atado al mástil o quemado las naves” (…) “Las distintas vertientes de la oposición, aun aquellas que han sido funcionales al oficialismo (cuando no aliadas encubiertas) necesitan validarse. No parece que “pegarse” a las políticas antipopulares de Cambiemos sea fructífero como táctica electoral. Macri persiste en subestimar a las muchedumbres que lo cuestionan. En la volteada desprecia a ciudadanos de a pie con el sambenito clasista del Bondi y el choripán. Se embelesa con el auditorio VIP del Mini Davos cuya gravitación electoral en las urnas ronda el cero” (…) “El macrismo, cada vez más, le habla a sus adherentes más fieles. Un núcleo duro, en todo sentido. Y también, opina este cronista, insuficiente a la hora de sumar votos. Desoír las señales de la calle es una tentación de Palacio que a menudo cuesta caro”.

En su edición del 7 de abril, La Nación publicó un artículo de Carlos Pagni titulado “Una medida de fuerza que no oculta la división gremial”. Dice el autor: “El paro general de ayer fue contundente. Y, a la vez, fue distorsivo. La paralización de las grandes ciudades fue notoria. Pero es difícil identificar cuánto se debió a un malestar social generalizado y cuánto a la falta de medios de transporte. O, en algunos casos, como el de Omar Viviani con los taxistas, a la intimidación” (…).

“La convocatoria, unánime, impide advertir que la CGT carece de una estrategia común frente al programa de Mauricio Macri. La cuestión gremial h vuelto a ser decisiva para la vida pública. El mensaje de la oposición, que se centra sobre todo en el kirchnerismo, caracteriza al gobierno de Cambiemos como una regresión al ajuste ortodoxo, menemista o militar. Es imposible pintar ese cuadro sin protagonistas sindicales” (…) “La unificación de esta central (CTA) es un capítulo principal de la acción opositora. Y explica el objetivo último del conflicto docente de la provincia de Buenos Aires. La paritaria federal, convocada ayer de manera muy discutible por la jueza Dora Temis, pretende mantener viva la Ctera. Y la Ctera es el vehículo a través del cual Baradel piensa llegar a la conducción nacional de los empleados estatales. Esa plataforma es cada vez más valiosa para quienes se sienten amenazados por una de las metas más importantes de la política económica: la reducción del déficit fiscal”.

“Para Macri, la relación con el sindicalismo también es sustancial. Su administración se basa en restituir al inversor privado en el centro de la escena. Para hacerlo, hasta ahora se ha dedicado, sobre todo, a normalizar precios” (…) “Pero su tarea más desafiante es reducir los costos. Entre ellos, el laboral. Sobre este horizonte se recorta el vínculo con los distintos sectores del gremialismo. Quiere decir que el eje sindical organiza otra de las asimetrías que componen Macri y Cristina Kirchner. El contrapunto, además de socioeconómico, es político” (…) “En el entorno de la ex presidente se celebraba ayer “que el paro haya convertido el jueves en domingo”. Lo vieron como la expresión de “uno de los dos países, el que ella quiere representar”. Es difícil imaginar que esta presentación pueda prescindir en octubre de una candidatura de la señora de Kirchner” (…) “Hay dirigentes (sindicales) que, por motivaciones sectoriales o por inclinaciones políticas, se resisten a favorecer la saga kirchnerista” (…) “Al presidente, empresario al fin, los gremialistas le estropean el humor. Las tres últimas expulsiones de su gabinete se debieron, sobre todo, al idilio de los funcionarios con los sindicatos: Isela Costantini, de Aerolíneas; Carlos Melconian, del Banco Nación, y Carlos Regazzoni, del PAMI” (…) “Los acuerdos que el Gobierno selló con cada sindicato no pretendían dar de baja un paro que se había vuelto inevitable. Fue la única salida para el papelón que protagonizaron los dirigentes en la movilización del 7 de marzo. El propósito de Triaca y Francisco Cabrera, que negociaron con cada organización, fue quitar a la medida de fuerza cualquier argumento socioeconómico. Reducirla a su intencionalidad política. El oficialismo juega con una ventaja: la campaña electoral de Cambiemos requiere un aumento del salario real que convierte a Macri en un circunstancial aliado de los sindicatos”.

“El diálogo al que invitará el Gobierno a partir de hoy tiene otra pretensión: sincerar la contradicción que cobija la CGT para dividir al gremialismo. En función de esa estrategia se activarán varios dispositivos. Muchos dirigentes volverán a escuchar en sus celulares la voz del Presidente. Macri confía muchísimo en el trato personal. Así como se enfada muchísimo cuando ese trato no da los resultados que él espera. Al mismo tiempo, la Casa Rosada mostrará el rebenque” (…) “Y Triaca emitió ayer una resolución importantísima. Enmascarada entre inocentes recomendaciones para garantizar la democracia sindical, aparece una instrucción temible: quien haya sido procesado por la Justicia no puede postularse en una lista. ¿Qué sucedería con Viviani si lo sancionaran por apología del delito? ¿Penalizarían a la UOM por lavado de dinero?” (…) “La división de la CGT está siendo estimulada por otros enfrentamientos. ¿Cuántos sindicalistas quieren crear el clima social que necesita Cristina Kirchner para progresar en las encuestas?” (…) “Interpela (el paro) además a Sergio Massa y a todo el peronismo que abandonó a la señora de Kirchner. En un campo tan polarizado, ¿cabe una tercera posición? ¿Hay alguna posibilidad de que el gremialismo más conservador, el de Martínez, Lingeri, Daer o Cavalieri, trabaje contra Macri sin favorecer a quien sería su verdugo? El interrogante es clave para el Presidente. Él no advirtió lo que, apenas llegó al poder, tuvo claro Carlos Menem. La unidad sindical es un obstáculo importantísimo para cualquier proyecto de liberalización económica. Porque el pegamento de esa unidad siempre es el conflicto”.

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