Por Jacinto Chiclana.-

Amigos españoles me cuentan que en su tierra circula un chiste en respuesta a nuestras crueles bromas sobre gallegos (palabra con la que englobamos a la totalidad de los nacidos en España, sin importar regiones).

Dicen por allí que el mejor negocio que existe en el mundo es comprar un argentino por lo que vale y venderlo luego por lo que cree que vale.

Como también dicen que cuando el río suena es que agua trae, algo de cierto hay en ese chascarrillo popular que nos pinta como soberbios, altaneros y prepotentes, además de algo pagados de nosotros mismos y propensos a la universalidad de los conocimientos.

Dicho en otras palabras, creemos que las sabemos todas y cualquier materia nos es dócil.

A la vez que somos tan patéticamente proclives a caratular y etiquetar alegremente a personas o situaciones, nos encantan los títulos que pretenden, con una sola palabra, definir a las personas de arriba abajo y de afuera hacia adentro.

Así, nos gusta más decir “el marcador de punta” o el “zaguero”, que mencionarlo simplemente como “el jugador de fútbol”.

Nos encantan las personas de lenguajes floridos y rebuscados, quedamos embelesados como serpientes enamoradas de la flauta y el atrapante vaivén del encantador.

Con aquellas personas con facilidad de palabra, tenemos empatía, aunque embelesados por la cadencia de sus voces, casi siempre estudiadas e impostadas, no percibimos que nos están enroscando la víbora.

Ante un hecho periodístico cualquiera, aun antes de conocer las causas, nos enredamos con las conclusiones apresuradas y casi siempre infundamentadas, de analistas gestuales, psicólogos de la imagen, grafólogos, especialistas en el manejo de la ira y toda una parafernalia más de pseudo eruditos que, invitados a los noticieros o programas de actualidad, nos describen las situaciones, sacando conclusiones que casi siempre terminan siendo una sarta de boludeces insignes.

Imposible no recordar la gran cantidad de analistas gestuales que desfilaban por cuanto canal de TV existe, explicando los rasgos de potencial violencia familiar e incapacidad de manejar la ira, de ese pobre hombre que luego apareció junto con su familia con el auto volcado al costado de la ruta, combinando nuestra estupidez innata al descalabro de las instituciones que, no sólo desoyeron las denuncias al respecto, sino además decían que rastrillaban, pero se llevaban el combustible para sus autos particulares.

Con sólo una instantánea del padre de familia cuando abonaba un peaje, decenas de chantas deseosos de fama rentada lo despellejaron intentando convencernos de que era capaz de matar a toda su familia y luego huir, o en el mejor de los casos, suicidarse.

Así somos. Como culebras cautivadas por el sonido de la flauta, nos encajan a esos analistas expertos para que nos describan lo que todos nosotros, aun con pocas neuronas funcionando, seríamos capaces de descubrir por nuestra cuenta.

Y cuanto más rótulos o títulos tenga el disertante invitado, mejor todavía, pues en razón de sus pergaminos, nos convencen de sus santas palabras y sus infalibles predicciones.

En este mundo nuestro, donde sacar patente de progre paga dividendos apreciables, los que nos atiborran la croqueta con análisis e interpretaciones están a la orden del día.

Si bien es cierto que la gente de algo tiene que vivir, existe una manada de especímenes de variado linaje y variopintos pedigrees que nos entregan sus “sesudas” interpretaciones y pensamientos y lo declaman como si sus conclusiones fueran “la verdad revelada”.

Y como aquí todos sabemos de todo, no nos es extraño verlo a Maradona analizando las posibilidades de subsistencia de la Constelación de Andrómeda, o a Brancatelli filosofando sobre la esencia de los setenta, aunque aún no constituyera él siquiera una promesa.

Infinidad de personas que a lo largo de los años han obtenido, gracias a nuestra natural filantropía intelectual, patentes varias, analizan y desmenuzan no sólo la actualidad, sino además incursionan con brevet de pilotos expertos en cuestiones del pasado, que ni vivieron ni tienen la más puta idea de cómo fueron realmente, si no fuera que les entregaron o compraron el libreto sin siquiera revisar su autenticidad.

Es decir, van paseando por Lavalle y compran el pasquín que les ofrecen al grito de “salió la nueva ley… con el estatuto de…” Y a lo mejor lo escribió Osky con ganas de ganarse algún manguito extra.

Somos truchos, admitámoslo.

Una señora auto y públicamente titulada y reconocida como “filósofa y ensayista” sale a desmenuzar las cuatro o cinco cosas que pudo hacer Macri en estos pocos días y a decir que le resulta “aburrido”, “la mata”.

Claro que para preparar el terreno, antes dice que nunca fue kirchnerista.

Es decir que primero se aparta para dejar sentado que no habla por apasionamiento militante sino más bien su palabra vale doble por “ser quien es”.

Así, porque alguien la invitó pensando en sus blasones intelectuales, expresa sus sesudas lucubraciones, diciendo, entre otras cosas, que la política tiene que estar en manos de los políticos y no le gusta que el manejo de los ministerios esté en manos de empresarios y gerenciadores y no en manos de políticos de carrera.

Señora, la felicito por sus seguramente merecidos títulos de “filósofa y ensayista”, aunque más allá de que el peronismo la apasione, usted de la historia no aprendió nada de nada.

Dado que no soy ni filósofo ni ensayista, ni siquiera pícaro aficionado, se lo voy a expresar en lenguaje poco ortodoxo:

Aquí, en la República Argentina, desde el Perón que la apasiona inclusive, hasta ayer o antes de ayer… ¡los políticos no han dejado de hacer cagada tras cagada…!

Pero fíjese que, en cambio, respeto que a usted Macri le resulte aburrido.

Y por eso, voy a hablar con un muchacho amigo que milita en Cambiemos, para que le diga a Mauricio que, en lugar de las famosas cadenas nacionales, organice un bailando con todos los ministros y la tiente a usted con un buen contrato, para que concurse en pareja con Julio Bárbaro. Quién le dice que no llega a finalista y nos pega un sopapo a todos.

Mamma mia… ¡qué razón tienen los españoles…!!

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