Por Juan Manuel Otero.-

El lamentable múltiple asesinato y posterior suicidio de Chucky, es apenas un triste capítulo más en esta sociedad enferma en la que la ley ha pasado a ser apenas un rollo de papel higiénico.

Digo lamentable porque pudo haberse evitado la muerte de su suegra, su vecino y el gravísimo estado en que se encuentra su novia con un balazo en la nuca. Si la justicia hubiera sido aplicada por funcionarios competentes, este joven, con tantas causas criminales a cuestas, debería haber permanecido en la cárcel, pero…

La perversa “doctrina garantista” elaborada por la mente enfermiza del Dr. Zaffaroni y aplicada por sus minusválidos alumnos, ha logrado en una década que los delincuentes purguen sus reiterados crímenes con apenas un par de meses de cárcel y sean beneficiados con la “prisión domiciliaria” por “buena conducta” en un trámite express que ni siquiera tiene en cuenta los informes del cuerpo médico forense que evalúe la peligrosidad de su reinserción social. Con la alegre anuencia de juez y fiscal, el beneficio liberador se aplicará de inmediato…

Es así como vemos a diario reincidencias de conductas criminales llevadas a cabo por individuos que deberían estar en prisión, sometidos al estricto régimen carcelario quienes, sin embargo, vuelven a la calle de la mano de estos jueces mal llamados “garantistas”. Y digo mal llamados, porque la única garantía de sus actos es el caos, es la muerte de inocentes, es la impunidad llevada al extremo.

No alcanzarían varias páginas, ni habría memoria que las contenga, si quisiéramos enumerar cada crimen cometido por estos lamentables personajes, los que no hubieran sucedido de cumplir los criminales su condena. Violadores, asesinos, estafadores, traficantes, en fin podemos citar todas las tipificaciones del Código Penal y no nos equivocaríamos, todos ellos entran y salen alegremente de su breve paso por la cárcel… y todos ellos vuelven a delinquir… y vuelven a entrar… Y vuelven a salir.

Y esta abulia judicial, este aberrante incumplimiento de sus funciones por parte de los jueces ha provocado no solo el aumento de la criminalidad, sino que es la causa directa de una comprensible aunque también ilegítima reacción popular. Si los jueces no actúan tomemos la justicia por mano propia…

Y es así como vemos a diario linchamientos sufridos por ladrones que no pudieron escapar a tiempo y al lamentable asesinato para robar un reloj, un celular o un par de zapatillas, no sigue la cárcel con prisión efectiva, sigue la “justicia popular”, entonces si el criminal no es lo suficientemente rápido, las turbas ciudadanas caerán sobre su humanidad con lamentables, cuando no fatales, consecuencias.

Esto es gravísimo, por un lado los criminales sueltos, por otro la ciudadanía que ha perdido la confianza en la justicia y toma la ley por mano propia, la ley de la selva, el Far West, el Talión, cualquier cosa, por aberrante que sea, reemplaza a la inacción de nuestras autoridades.

Los jueces hacen la plancha, el Ministerio de Seguridad se conforma con lanzar un patético protocolo antipiquetes que ha sido un fracaso rotundo porque no se atreven a ponerlo en práctica, y el Secretario de Derechos Humanos se encuentra muy ocupado homenajeando a los terroristas traidores a la Patria, pero los derechos humanos de los ciudadanos de a pie parece que no existen para estos funcionarios.

O tal vez no sepan que transitar libremente sin ser asesinado es también un derecho humano… y que pese a que no pusimos bombas, no asesinamos inocentes, no nos alzamos contra un gobierno democrático, no fuimos traidores a la Patria, pese a todo ello, también tenemos derechos humanos.

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