Por Luis Razzolini.-

Creo que pocas personas podrán descreer de esta aseveración. Basta observar su comportamiento en el último tramo de su mandato presidencial, que estimo, la historia recordará como la peor gestión desde el nacimiento de la patria.

Y no es que esté exagerando en nada, a pesar que se dieron durante la presidencia de su esposo y en parte de la de ella, las mejores condiciones internacionales para nuestro país por el precio internacional de la soja, lo que favoreció el ingreso fabuloso de divisas. Las dilapidaron sin que quedaran obras o mejoras para la gente, por el contrario nos deja sumidos en una debacle económica con gran inflación, producto fundamentalmente de su incapacidad, de su política de dejar tierra arrasada para las nuevas autoridades de gobierno, y a la emisión monetaria sin control que minó el valor de nuestra moneda.

Pero analicemos algunos hechos donde aflora esa maldad a la que hago referencia. Desde su negativa a entregar el bastón de mando al nuevo presidente, cual niña caprichosa si no se cumplían sus deseos y condiciones que imponía, pasando por como entorpecer la gestión de este, cuando unos días antes de terminar su mandato, la Corte Suprema convalidó el reclamo de algunas provincias por la restitución del 15% de la coparticipación, y luego ella lo hizo extensivo a todas las provincias a sabiendas que dejaba las arcas vacías y que las nuevas autoridades no podrían hacer frente a esa erogación.

Otro caso notable y que la pinta de cuerpo entero es aquel cuando llamó por teléfono al presidente del bloque del FPV José Ottavis, para frenar la aprobación del presupuesto bonaerense.

Ordenó a todos sus esbirros del FPV que se desempeñaban en Organismos autónomos del gobierno (AFSCA, Banco Central, Procuraduría General) a que no renunciaran, así se vio la lucha de Martín Sabbatella por conservar su puesto, y todavía debemos soportar a Gils Carbó, en la Procuraduría, que al definirse militante de un partido político, no cumple con el requisito de imparcialidad para ocupar ese cargo, en especial ante la posibilidad del juzgamiento de autoridades de su partido.

Cristina, desde su óptica miope y desde su escasa inteligencia, que algunos confundieron con su capacidad verborragia, no se da cuenta que al actuar contra el gobierno de Macri, actúa contra todos los argentinos. Todavía hoy nos afecta la destrucción del INDEC, que se llevó a cabo para que no se conociera la realidad sobre el incremento de la pobreza, y pudiera seguir sosteniendo el relato mentiroso de sus logros, el del país color de rosa que su mente enfermiza nos quería hacer creer.

Por su desastrosa gestión, y a pesar de haber sido advertidos, los argentinos nos quedamos sin energía, hoy muchos compatriotas sufren prolongados cortes de luz como causa de esos desatinos, además de los miles de millones de dólares que el Estado debe gastar por la importación principalmente de gas.

Nos dejó sin vacas, se perdió unos 10 millones de cabezas del stock ganadero, y no debido a una mayor exportación de carne, porque en eso Argentina también cayó del tercer puesto al décimo, por debajo de Uruguay y Paraguay.

Pero por sobre todo, dejó una sociedad dividida y envilecida por los planes sociales que alejó a la gente de la cultura del trabajo, un país de mentira donde todo estaba distorsionado por los subsidios, al transporte, a la electricidad, al gas, etc. Un poder judicial semi copado por los funcionarios militantes, en su intento del vamos por todo, que trabaron y cajonearon todo juicio por corrupción contra los funcionarios del gobierno.

En fin, la maldad, la soberbia, la incapacidad y la ignorancia, de la arquitecta egipcia nos condenó a todos los argentinos a sufrir y lamentar por esta década robada.

Por lo menos así lo veo yo.

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