Por Malú Kikuchi.-

De acuerdo con el diccionario, desolación significa “sensación de hundimiento o vacío provocado por una angustia, dolor o tristeza”. Hasta la Biblia habla de desolación refiriéndose al hombre afligido porque cree que ha sido abandonado por Dios.

Es cuando no se encuentra consuelo posible. Lejos de cualquier etimología razonable, en argentino básico, desolación se referiría a un mundo sin sol. Y es lo que nos pasa. Estamos hundiéndonos en una ciénaga, bajo un cielo gris que no nos deja ver el horizonte.

La sensación es horrible y no se debe a una imaginación delirante. Es hija de un desgobierno por parte del Presidente. Un manejo sin ideas y con demasiada ideología ejercido por la vice presidente y un personaje, la 3ª pata del FdT, que hace de “correveydile” entre las partes.

La coalición gubernamental está quebrada y lo hace ostensible ante la ciudadanía. La vice que inventó al candidato presidencial y que le prestó sus votos para que ganara, hoy se esfuerza para que se crea que Ella no tiene nada que ver con este desastre.

Como es imposible a esta altura saber qué piensa el Presidente, qué ideas tiene, si es que las tiene, es lógico pensar que todos los desequilibrios económicos que nos aquejan, han sido impulsados por la vice y aceptados con mansedumbre por el Presidente.

Salvo el acuerdo con el FMI, muy, pero muy amable para con la Argentina, CFK no ha estado de acuerdo con ninguna medida que partiera del ejecutivo. La que maneja el gobierno es Ella y desde la renuncia de Martín Guzmán es más visible.

La economía está desquiciada. Silvina Batakis, la única que aceptó el ministerio de economía, hizo declaraciones televisivas muy chocantes (viajar al exterior es atentar contra el empleo ¿?) y luego recitó como un mantra el acuerdo con el FMI.

El problema es que los mercados no le creyeron. Como el Presidente dijo una cosa y luego casi todo lo contrario. El resultado en este momento es un US$ blue a $295 y un contado con liqui que pasa los $ 300. Los bonos argentinos caen. El riesgo país, sube.

La inflación del mes de junio fue de 5,3%, la de mayo de 5,1% y la de marzo fue de 6,7% y encendió todas las alarmas. Los economistas calculan, con moderación y temor, que para fines de año estaría en el 85%. Un futuro desolador.

Mientras CFK en nombre del senado y Sergio Massa como presidente de la cámara de diputados, aumentaron el 69% los sueldos del congreso. Por ahora. ¿Ese es el ejemplo que quieren darle al pueblo? Un cachetazo al sentido común, pagamos esos sueldos. Y los subsidios.

En los allanamientos a los punteros de las organizaciones sociales, se han encontrado demasiados pesos y dólares. Una puntera de 2ª línea que “ahorró” US$ 50.000, en un audio confiscado por la justicia le pregunta a su jefe qué hace con el celular, tirarlo, enterrarlo, sacarle el chip ¿?

Mientras, hay chicos con hambre. Los gerentes de la pobreza se quedan con el 2% de los planes de los subsidiados. Los pocos que pagamos impuestos mantenemos todo, los 3 poderes y las FFSS. La inexistente educación y la mala salud (también las pagamos).

Se necesitan dólares, pero los exportadores además de retenciones pagan los insumos con US$ blue y reciben dólares a precio oficial, $135. Un asalto. No permiten las importaciones, ende faltarán medicamentos y casi toda la industria tiene algún elemento importado.

Volvemos a Aldo Ferrer, “vivir con lo nuestro” que es el equivalente a morir con lo puesto. El Banco Central le sigue dando a la maquinita. El país se inunda de pesos que sirven para poco. La ideología manda, las ideas no aparecen. La desolación es total.

No sirve que renuncie Alberto Fernández si no lo hace acompañado por la vice. Ella es demasiado peligrosa con su obsesión de otra constitución que no prevea un poder judicial. Y faltan 16 meses y medio para que termine este funesto mandato.

Desolación equivale a tristeza, aflicción, angustia. Estoy desolada. Perdón por la realidad.

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