Por Manuel Lichtenstein.-

Hace mucho tiempo un periodista de mala leche le preguntó a un conocido actor si era homosexual. La pregunta logró el objetivo de poner en duda la sexualidad del actor implicado y aunque él afirmara su heterosexualidad, la pregunta caló más hondo que la respuesta.

No tengo pruebas tanto a favor como en contra, de que la acusación de bajo nivel y mala leche sobre una hecho corrupto de Fernando Niembro, que data del tiempo en que fuera uno de los titulares de la empresa en cuestión, Usina Producciones, fuera una actitud irreversible del cual Niembro no se puede rajar, pero si tengo la certeza que la actitud de bajarse como candidato a legislador en las elecciones de octubre de este año, le da una honorable chapa entre la gente que no desea involucrarse en bajezas que deshonran sin vuelta de hojas.

Mas ¿qué me dicen de todos los monto del setenta que componen el paquete del modelos de corruptos de todos los colores, encabezado por la Presidenta que comparativamente de lo que se lo acusa a Fernando Niembro, son una ristra de actitudes todas reñidas con la ética, la honradez y el buen desempeño de la función pública, que lo deja tan chiquito, que apenitas lo podes divisar?

Sin embargo, el cúmulo de poder qué la Presidenta, sus alcahuetes, aplaudidores y mercenarios, es tan gigantesco que me da la sensación que difícilmente logremos que la justicia de pronto, se cure de su enfermedad de impartir justicia a favor de los torcidos que disfrazados de derechos, dejan un tendal de victimas pagando por lo que no hicieron.

Lo que parece inevitable es que a medida que se arrima la fecha de pasar la posta de Cristina al elegido/a para reemplazarla y aunque sea Daniel Scioli el ganador de la batalla por el poder, se encontrará con un campo arrasado que únicamente con la ayuda exterior, si es que le da el piné para seducir a los probables inversores y ganarse su confianza para levantar el muerto que dejará Cristina, un cacho por inoperancia y otro porque quien no se resigna a la pérdida del poder como lo ejercía la otrora poderosa y maquiavélica patrona de la Estancia, procurará patear el nido sin contemplaciones.

Es tan manifiesto su programa de futuro sin claudicar de sus viles pretensiones de dominadora, que la imposición de Carlos Zannini como compañero de fórmula de Daniel Scioli, la tiene pensada como una alternativa para sustituirlo en la primera de cambio, en el supuesto caso que fuera electo presidente el 25 de octubre, por lo cual, su programa monto setentista con ribetes bien marcados de un estalinismo que, tanto por su formación política como la influencia directa de un energúmeno como lo fue Hugo Chávez, autor de los libretos que desde siempre le susurra, vivo o muerto, en las orejitas locas de la Presidenta.

Una más de Cristina que la pinta de cuerpo entero; se conduele de Aylan Kurdi, la criaturita que murió ahogada tratando de zafar del infierno que es hoy Siria, después de las consecuencias de la Primavera Árabe con tantos muertos y muchos encontronazos, que me extraña que no haya aparecido un mal nacido que le endilgue culpas y responsabilidades, criminalizando y demonizando a Israel como lo vienen haciendo desde que fue el supremo elegido vitalicio para pagar culpas ajenas, y ni una palabra por los pibes de todos los colores y también gente grande, que no mueren ahogados, mueren porque no contaron con lo elemental para sobrevivir como es el morfi, por lo cual se mueren dejando atrás para los recuerdos, una vida injusta e inhumana y que en la mayoría de los casos son culpas de este modelo y de todos los otros modelos que los precedieron.

Como si fuera una parte sustancial de los libretos del finado amiguito personal de Cristina, Hugo el bolivariano, lo que no se escucha desde los relatos, no existe.

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