Por Luis Américo Illuminati.-

«Si no hubiera sido por el Gral. San Martín -llamado el Santo de la Espada, el Padre de la Patria, el Abuelo Inmortal- aún estaríamos siendo una colonia de no sé de qué potencia. Bendito el día que vino al mundo y el día que se embarcó a su lugar de origen impulsado por su amor a la libertad de los pueblos» (Discurso de mi padre pronunciado el 17 de Agosto de 1963 en la BAM CRV).

Resulta muy triste comprobar que en la Argentina es tan cierta la máxima de la vida de Cristo de que nadie es profeta en su tierra. Una verdad que se puede resumir en una sola palabra: ingratitud. A José de San Martín se le puede aplicar el poema de Antonio Machado:

«Todo pasa y todo queda
Pero lo nuestro es pasar
Pasar haciendo caminos
Caminos sobre la mar
Nunca perseguí la gloria
Ni dejar en la memoria
Nunca perseguí la gloria
Caminante, son tus huellas
El camino y nada más
Caminante, no hay camino
Se hace camino al andar
Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino
Sino estelas en la mar.
Hace algún tiempo en ese lugar
Donde hoy los bosques
se visten de espinos
Se oyó la voz de un poeta gritar
Caminante no hay camino
Se hace camino al andar
Golpe a golpe, verso a verso
Murió el poeta lejos del hogar
Le cubre el polvo de un país vecino
Al alejarse le vieron llorar
Caminante no hay camino
Se hace camino al andar
Golpe a golpe, verso a verso
Caminante no hay camino
Se hace camino al andar».

Boulogne-sur-Mer es un lugar maravilloso que se halla en la costa del Canal de la Mancha, en el norte de Francia, y es un lugar de gran simbolismo para los argentinos, porque allí pasó los últimos días de su vida el general San Martín. En ese lugar, el 17 de agosto de 1850 el Libertador dio su último suspiro y entregó su alma al Creador. Uno se pregunta cuáles pensamientos pasaron por la mente de San Martín en sus últimos momentos. Se nos ocurre imaginar que lo mismo que el profeta Isaías repasó su vida y su vocación, la liberación de su patria oprimida y alabó al Señor por enviarle la inspiración de tan sagrada misión: la emancipación de la tierra que lo vio nacer.

La casa de Boulogne-sur-Mer donde vivió San Martín está ubicada en la Grande Rue 113, la cual aún se conserva. Allí funciona un Museo dedicado a la vida y obra del Libertador, lugar de peregrinación de muchos argentinos. El día 24 de octubre de 1909 se hizo un acto con un magnífico desfile, con la presencia de autoridades argentinas y francesas, invitada al mismo una nieta del libertador y en el momento que caía una tenue lluvia -como si el cielo llorara- fue descorrido el velo que cubría la estatua en honor de tan grande hombre. En ese momento, el poeta Belisario Roldán, orador oficial del gobierno argentino, pronunció aquellas palabras guardadas para la eternidad, que llevan como título “Padre nuestro que estás en el bronce”.

“Padre nuestro que estás en el bronce… cuando sobre el polvo de todos nosotros haya pasado rodando la caravana implacable de los años y al beso de los soles y las lunas haya envejecido esa frente de bronce, aquellos hijos de nuestros hijos que recorran Europa sientan descubierta la cabeza y arrodillada el alma, que tiembla en sus corazones la plegaria sin palabras de todas las gratitudes…”

Si Belisario Roldán viviera hoy y contemplara la actual decadencia que desfila orgullosa como una reina impúdica, añadiría a su discurso. «Cuando sobre el polvo de todos nosotros haya pasado rodando la caravana implacable de los años y al beso de los soles y las lunas haya envejecido esa frente de bronce, no tenga tu memoria y tu espíritu el dolor de una mayor ingratitud que oscurezca el presente y el porvenir de la patria».

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