Por Rodolfo Patricio Florido.-

Las explicaciones e interpretaciones para disimular lo que está pasando, no cambiarán el resultado si todos los actores distraen su atención de lo central. Esto es; que las izquierdas, en sus más diversas formas y matices, están cercando un movimiento sindical que supo ser inequívocamente peronista.

Así, el peronismo, político y sindical, ha quedado atrapado por la dialéctica políticamente correcta de minorías radicalizadas que no ganan elecciones nacionales pero si avanzan en los gremios, las comisiones de base y en una parte significativa del periodismo. Y no porque el periodismo transite esos extremos ideológicos sino porque está más preocupado por mostrarse sensible y progresista, enamorándose como Narciso de su propio reflejo, que por analizar o reflexionar sobre los efectos que conllevará que los reclamos salariales y la tensión social transiten caminos extremistas y / o anárquicos.

Curiosamente fue el propio peronismo (sector cristikirchnerista), el que prohijó el crecimiento de estas expresiones minoritarias pero que les marcan el camino de sus acciones, aún cuando no quieran recorrerlo ni actuar.

Lo cierto, es que cada vez más trabajadores, comienzan a sentir y pensar que de la mano del estilo y las demandas de un partido como es el Partido Obrero (trotskista e integrante de la IV Internacional http://www.po.org.ar/links-relacionados) y su expresión sindical el Polo Obrero u otros de similar orientación (FIT-Frente de Izquierda y de los Trabajadores), obtendrán mejores resultados salariales y de formas de trabajo. Si esto es cierto, falso o parcialmente cierto es anecdótico. Lo concreto es que cada vez son más los trabajadores que no se sienten representados por una dirigencia sindical peronista que oscila entre ser oficialista u opositora, en tanto que sus estructuras sindicales alimenten sus bolsillos y negocios personales y/o familiares. Y, como todos saben, la percepción es más importante que la verdad.

En el desprecio y rechazo que la ex Presidente Cristina Kirchner sentía por el sindicalismo peronista y su dialéctica (la de Cristina) de izquierdas “nac&pop”, muy probablemente pensada para distraer la moral ideológica mientras se saqueaba la república, se generó la brecha que durante décadas soñaron las izquierdas radicalizadas, copar parte del peronismo y copar los movimientos sindicales de esa extracción. Hoy, ese escenario está más cerca que nunca.

Lo que está sucediendo en el principal gremio docente es una muestra cabal de los hechos y sus consecuencias. Sea por motivos legítimos o cálculo político, el cristikirchnerista Roberto Baradel quedó atrapado por su lógica de conflicto permanente. El avance de la extrema izquierda trotskista (lista multicolor – Partido Obrero) que representa Romina Del Plá, se ha dado porque el conflicto permanente que representa Baradel le ha dado oxígeno a expresiones radicalizadas que en un contexto más racional no habrían encontrado el contexto necesario para que su fundamentalismo ideológico creciera como de hecho creció. Al punto de ser una amenaza real en las elecciones del próximo 17 de mayo.

Baradel quedó atrapado en su propia dialéctica peronista cristikirchnerista. No puede desacreditar por extremista a Del Plá porque sus reclamos y acciones son los mismos que hace Baradel, solo que más coherentes en el tiempo y menos oscilantes a las necesidades políticas circunstanciales que Baradel tiene cuando tiene que desescalar un conflicto por directivas políticas de la ex Presidente o por sus propias necesidades circunstanciales. Así, la coherencia radicalizada de Romina Del Plá, logró avanzar hasta controlar a 9 importantes seccionales como son; La Matanza, de donde es Del Plá; La Plata, de donde viene Baradel; y también Quilmes, Berazategui, Bahía Blanca, Ensenada, Escobar, Tigre y Marcos Paz.

Lo que era un imposible, hoy es una posibilidad cierta; que una expresión radicalizada trotskista, conduzca el gremio docente más grande del país y que, lejos de poder encontrar caminos de comunión, se radicalicen las demandas y sean más violentos los reclamos. En paralelo, Baradel aspira a conducir una CTA unificada. Claro que si pierde en mayo su sindicato o pierde más seccionales en manos de Partido Obrero, sus aspiraciones sobre la CTA quedarán sepultadas por su fracaso sectorial.

Nada le está resultando fácil al peronismo. Internamente está dividido en facciones muy enfrentadas desde lo ideológico y por las ambiciones de sus dirigentes. Su expresión sindical está siendo jaqueada por izquierda y por derecha. El triunvirato es un fracaso y no encuentran un liderazgo claro y aceptable para los tres referentes. Barrionuevo, Caló y Moyano, no dieron un paso al costado. Dibujaron una conducción a la cual delegaron parcialmente sus poderes en aras de reunificar forzadamente una CGT que a todas luces sigue dividida y expuesta al entrismo político y a la radicalización sindical. Pablo Moyano es el único que lo percibe pero no encuentra aliados ni siquiera en su padre.

No encuentran un conductor. Están yendo sin convicción real a un paro sin movilización en Abril, que probablemente termine cooptado por movilizaciones radicalizadas de la CTA, MILES, Quebracho, Poder Obrero, FIT, etc. O sea, terminarán siendo funcionales a los sectores más radicalizados que quieren que cada vez más sindicatos y comisiones obreras pasen a manos de sus dirigentes antes de dar el salto a la conducción de gremios que otrora eran peronistas.

Hoy por hoy parece irremediable que el movimiento obrero, otrora peronista, se vaya radicalizando en expresiones marxistas, trotskistas, anarquistas e incluso maoístas. Es como si no supieran como enfrentar este tipo de situaciones de manera distinta a la violencia que impusieron en la década de los años 70. Esos tiempos terminaron y el rechazo democrático a ese tipo de violencia los ha dejado inertes frente a los planteos extremistas. No saben qué hacer y se nota. Los corren una y otra vez por izquierda y terminan aceptando por incapacidad dialéctica que la izquierda les marque el camino a seguir. Están tan preocupados por sus propias cuotas de poder y de negocios que están perdiendo la visión estratégica de su pasado y de la construcción de su futuro. Están tan preocupados por ser políticamente correctos que perdieron su esencia de origen e intentan expresarse de manera progresista siendo que no sienten la ficción que actúan… y se nota. Aunque muchos no sepan cómo expresarlo, todos perciben el desorden mental de quienes los conducen.

En resumen, el peronismo tiene un problema… el sindicalismo peronista tiene un problema. No encuentran una conducción a la que seguir con vertical pasión. Están perdiendo su esencia y no se están dando cuenta. Saben cómo hacer daño pero no saben hacia dónde dirigirse luego. Massa está afuera debiendo estar adentro, Cristina está adentro debiendo estar afuera y Urtubey espera que este absurdo se resuelva antes de ir por la conducción del PJ.

Moyano, Caló y Barrionuevo no deberían haberse ido y ahora ya no pueden volver. Daer, Schmid y Acuña, no deberían estar y ahora no saben cómo salir. El enojo y las necesidades culturales de volver los mantienen activos. El problema que tienen es que no todos quieren ir hacia el mismo lado, ninguno quiere irse y ninguna sabe como quedarse. En otras y finales palabras. No hay Conducción y, el peronismo político y sindical no sabe qué hacer sin una Conducción. Hoy por hoy, las ambiciones personales de todos los actores son más fuertes que su capacidad de renunciamiento.

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