Por Rodolfo Patricio Florido.-

Necesitan que todo estalle por los aires antes de fines de junio/julio porque si eso no sucede, el ajuste de las tarifas termina, la inflación empieza a bajar considerablemente, los sueldos comienzan a ajustarse por paritarias y los aguinaldos liberan presión de la economía, así, todo se habrá terminado para las esperanzas sucesorias de un peronismo cristinista atomizado, de presos procesados y presos por venir.

No les importa el país aunque se llenen la boca con mensajes a los pobres que ellos mismos crearon. Solo les interesa su abstinencia por el poder y sus temores por consolidar o engrosar la hotelería de Ezeiza y Marcos Paz.

Pero no todo es así en el peronismo. Un sector, no menor, percibe que el peligro de alimentar el caos se los puede llevar puestos a ellos también para servirle el peronismo en las manos de Cristina y así ayudarla a construir un regreso que no quieren ni sueñan, que es más una pesadilla que un objetivo. Ese sector, liderado por Urtubey, Pichetto y otros, sabe que si le da acceso a Cristina, se los devorará más por instinto que por la razón pura.

Cristina no puede con su naturaleza, ella es como el capitán Ahab, va por el poder como Ahab iba por la ballena blanca. Mentirá, ofrecerá recompensas, porciones de poder o lo que sea, pero al final, solo busca su satisfacción personal y esta es, el poder en su expresión más cruda y brutal… como decía Yabrán… “el poder es impunidad”

Cierta inocencia incomprensible atraviesa al peronismo. Le ofrecen volver para que se presente a internas del intervenido partido y corren el serio riesgo que responda… SIIII… voy a las internas. Ganarlas le resultaría muy fácil. Esa es, parafraseando la novela de Marcos Aguinis, la “Matriz del Infierno”.

La estrategia es; Agudizar los conflictos, construir un bloque peronista hegemónico bajo su tutela, desplazar a Pichetto, a los Gobernadores peronistas moderados, construir una nueva CGT con los llamados Movimientos Sociales de izquierda, las dos CTA, un Moyano domado a cambio de impunidad judicial, asustar a una Justicia que sabe que con Cristina la venganza será terrible y luego, finalmente, ir por el Poder, creando un estado de crisis de tal magnitud que a CAMBIEMOS le complique su supervivencia.

En otras palabras, hacerle a Macri lo que le iban a hacer a Scioli, que haga las correcciones, ordene las macro cuentas y luego, volver a disfrutar del distribucionismo que las cuentas ordenadas permitan.

Multiplicado a cada área, el esquema es básico. Pedir el pasado imposible -como retrotraer las tarifas al año 2016- para colapsar el presente y crear las condiciones para regresar en el futuro inmediato.

Cristina sabe qué; o logra esto o su destino es, como mínimo, la condena judicial de ella y muy probablemente la de sus hijos. Si Macri gana la reelección en un marco de una economía ordenada, inflación en retroceso con reducción de la desocupación y de la pobreza, esto, será bueno para el país pero será una lápida para el futuro de Cristina y de todos los que están acostumbrados a que el peronismo sea un partido hegemónico y no una alternativa electoral.

Cristina sabe esto y necesita desactivar a Macri y a María Eugenia Vidal… Rodríguez Larreta no le importa. Ella verá siempre a los porteños como una suerte de burguesía gorila irredenta. Pero la Provincia de Buenos Aires es otra cosa. Necesita recuperarla aunque para eso tenga que incendiarla. Cristina necesita que la bala de plata que puede ser María Eugenia Vidal, colapse con la ayuda de Intendentes aterrorizados y sectores de la Bonaerense también atemorizados por sus destinos amenazados por esta suerte de Heidi demudada en una cazadora de vampiros.

De nada le sirve castigar a Macri si esto entroniza a Vidal y la condena a perder por paliza. Cristina no puede controlar su naturaleza autoritaria pero no es tonta. De nada le sirve vaciar a Macri para entregarle el poder a Vidal. En el medio de todo esto, algunos peronistas otrora kirchneristas como Bossio, tratan de hacer alguna alquimia sin darse cuenta -o dándose- que su presunta moderación será atropellada por la ex Presidente.

En resumen, la batalla por venir en los próximos 60/90 días no es menor, de hecho, es probable que sea la última batalla que Cristina puede brindar. ¿Comprenderá el Gobierno (PRO – UCR – ARI) y el peronismo moderado la gravedad de este juego? Ojalá sea así, no comprenderlo sería como si 10 mojarritas pretendieran nadar democráticamente amparadas en su número en una pecera con una piraña.

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