Por Alfredo Nobre Leite.-

Durante el informe a la Cámara de Diputados, del 24 del actual, por el jefe de Gabinete, Marco Peña, la diputada kirchnerista María Emilia Soria criticó al presidente Mauricio Macri por almorzar con Mirtha Legrand y negarse, sedicentemente, a atender los productores frutícolas de Río Negro, y que se ha importado 700 toneladas de manzanas de Chile que son más baratas, con precios que no podemos competir. Lo que Soria no tiene en cuenta en sus apreciaciones es el costo argentino, la triple imposición tributaria municipal, provincial y nacional, las cargas sociales sobre los salarios y el precio de los insumos para la producción. Es decir que el precio de la pera y la manzana que el productor recibe de los intermediarios es inferior al costo de producción, por lo cual están produciendo a pérdida (nadie en el campo produce a pérdida, ni Stalin pudo imponerlo a los agricultores en la Unión Soviética). Y sucede que, por ejemplo, la manzana se compra en algunos negocios capitalinos a 50 pesos, percibiendo éstos unos cuatro pesos el kilogramo (la misma manzana en Brasil es más barata).

Lo que tampoco considera es que Chile, con una economía del primer mundo (nosotros estamos en las antípodas) ha establecido tratados de libre comercio, sin doble imposición, con Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, China, entre otros países. Sucede todo lo contrario con la Argentina cuyos productos son caros por la carga impositiva y otros cargos, que nadie compra, siendo incompetitivos.

Es de desear que el FpV (residual) colabore con el jefe de Estado que procura normalizar la economía y salir del descalabro heredado, y así podamos colocar nuestros productos con valores competitivos, olvidándose de la devaluación del peso que lo único que hace es socavar el poder adquisitivo de los emolumentos y fabricar pobres, cómo aconteció con la caída de la Convertibilidad, que del peso por dólar, pasamos a casi cuatro por igual moneda. Y que la Argentina, con seguridad jurídica y reglas de juego claras y permanentes, atraiga las inversiones, que ahuyentó el kirchnerismo, para abrir fábricas, aumentar la producción de bienes y servicios para exportar, incrementar el salario real de la economía, reducir el desempleo y la pobreza. Como, asimismo, hacer tratados de libre comercio con las naciones aludidas y competir con productos por su calidad y buen precio, libre de impuestos que nadie compra.

Share