Por Luis Américo Illuminati.-

Sólo a un tonto se le puede ocurrir organizar o instituir en una conferencia de prensa el «Día del Zurdo», mencionando a Ginóbili, Charly García, Guillermo Vilas y a otros y omitir deliberadamente a Diego Maradona y luego, en una aclaración posterior, disculparse por la omisión queriendo hacer creer que no fue a propósito. Más lo oscureció al tema porque nadie le creyó. Se prendió fuego a lo bonzo. Este asnal homenaje no fue ni siquiera un furcio o un blooper sino un tiro con arco donde la flecha disparada volvió como un bumerang. Es imposible que se le olvidara o no supiera que Maradona era zurdo. Adorni pudo salir airoso si cuando en el momento en que un colega le hizo notar que no mencionó a Maradona, hubiera tenido otra actitud más sagaz que decir lacónicamente y escuetamente «Ah, sí Maradona». Más allá de los problemas con la droga que tuvo en vida y los escándalos que protagonizó con sus hijos extramatrimoniales, no se le puede negar a Maradona sus méritos futbolísticos. Adorni al ningunearlo a Maradona hizo lo mismo que se hace en el derecho de familia cuando se omite a un coheredero en la sucesión: una intermisión. Lo cual revela que el vocero presidencial Manuel Adorni es un tonto de capirote, como aquellos tontos de solemnidad, tontos vocacionales de la Edad Media que llevaban largos bonetes de forma cónica en la cabeza. La ex vocera Gabriela Cerruti pecaba de tan ligera, apurada, vertiginosa como una liebre desbocada para hablar y despachar a los colegas y dejarlos en ayuna y en ascuas. Por su lado, y en contraste no ejemplar, el vocero Adorni luce por su forma de hablar y sus acotaciones en cámara lenta similar a una tortuga sin su caparazón y esgrimiendo una espadita de madera, con una parsimonia que no es la del quelonio que le ganó a Aquiles la carrera alrededor de la tierra, la aporía de Zenón de Elea para negar el movimiento. Aporética -callejón sin salida- fue la idea peregrina de Adorni de meterse en un berenjenal y quedar atrapado en él, cavar una fosa para cazar una fiera y caer de bruces en el hueco. Festejar «el día del zurdo» es algo parecido a festejar el día del cabezón, del bizco, de narigón, del calvo, del pelapapas o del papanatas. De estar en condiciones Jorge Lanata, quien se encuentra delicado de salud e internado, en su programa PPT habría elegido a Adorni como «el boludo de la semana» o del año. Nadie está exento de tal calificativo, pero cuando alguien es el vocero presidencial no puede cometer semejante torpeza y ganarse para él y el gobierno que representa un gol en contra, además del repudio de millones de argentinos a los que les ha caído pésimo la omisión de Maradona. Adorni produce el mismo sentimiento de fastidio que Gabriela Cerruti, sin empatía ni carisma ni otra virtud destacable. Bajó drásticamente la ventaja política para las próximas elecciones que el gobierno de Milei había conseguido sobre el kirchnerismo merced al escándalo de la denuncia de la ex primera dama Fabiola Yañez contra Alberto Fernández. La «boutade» de Adorni ha logrado un «hándicap» que le quita de 5 a 10 puntos a la imagen ganadora de Milei. Su insólito «comunicado de prensa» supera los límites del asombro y la estulticia cuando se verifica que toda la hinchada de Boca Jr. desplegó a lo largo del estadio de La Bombonera una bandera o pancarta reivindicando a Maradona y repudiando al vocero Adorni, de quien, si bien es injusto juzgarlo por la cara, en este caso sería mejor que usara un antifaz y se dejara un bigote como el personaje del Zorro, su cara sería entonces más interesante para que la gente lo acepte y haría que se ría un poco, lo cual es mucho mejor que el enojo y el deseo de arrojarle tomatazos. Nos parece que el presidente Milei debería buscarle otro lugar donde no tenga que dar la cara todos los días y dar explicaciones.

Share