Por Rodolfo Patricio Florido.-

Ayer afirmé en este espacio -y los hechos me dieron la razón- que “las elecciones del 2017 la obligarán a separarse del Partido Justicialista o a contentarse con cargos menores en importancia y en número. Un día después dijo en Tribunales… “hay que conformar un gran frente ciudadano”.

Cristina es tiempista y calculadora. No buscó los fueros porque sabe o imagina que los procesos no la llevaran a una condena antes de las elecciones del 2017 y ella sueña con ser Diputada Nacional, lo que es más fácil que ser Senadora porque para ese cargo tiene que salir segunda en algún distrito que la reciba y eso le será muy difícil, mientras que como Diputada puede encabezar una lista sabana de una nueva agrupación cristinista y entrar a pesar de algún fracaso electoral.

O sea, la ex Presidente tiene 1 año y 8 meses para obtener lo que su cálculo presume y la Justicia tiene también ese tiempo si no quiere que un fallo judicial termine como con Menem, disfrutando de la libertad merced a sus fueros senatoriales.

¿Por qué digo que encabezando una lista sabana? Muy simple, porque el nuevo Partido Justicialista que se está conformando no la tendrá en cuenta al punto de permitirle que lo lidere y que encabece una lista sabana. Quien vio esto es Daniel Scioli y por eso decidió no ir al acto que Cristina organizó para hablar luego de su primer paso por los tribunales. Scioli sabe o percibe que el Cristinismo camina a transformarse en una fuerza política de izquierda setentista aunque paquete y sin las convicciones revolucionarias conformadas sin dinero. Y Scioli, aún el dubitativo y verticalista Scioli, está muy lejos de esa definición y mucho más lejos aún respecto a buscar caminos por fuera del Partido Justicialista.

Alguien podrá preguntarse ¿porque Cristina no intenta participar de la interna peronista y hacerse del partido? Otra vez la respuesta es muy simple aunque concurrente y convergente en varios motivos a saber:

Primero, porque no lo lograría.

Segundo porque el peronismo identifica responsables de la derrota y ella es la principal.

Tercero, porque ella no acepta pertenecer sin liderar.

Cuarto porque ella solo se relaciona en un sentido más religioso fundamentalista que político verticalista. Exige que la escuchen, que no la contradigan y que la veneren más como una figura mesiánica que como una líder partidaria.

Quinto, porque fallecido Néstor Kirchner, Cristina no aceptará jamás ningún otro liderazgo dominante que no sea el propio. Con Néstor eran una sociedad política en la cual él tenía el 51% de las acciones y ella el 49%. Y, ahora, ella tiene el 100%.

Sexto, porque con Unidos y Organizados, Kolina, el Movimiento Evita, la Cámpora, Encuentro Nacional, la Federación de Tierra y Vivienda (Luis D´Elía), Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la agrupación HIJOS, la Tupac Amaru, dirigentes peronistas escindidos, entre otras organizaciones, más su propia base personal, tendría la suficiente masa crítica para aspirar al tercer o cuarto lugar electoral nacional, lo que le proveería muchos menos diputados y senadores que los actuales, pero mucho más verticalizados y obviamente radicalizados. Ella sabe que solo su presencia puede amalgamar estas organizaciones y proveer la dialéctica para una suerte de búsqueda épica que, en realidad, busca más satisfacer sus necesidades personales que auténticas convicciones revolucionarias y de clase.

En contrario a todo esto, el justicialismo se está refundando y busca más un liderazgo con consensos, fuerte pero no mesiánico, en donde, más allá de su estructura de conducción formal, pareciera comenzar a destacarse el Gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey. Mientras que lo que llamaría Panperonismo, o sea el Massismo, se orienta a sostener la heterogeneidad conformada por una base peronista (la primera disidente del kirchnerismo en el poder), independientes e incluso eventuales votantes del macrismo si este no encontrará las soluciones que busca durante el gobierno en ejercicio.

Si este análisis no está muy errado, cuando Cristina explicite más claramente su destino por fuera del Partido Justicialista, habrán Intendentes que deberán decidir si se van del peronismo como expresión partidaria o si se incorporan a esta suerte de fuerza de izquierdas testimoniales cuasi mesiánicas sin contenidos ideológicos formales más allá de un declamado Populismo sui generis, lo que los enfrentará con las izquierdas formales y con formación ideológica clara, que abrevan más en el leninismo, el trotskismo o el maoísmo, pero que no tienen nada o poco que ver con un Laclau combinado con el anarquismo de Mijail Bakunin.

En otras palabras y por último, cuando Cristina atraviese el momento del anuncio formal de un nuevo Partido, Movimiento o Agrupación, sufrirá nuevas deserciones aunque tenga algún transitorio momento de gloria mediática como el que obtuvo el miércoles 13 de abril cuando una prensa con algún signo de síndrome de abstinencia por 8 años de omnipresencia de Cadenas Nacionales y 4 meses de silencio, transformó un acto jurídico testimonial en una suerte de nueva Cadena Nacional que impactó fuertemente pero que difícilmente encuentre algún otro momento de impacto similar. Y esto sucederá así sobre todo si el Peronismo encuentra su nueva liderazgo y el macrismo surfea su peor momento con obras y anuncios sociales que compensen el sacrificio que; hasta ahora, solo han afrontado los sectores bajos y medios de la sociedad toda.

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